Juan
Guerrero 11 de julio de 2019
@camilodeasis
Los
ciudadanos lituanos en 2014 se vieron envueltos en lo que bien se podría
denominar la Primera Guerra Cibernética del siglo XXI. Convertidos en modernos
defensores, aguerridos y victoriosos elfos, un grupo de usuarios de las redes
sociales (RRSS) se enfrentaron a sus enemigos, troles rusos, quienes guiados
por la política expansionista del moderno zar imperialista, trataron de
infiltrarse para desestabilizar al gobierno de Lituania.
En las
RRSS se ventilan pequeñas refriegas bélicas, de carácter cibernético, pero que
influyen, condicionan y generan posiciones en la toma de decisiones de Estado
en política, economía y el ámbito militar. Son estás las llamadas guerras de
quinta generación. Todas de forma virtual pero orientadas a desestabilizar al
potencial enemigo a quien se desea vencer, dominar y controlar. Todo ello de
manera muy aséptica y virtual.
Parte
de estas guerras cibernéticas están siendo adelantadas usando los llamados bots
–programas informáticos- para infiltrar información falsa –fake news- de manera
múltiple y también con usuarios, haters –odiadores- cuya función es básicamente
la de difundir odio, rabia y rencor por las RRSS.
Los
odiadores son usuarios que vagan por el mundo virtual a la caza de incautos y
grupos de opinión, para llamar la atención a través de mensajes que tienden a
crear confusión, desconfianza, duda y provocan como respuesta, los mensajes de
agresión verbal, ofensa y amenaza, generando la discordia y la ruptura de
grupos comunitarios.
Son
individuos políticamente incorrectos, ingeniosos, burlones, cínicos y que
construyen con su humor negro, medias verdades participando en sus temas
favoritos: farándula, religión y política.
Usualmente
se instalan en la construcción de mensajes cortos, banales y exagerados. Sobre
cualquier tema mantienen su principio que les identifica: Haters gonna hate; es
la premisa de todo hater. Sea cual sea el motivo, un odiador siempre te va a
odiar. Esa es su obsesión.
Porque
los odiadores siempre van a creer tener la razón y para ello provocan al Otro
buscando la manera de ridiculizarlo y resaltar sus posibles flancos débiles,
que siempre serán objeto de burla.
Todo
tema de actualidad viene a ser considerado por un odiador, porque a través de
ellos se siente con derecho a opinar esperando que el ingenuo usuario responda
para, inmediatamente, construir mensajes para exponerlo al escarnio público con
frases de odio, ironía y burla.
Los
odiadores en las RRSS siempre te van a odiar, no importa lo que hagas para convencerles.
Su principio y fin será generar odio, discordia, disputa, división y rencor.
Esa es su naturaleza. Para ello, sino le invitan ellos se inmiscuyen en las
conversaciones de los grupos de opinión, sea por WA o TW o TG, sus más buscados
medios y canales de difusión.
El
odiador demoniza al semejante. Busca cualquier flanco débil del Otro para
descalificarlo, ridiculizarlo y dejarlo en evidencia. La ironía, la burla
constante y su fino humor negro le caracterizan. Nunca busca ser convencido
porque su naturaleza es la de aparecer siempre como lo que es, un odiador de
oficio.
En
años recientes a los odiadores se les ha estado controlando, bien con
denuncias, la generación de códigos de ética, o bien con lo más sencillo,
unfollow o bloqueo como mecanismos de control.
Para
algunos usuarios estos odiadores bien pueden ser objeto de tratamiento
psicológico por aparecer como alterados mentalmente. Sin embargo, ello no es
tan sencillo ni tan simple. La realidad es mucho más compleja si se indaga a
mayor profundidad de las aparentes simplicidades. En ello actúan redes de redes
que tejen una descomunal telaraña de intereses, con ganancias no solo que
monetizan, también montan y quitan gobiernos, crean guerras reales y controlan
poblaciones en todo el mundo.
Es difícil
la existencia de los odiadores en las RRSS. Porque si bien ellos pululan en el
mundo virtual de las RRSS. Su desenvolvimiento cotidiano en ellas, se realiza
en el propio margen, borderline, entre la verdad-mentira que es la
realidad-virtual de eso llamado, postverdad. Esa categoría de creencia de lo
semejante, parecido a lo verdadero que se fortalece cada día y se potencia a
través del tratamiento formal de las fake news y el avatar de quien construye
su otro rostro y su otro nombre.
Juan
Guerrero
@camilodeasis
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