Trino Márquez 10 julio de 2019
@trinomarquezc
El
detallado y filoso informe de la doctora Michelle Bachelet acerca de la
situación de los derechos humanos en Venezuela tuvo efectos cataclísmicos sobre
el régimen de Nicolás Maduro. Hasta el momento de su publicación, Maduro había
asumido el papel de víctima. El gobernante de un modesto país latinoamericano
estaba siendo acorralado con sanciones financieras por la primera potencia
militar y económica del mundo. ¡Qué asimetría! Los fariséicos principios de la
no injerencia, la soberanía de las naciones y la autodeterminación de los
pueblos, estaban sirviéndole para ocultar los desmanes, maquillar la corrupción
y barnizar la insondable incompetencia de su administración. A los mandatarios
más incautos, o más oportunistas, según el caso, Maduro lograba enternecerlos
con el cuento del bloqueo económico, los castigos contra Pdvsa y las
limitaciones para negociar los bonos y papeles venezolanos. Con el reporte de
la Bachelet se produjo un giro copernicano.
La
violación de los derechos humanos es sistemática y continua. Todos los espacios
de la vida social están siendo vulnerados. El derecho a la salud, a la
educación, a la libre información, al empleo digno, a la disidencia política y
a vivir en Venezuela. No hay rendija que no haya sido taponada. En los
hospitales escasean las medicinas y los aparatos quirúrgicos. En la educación,
faltan profesores y maestros. Los medios de comunicación están mediatizados por
la censura oficial. El empleo es precario y los salarios miserables. La
oposición es perseguida, encarcelada, asesinada o lanzada al exilio. El
deterioro global de la calidad de vida arroja a cada vez más venezolanos al
exterior; la diáspora no para de crecer. En medio de este cuadro calamitoso,
los países afectados por el éxodo se preguntan, ¿dónde fue a parar el torrente
de petrodólares que durante casi una década ingresó a Venezuela y que hubiesen
servido para desarrollarla y convertirla en una potencia económica regional y
hemisférica? Ya las excusas y justificaciones no son creíbles. Maduro, además
de arruinar la nación, la martiriza. Incumple principios esenciales de todo
gobernante. Resulta evidente que solo le interesa permanecer en el poder por el
placer morboso que le produce. En ese camino, los gobernantes de las naciones
más poderosas de la Tierra no están dispuestos a servirle de comparsa. No
aparecerán asociados a un personaje que, además de arruinar la nación en el
plano material, la ultraja sin misericordia.
El
reinicio de la ronda de discusiones en Barbados es efecto del giro que
introdujo el informe Bachelet. Las descalificaciones de Maduro, Cabello,
Arreaza y Tarek William solo han servido para reafirmar lo que señalan esas
líneas. El régimen ha quedado al descubierto. Para el Alto Mando la situación
también cambió. Permanecer atado a un grupo de civiles que utiliza la Fuerza
Armada para quebrantar los derechos humanos, no resulta cómodo. Esa clase de
delitos no prescriben, según establece el Estatuto de Roma.
La
combinación entre el informe de Bachelet y las sanciones internacionales
formaron una mezcla letal para Maduro. No le será sencillo evadir la suerte. A
Barbados, la oposición llega más fortalecida que en cualquier otro momento.
Según ha trascendido, uno de los puntos centrales de la agenda es la
realización de elecciones presidenciales
en menos de un año a partir del momento que se logre el acuerdo. Otro tema
importante se relaciona con el levantamiento de las sanciones. El primer asunto
corresponde estrictamente a los factores internos que se encuentran reunidos:
gobierno y oposición. El otro se relaciona con una variable externa: Estados
Unidos y la Unión Europea, fundamentalmente. Las sanciones solo se reducirán si
los países que las adoptaron evalúan que hay una actitud sincera de parte de
Maduro. Si la ronda fracasa por su tozudez, el castigo se acentuará. Vendrán
peores días para el régimen, y más dramáticos para los venezolanos.
La
oposición, por su parte, deberá entender que si bien Maduro está muy debilitado
y aislado, aún le queda la opción de no ceder. Puede permanecer engrapado a
Miraflores, aunque arrastre al país hacia una ruina aún mayor. Puede aferrarse
a sus incondicionales: la milicia, la GNB, los colectivos, las Faes, los
reductos del ELN, los presos de Iris Varela.
Las
negociaciones en Barbados, o donde sea que se realicen, deberán llevarse
adelante con sentido pragmático y realista. En la actualidad, la salida
electoral cuenta con un amplio respaldo. Hasta China y Rusia, que no son
precisamente modelos democráticos, están de acuerdo con que la solución de la
crisis nacional se fundamenta en una consulta comicial creíble y confiable para
las partes en conflicto.
El
informe de Michelle Bachelet, junto a las sanciones, reabrió las posibilidades
de un acuerdo para resolver el conflicto. Le corresponde a la dirección
opositora concretarlo. No se dejen avasallar por los guerreros del teclado. El
país sensato los acompañará.
Trino
Márquez
@trinomarquezc
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