Andreína Itriago 16 de marzo de 2018
Mónica
Villamizar tiene 35 años y es oriunda del estado Zulia, fronterizo con
Colombia, al extremo noroeste de Venezuela. A los 20 años viajó con su esposo a
Caracas en búsqueda de un futuro mejor para la familia que aspiraban a formar.
A finales de 2017, le tocó partir sola al país vecino para socorrerlos a todos
y pasó a ser parte de los 4 millones que expertos locales aseguran han migrado
en los últimos 15 años del país sudamericano.
Como
Mónica, 64% de los venezolanos que están ingresando a Colombia lo hace por
motivos laborales y económicos, según cifras de la Organización de Naciones
Unidas (ONU) y que se presentaron este miércoles 14 de marzo en una sesión
especial de la Comisión de Política Exterior de la Asamblea Nacional (AN)
venezolana.
En el
encuentro abordaron la diáspora como un “desafío para la región
latinoamericana”, especialmente para Colombia, e hicieron propuestas para
atenderla.
Con el
empleo del marido de Mónica como conserje de un edificio en la capital
venezolana y el trabajo de ella como empleada doméstica han logrado levantar a
tres hijas. Pero ningún año fue tan difícil como 2017. Al día, con doble turno
de trabajo, Mónica no llegaba a ganar ni el equivalente a un dólar, al cambio no
oficial. Sin embargo, era mucho más de lo que ganaba su esposo, que al mes
percibía el equivalente a unos 6 dólares.
Conseguir
alimentos se hacía cada vez más difícil, por los altos precios y la escasez.
Los días que les correspondía comprar productos regulados hacían largas filas
fuera de los supermercados desde la madrugada. A veces perdían la jornada
laboral e igual salían con las manos vacías.
Por
otra parte, los padres de Mónica comenzaron a padecer enfermedades y las
medicinas no se conseguían o eran muy costosas en el mercado negro. En
diciembre finalmente tomó una decisión que pensó muchos meses: se iría a
trabajar a Colombia para poder enviar dinero a Venezuela.
Ahora,
los miembros de su familia forman parte de los 3 millones de venezolanos que
reciben remesas de familiares en el exterior. De acuerdo con cifras expuestas
durante la sesión especial de este miércoles por el exembajador y profesor de
la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, Óscar Hernández Bernalette, nada
más en 2017 los venezolanos en el exterior enviaron al país 289 millones de
dólares en remesas.
Aunque
dejó a la familia que formó en Caracas, Mónica no se fue sola. Una de sus
hermanas partió con ella. Ambas se instalaron en casas de familias para
trabajar como empleadas domésticas en la ciudad colombiana de Valledupar, a
tres horas de Maracaibo, su ciudad natal en Venezuela.
Pronto
se les unirá una tercera hermana. Como esta última, cuatro de cada diez
venezolanos tienen planes de irse del país en los próximos 12 meses, según
estudios que mencionó Hernández Bernalette. Los familiares de las hermanas
Villamizar son como los tres de cada diez venezolanos que –recordó el
exembajador– actualmente tienen al menos un familiar fuera del país.
Desde
Valledupar, Mónica cuenta a la Agencia Anadolu que dos cosas le han sorprendido
del que asegura es su hogar temporal, pues pertenece al 20% de emigrantes
venezolanos que desea regresar a su país en el corto plazo, al que el sociólogo
venezolano Tomás Páez Bravo hizo referencia durante la sesión de este
miércoles. “Aquí hay bastante comida, hay de todo, pero es horrible la
discriminación”, dice Mónica.
Sin
embargo, agradece no estar en ciudades fronterizas, donde asegura que el
problema es peor. No se lo han contado: ella vio cómo sus compatriotas se
instalaron en improvisados campamentos en plazas, solo con “bolsos” y
“sillitas”.
Caso Colombia
Hernández
Bernalette, quien es pionero en capacitación migratoria, aseguró que Colombia
se ha convertido en el principal receptor de migrantes venezolanos. Habla de
más de 400.000 venezolanos en el país, mientas que otros como el exalcalde
opositor venezolano, Omar Lares, refieren que hay hasta 700.000 venezolanos en
Colombia. Este último número coincide con el que presentó el ministro de
Defensa colombiano, Luis Carlos Villegas, el pasado 27 de febrero.
Lares,
quien desde hace siete meses está exiliado en Cúcuta, participó vía Skype en la
sesión de este miércoles y recordó que cuando llegó a Colombia, a diario,
25.000 venezolanos atravesaban la frontera. Ahora, dice que hay días, sobre
todo los fines de semana, en los que cruzan hasta 90.000 venezolanos.
