Alberto Dorremochea s.j
Un saludo a todos los que
están celebrando los 50 años del Gumilla. Soy cofundador con José Luis
Echeverría y Gerardo Monreal de los Sociales de Barquisimeto en el año 1.966,
dos años antes del Gumilla de Caracas, al que nos anexamos como el Gumillita de
Barquisimeto cuando vimos que el recién fundado Gumilla de Caracas tenía unos
horizontes similares.
El Gumillita fue el fundador
de más de doscientas cooperativas de ahorro y crédito, algunas de consumo y las
tan famosas cooperativas funerarias. Las funerarias de Barquisimeto, Caracas,
Falcón y Maracaibo son obras nuestras. Y las cooperativas de Lara, Yaracuy,
Portuguesa, Trujillo y casi todas las de Caracas son actividades del Gumillita.
Pero una de las actividades
educativas más importante fue la cooperativa formada entre los caficultores de
Lara, Portuguesa, Trujillo y una comunidad de Barinas. Al principio se llamó
CRAMCO, pero al quedarnos solos los larenses se terminó denominando Copalar.
Aquí estuvimos más de treinta años y por lo tanto hay muchas anécdotas que
contar. Pero al tener que escribir no sé cuántas podré narrar.
El puente que hay en
Villanueva sobre el río portuguesa lo hicimos nosotros el año 1.978 con la
colaboración de las comunidades que iban a ser la base de la cooperativa. Un
puente curioso pues tenía puerta de acceso con candado. Y tenían llave sólo los
toyoteros que habían colaborado con mil bolívares para la compra del cemento,
las vigas y cabrillas empleadas en su construcción. Desde el comienzo les
enseñamos a los caficultores que toda ayuda que se les hiciera tenía que
pagarla. Había 60 llaves, tantas como dueños de Toyota que habían cotizado.
Algunos se reían de nuestra puerta, pero cuando llego el invierno y crecieron
las aguas, entonces se cayó en la cuenta de la importancia de haber colaborado.
Solo pasaban los que tenían llave. El puente está celebrando su 40 aniversario.
Claro, ya está sin puerta.
Ya fundada la cooperativa,
el P. Vicente un sacerdote australiano que atendía aquellas montañas, se metía
con el P. Dorre diciendo que: sí, el P. Dorre mucho café, pero poca fe.
Y a los jesuitas nos llamaba
jesuitos, pues el al aprender castellano siempre le dijeron que la A era
femenino y los jesuitas no podían ser algo femenino, por tanto, lo correcto era
jesuitos.
Cuando vinieron Micheo y
Martín (calavera) a trabajar con los campesinos la gente decía: al Dorre se le
ocurren las cosas, el Micheo las analiza y examina y el Martín las ejecuta.
Micheo montó una
planta eléctrica en otra comunidad de campesinos para que tuvieran luz.
Instalaron todo, los cable y bombillos por las casas, probaron y todo funcionaba
bien. Y al volver al mes siguiente a visitarlos, se hizo de noche y no había
luz. Les preguntó si no tenían gasolina. Y el jefe de la comunidad le contestó:
¿Para qué luz si es de noche?
Los caficultores que
llegaron a ser ochocientos producían unos 20.000 quintales de café y llegaron a
exportar durante doce años a Europa tres contenedores anuales. Y ellos son los
que cobraban en dólares. Llegó Chávez y acabó con la cooperativa al quitarles
los dólares y la exportación.
Contaría más cosas, pero el
tiempo no da para más. Les deseo una feliz reunión.
Abrazos desde esta lejana
tierra (El Nula).
07-02-18
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