Por Henrique Capriles
Mienten. Todos en el régimen
mienten. Desde Nicolás Maduro hasta cada uno de los replicadores de sus
falacias. Mienten con descaro. Acaba de empezar el mes de septiembre y aquellas
medidas que anunciaron el 17 de agosto amenazan con convertirse en uno de los
experimentos económicos más irresponsables en la historia. Con cinismo le
mienten a su propia militancia, los manipulan y los usan como carne de cañón en
una crisis indetenible que han atendido de manera irresponsable, llevando el
hambre y el desespero de la gente a dimensiones prácticamente asesinas.
Ya desde Consecomercio han
declarado que todos los comerciantes han sido afectados de manera negativa por
esas medidas insostenibles. María Carolina Uzcátegui, su presidenta, ha
explicado que “el gobierno nos ha sumergido en una incertidumbre que tiene a
los comerciantes temerosos de tomar decisiones”.
La gravedad del asunto es
tanta que una cuarta parte de los negocios no han podido abrir porque sus
propietarios no tienen idea sobre cómo hacerle frente a la locura decretada en
Miraflores. Y mientras eso pasa, un prófugo de la justicia como Valentín
Santana amenaza con robar a los comerciantes que áun no sepan cómo hacerle
frente a un escenario imposible de llevar adelante.
Dicen que sacan el pueblo a
la calle, pero sólo tienen el compromiso pagado de sus paramilitares armados.
Dicen que apoyarán a los comerciantes, pero ponen a unos sujetos a las puertas
de sus negocios para amenazarlos. Dicen que éste será un programa de
recuperación económica, pero en dos semanas sólo hay más inflación, menos poder
adquisitivo y cincuenta aumentos en los productos de la canasta básica antes de
que alguien haya cobrado su primer sueldo.
Amenazan y mienten. Matan de
hambre al pueblo y mienten. Sólo saben hacer eso: mentir y generar
incertidumbre.
Tan irresponsable han sido
las medidas, que ni siquiera en el propio gobierno han definido cómo resolver
los ajustes de salario. ¡Así de irresponsables son! En PDVSA, por ejemplo, el
propio director laboral advirtió que en la petrolera habrá quienes tripliquen
la cifra del salario mínimo, pero no le explica a nadie cómo será la escala
salarial. Y ya todos pudieron ver al propio Ministro de la Defensa Padrino
López diciéndoles a los militares que aquella escala que tenían se acabó,
confesando que a estas alturas no tienen una tabla lista. ¡Y eso es el propio
gobierno cuando es patrono! Me pregunto si los paramilitares también amenazarán
a PDVSA y a las Fuerzas Armadas con saquearlos, cuando este lunes quede en
evidencia que en ninguno de las dos instituciones saben cómo resolver el caos
en que nos hundió el último experimento de Nicolás Maduro.
Porque este desastre tiene
que ser el último.
No podemos permitir que los
caprichos y desmanes de sus irresponsabilidades en las políticas públicas
terminen por hacer que el país quede en escombros. Porque se nos está
terminando de derrumbar y es urgente articular una propuesta concreta, que
detenga de una vez el avance del régimen pero también el de las falsas
expectativas que muchas y muchos les andan metiendo en la cabeza a la gente, de
una manera tan irresponsable como las del propio oficialismo.
Y ante todo este panorama,
tal como lo dije en el programa del martes pasado, siento la responsabilidad de
pedirle excusas a nuestro Pueblo porque aquí no hay una oposición que trabaje
cohesionada. Nos dividieron, desarticularon y hay que asumirlo, porque si no lo
asumimos será imposible resolverlo. Nos dejamos desarmar las estrategias y no
estuvimos a la altura de lo que esperaba la gente. ¿Pero vamos a paralizarnos?
¿Le vamos a dar esa papaya al régimen en su peor momento? ¿En verdad se pueden
hacer llamar “líderes nacionales” quienes, en lugar de construir una salida
para todo este desastre, se han puesto a fantasear que presidirán una
transición que ni siquiera están ayudando a conjurar. ¡Y lo peor es que se
gastan una fortuna en eso, en lugar de sumarse en la labor de hacerle ver a la
gente que tenemos que ser gobierno porque además tenemos las soluciones reales
al desastre!
A mí esto me recuerda cuando
en 2013 nadie más quería hacerse cargo de enfrentar una crisis y a más de uno
le aparecieron las mezquindades y debilidades. Se paralizaron. Escurrieron el
bulto. Y entonces empezaron a hacer más bulla que propuestas.