La
presión por la enorme cantidad de venezolanos que llegan –manifestó– se ha
comenzado a sentir en Cúcuta, donde antes asegura que el recibimiento era
cordial. Como él, la periodista venezolana que coordina el movimiento Voluntad
Popular en Bogotá, Francine Howard, aseguró durante la sesión, también vía
Skype, que ha habido un cambio en el recibimiento de los venezolanos en
Colombia, sobre todo en el último año.
Sin
embargo, ambos coincidieron con los expertos en que la situación en la zona
fronteriza es complicada, tanto para venezolanos como para locales. El ex
alcalde Lares se refirió a problemas que Mónica vio al llegar a Colombia:
todavía hay venezolanos durmiendo en las calles y muchos de ellos caminan por
horas hasta ciudades como Bucaramanga e incluso hasta la capital.
Howard
se refirió también a otro grupo de la diáspora que asegura ha aumentado
considerablemente en los últimos meses, especialmente en Colombia: el de los
perseguidos políticos. “Es un tema complejo porque el refugio en Colombia
demora meses. Mientras (…) la persona no puede trabajar, ni producir y si no
produce no tiene cómo vivir”, lamentó.
Durante
la sesión de este miércoles, otros emigrantes venezolanos se refirieron a la
situación de sus compatriotas en países como Perú, Argentina o Ecuador, donde
aseguraron hay 115.000, 70.000 y 60.000 venezolanos, respectivamente.
Manifestaron que se enfrentan a problemas comunes como el desamparo de los
consulados venezolanos, el subempleo y la explotación laboral, la exclusión y
la xenofobia, el desmembramiento familiar e incluso, en el caso ecuatoriano,
denunciaron “trata de personas”.
Problema complejo
Todos
los que intervinieron durante la larga sesión de la Comisión de Política
Exterior de la AN de este miércoles coincidieron en la necesidad de organizarse
para atender a la diáspora venezolana, que los expertos prevén seguirá
creciendo.
El
presidente de la comisión, el diputado Luis Florido, anunció la creación de una
comisión especial migratoria para ocuparse del asunto.
“Con
el apoyo de algunas embajadas vamos a hacer una plataforma de apoyo. La
Comisión de Política Exterior va a designar en cada ciudad del mundo donde haya
venezolanos un enlace con la AN”, explicó a la prensa este miércoles, al tiempo
que aseguró que este “esfuerzo organizativo” contribuirá a que los venezolanos
se instalen en los distintos países del mundo.
Por
otra parte, el diputado informó que trabajarán en una ley para el regreso del
migrante.
El
parlamentario aprovechó la oportunidad para reforzar el llamado que hizo el
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), quien
solicitó a los países receptores "protección internacional" para los
venezolanos, con "acceso al territorio", "estancia legal,
protección temporal o acuerdos de estancia", "accesibilidad a los
mecanismos", sin importar la fecha de entrada al país, "acceso a los
derechos básicos", y "garantías de no retorno", debido a las
condiciones en Venezuela.
El
profesor Hernández Bernalette se refirió al origen del problema: “Las políticas
públicas del gobierno (venezolano) para atender este fenómeno son inexistentes.
Por el contrario, ha desarrollado una política para descalificar al nacional
que emigra y la de prestar la mínima atención al fenómeno”.
El 15
de febrero de este año, el presidente venezolano Nicolás Maduro se refirió a la
diáspora y aludió a “laboratorios mediáticos” que, a su juicio, presentan una
situación alejada de la realidad: “Hay venezolanos que se han visto tentados a
irse a otros países, y es su derecho, pero el éxodo masivo no es como lo
pintan, es mucho menor”.
Un día
después, según reseñaron portales locales, les envió un mensaje a los
emigrantes con la esperanza de que regresaran, al alegar que en ningún otro
lugar conseguirán los beneficios que tienen en Venezuela.
Sin
embargo, ese mismo día, su ministra de Asuntos Penitenciarios, Iris Varela, lo
contradijo al decir en una entrevista en el canal del Estado que los emigrantes
venezolanos eran “frustrados de las guarimbas”, en relación con las protestas
de 2014 y 2017 en contra del gobierno de Maduro, y que no debían regresar
nunca.
“Mientras
perdure la crisis política, económica y social en Venezuela, la oleada
migratoria seguirá en aumento, especialmente hacia Colombia, Ecuador, Perú,
Brasil, Chile”, acotó el exembajador Hernández Bernalette.
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