Por
Fernando Facchin B., 05/02/216
El
régimen adolece de incapacidad moral, entendiendo esta como sinónimo de
barbarie, es la tendencia al exterminio, la manipulación de las masas, la
aprehensión del terror, la lujuria sangrienta, la manipulación mediática
plagada de mentiras y engaños reiterados sobre la realidad del país,
ocultamiento de la delincuencia elitista del oficialismo y su respectiva
impunidad. La “ética” política del oficialismo es la “ética de resultado” la cual sólo atiende al aferramiento del
poder por cualquier medio, todo es válido y,
un gobierno basado en el vandalismo político es: moralmente incapaz, en
consecuencia degrada las masas hasta envilecerlas, degradación que hoy es
endémica y posiblemente irreversible.
El
régimen está plagado de vicios para los cuales se exige el ocultamiento bajo la
orden de la obediencia ciega, como en caso de “granadas en piñata” y
“explosivos en sillas de bebe”, “armas de guerra en presidios usadas como
fuegos artificiales” bajo la mirada complaciente del “gorilismo bolivariano”,
la complicidad solidaria propia de un neofascismo manifiesto en el régimen
mediante el cinismo como método de acción política, el populismo descarado y la
abolición del estado de derecho y a esto se le agrega el reciente caso “CVAL”.
Hay
que recordar que tanto el fascismo como el nazismo se distinguían por utilizar
frases, slogans, mitos, símbolos, mártires, vestimentas uniformes, grandes
infografías sobre personajes siniestros expuestos en forma mítica, con un falso
interés por la patria.
El
régimen y las instituciones bajo su dominio servil, han perdido la autoridad moral
y con ello la credibilidad. Con la pérdida de la autoridad moral han
desaparecido los “Principios Fundamentales” de la CRBV (Arts. 1,2,3), en
consecuencia, es imperiosamente necesario, construir una nueva moral pública
mediante un gobierno moralmente capaz, es la única salida posible para frenar
la espiral del descontento, la desconfianza, la incertidumbre y el escepticismo
social.
Ante la gravedad de la realidad nacional, el
régimen no da respuestas que se correspondan con el reclamo social y su
hartazgo de tanto abuso, violencia, impunidad y solidaridad cómplice con la
delincuencia en todos sus niveles, incluyendo el contubernio del oficialismo
con los “pranes” (conejos y conejas) y la obediencia indebida de las
charreteras del “gorilismo nacional bolivariano”, que ni forja libertades, ni
se le divisa el “honor”.
El régimen está catalogado con un “Régimen Forajido”,
fracasado en su gestión fundamental, vulnerador de los DDHH, con reglas propias
de una comunidad de bandidos, con la única finalidad de preservar el poder y la
rapiña sobre el erario público, en definitiva, el régimen sí adolece de
incapacidad moral para regir los destinos del país, si en Miraflores hubiera
estructura moral se presentaría la renuncia de inmediato, la cual reclama a
gritos la mayoría. El país exige una “Salida de Emergencia”.
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