Está visto que en nuestra
política, no todo el mundo está dispuesto a hacerse cargo, a dar la cara, a
quedarse para decirle a la gente la verdad. Ni en 2013 ni ahora. Sin embargo,
tal como en 2013, siempre salen los vendedores de humo a ofrecerle a la gente
cosas que no pueden cumplir y que siempre serán eso: humo y fantasía.
Me preguntodónde aprendieron
a hacer política, que creen que con sólo repetir y repetir una mentira
construyen algo.
Existe un escenario real e
inevitable. El diputado y Presidente de la Comisión de Finanzas Rafael
Guzmán ya lo dijo: la inflación de agosto se prevé entre 400% y 500%. La propia
Comisión Delegada del Parlamento debatió el alcance de las medidas económicas y
ya se registran precios que tienen un aumento de hasta 6% por día. ¡Por día! ¿Y
el gobierno qué hace? Mete presos a los comerciantes, cuando los únicos que
deberían ser juzgados y apresados son los irrsponsables que están detrás de
este apocalíptico déficit que está asesinando la esperanza en Venezuela.
Y aquí hay una clave
perversa en el avance implacable del régimen: en las nuevas medidas económicas
lo único que persiguen es nuestra claudicación. Nos golpean en el ánimo con la
crueldad de quien está dispuesto a hacer que los niños pasen hambre si eso
significa quitarle la esperanza a un pueblo de que las cosas pueden cambiar. Y
nosotros no podemos permitirlo. Menos ahora. No así.
Y para lograrlo buscan sacar
lo peor de nosotros. Por ejemplo: manipulan para que haya quienes celebren la
detención de unos comerciantes, como si fueran ellos los culpables de la
hiperinflación y no el gobierno.
Celebrar la detención de
unos trabajadores es celebrar la propia destrucción, pero esto forma parte de
la estrategia del gobierno. ¿Por qué? Pues porque hacen que te conviertas en su
cómplice, a cambio de un producto que mañana nadie podrá reponer. Hacen que
olvides que en un contexto normal tú podrías escoger dónde y a qué precio
comprar. Hacen que le eches la culpa a otro, cuando en el régimen están los
únicos responsables de este desastre.
Todos sabemos que el carnet
de la patria es una agresión directa contra los derechos humanos, un artefacto
de control social, una versión moderna de la esclavitud. ¿Pero cómo se le pide
a un anciano que vive de su pensión que en nombre de una lucha que nadie le ha
explicado en qué consiste, no se saque el carnet de la patria y deje de cobrar
su pensión? Y menos si del otro lado los vendedores de humo sólo sueltan una
palabra tras otra, sin al menos permitirle imaginar una compensación.
Septiembre comienza desde el
caos que producirá un esquema que decidió subirle los impuestos a la gente y
bajárselo a las petroleras, un esquema que sigue teniendo 90% de transacciones
electrónicas porque a estas alturas no hay efectivo suficiente, un esquema que
convertirá a la gasolina en una amenaza y en una distracción.
Septiembre comienza con los
pensionados protestando, los empleados públicos pidiendo revisar los salarios y
las tropas (más los trabajadores petroleros) en la incertidumbre de no saber
cuánto ni cómo van a cobrar.
Septiembre comienza con un
conflicto entre el gobierno y los transportistas, con negocios cerrando y
yéndose del país, con una preocupante normalización de los apagones y cortes de
servicio de agua.
Intentan sacar lo peor de
nosotros. Sin embargo, cuando veo a mis compatriotas yéndose de nuestras
fronteras a pie sé que lo hacen por desespero, pero también porque somos un
pueblo grande, un pueblo fuerte, un pueblo bueno que necesita cohesión del
liderazgo opositor, objetivos claros y una defensa de la esperanza.
No hay tiempo para vacilar.
Se nos está acabando el país y quien no asuma su cuota de responsabilidad se
equivoca. Yo los invito a trabajar en serio. No hay tiempo para habladurías ni
estupideces propias de quien tiene una pretensión que no podrá cumplir jamás si
no trabajamos de la mano.
Demos razones verdaderas
para que nadie pierda la esperanza. Nadie. Sólo el Pueblo tiene la fuerza para
detener esta locura acompañado por un liderazgo responsable que permita vencer
definitivamente la oscuridad.
¡Dios bendiga a los
venezolanos hoy y siempre!
02-09-18
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