Fernando Mires 16 de abril de 2017
Todo
indica que la manifestación convocada por la oposición venezolana para el día
19 de Abril (19-A) marcará un hito. Será sin duda la más grande demostración de
masas ocurrida en toda la historia de Venezuela.
A fin
de ayudar a entender el carácter y sentido de esa manifestación, he redactado las
siguientes siete tesis.
1. Importante es remarcar que, en contra de lo
que han supuesto algunos sectores no organizados de la oposición, dicha
manifestación no obedece a un llamado insurreccional. Hasta el momento en
ninguna convocatoria se lee, “a salir del gobierno”, o algo parecido. Que así
pueda suceder como consecuencia de este u otro acontecimiento, nadie lo puede
vaticinar. Venezuela atraviesa por una situación en la cual cada suceso puede
revertir sobre otro, generándose así dinámicas imposibles de ser previstas.
2. Se puede afirmar, sin embargo, que nunca en
toda la historia del chavismo y del madurismo las condiciones han sido tan
desfavorables para el régimen. El aislamiento internacional de Maduro es casi
total. En América Latina solo lo apoyan las dictaduras cubana y nicaragüense y
el autoritarismo boliviano. El repudio de los gobiernos democráticos europeos
es general. Ni siquiera las dictaduras militares del siglo XX lograron concitar
tanto rechazo. En el plano interno es minoría absoluta. La situación económica
es catastrófica y no hay visos de recuperación. A Maduro solo lo sigue una
clientela cada vez más disminuida, una cúpula militar corrupta y grupos de
ilegales para-militares. Por otro lado, la oposición nunca ha estado tan unida
como en estos últimos días. Las fisuras producidas entre la ciudadanía y sus
parlamentarios ya están cerradas. Las multitudes han perdido el miedo y
enfrentan con manos y piedras a tropas armadas hasta los dientes. En fin, para
decirlo en términos directos, la dictadura agoniza. Si esa agonía será breve o
larga, es una pregunta que nadie puede responder.
3. La convocatoria del 19-A ha sido redactada
como protesta en contra del golpe de estado al parlamento, golpe que culminó
con la anulación de la AN por el TSJ. Pero como ha señalado la mayoría de
quienes se ocupan de estudiar el caso venezolano, no fue ese un golpe
repentino. La anulación de la Asamblea fue un golpe más en una cadena de golpes
asestados a la Constitución, a la democracia y al pueblo. Tal vez, el más
decisivo, el más evidente, el más grosero. Golpes precedentes fueron dados al
revocatorio (constitucional y electoral) y a las elecciones regionales pautadas
para el 2016 y 2017. La cadena golpista ha continuado en la reciente
inhabilitación a Henrique Capriles. Esa es la razón por la cual la protesta en
contra del golpe será, inevitablemente, una protesta en contra de toda la
dictadura de Maduro. Pues la naturaleza de la dictadura es golpista. Detener el
golpe –como reza la convocatoria al 19-A- significa detener a la dictadura. El
golpismo es la dictadura. La dictadura es el golpismo.
4. El 19-A se encuadra dentro de la más
estricta continuidad con la historia de la lucha antidictatorial. Esa lucha ha
sido definida por sus cuatro puntos cardinales: pacífica, democrática,
constitucional y electoral.
5. La convocación a elecciones fue, antes del
golpe a la AN, la principal exigencia de la oposición. Pero después del golpe a
la AN las exigencias pasaron a ser dos: elecciones y devolución de su soberanía
a la AN. Lo último pasa por la inmediata destitución de los magistrados
golpistas. A esas dos exigencias, y surgidas de la propia lucha, han sido
agregadas otras dos: anulación de la inhabilitacioes y disolución inmediata de
los grupos para-militares.
6. Las elecciones (regionales o generales), la
reivindicación constitucional de la AN, el fin de las inhabilitaciones y la
disolución de los para-militares, no son puntos separados entre sí. Constituyen
un todo. Cada uno depende del otro. Cualquier intento del régimen por sacar del
contexto a una o a algunas de esas cuatro exigencias, debería ser considerado
como una simple coartada destinada a engañar y a dividir a la oposición.
7. El llamado a elecciones, a las cuales el
régimen podría aceptar como una posibilidad de sobrevivencia, debe ser
entendido como un llamado a la celebración de elecciones libres. Pero no puede
haber elecciones libres con un parlamento secuestrado, con políticos
ilegalmente inhabilitados, y con grupos armados disparando en contra de la
ciudadanía.
Por muy repetida que sea, la frase no deja de
ser cierta. El 19-A el pueblo venezolano tiene una cita con la historia.
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