Por Javier Antonio Vivas
Santana
La situación
militar es cada vez más precaria. Al igual que el resto de las
instituciones y servicios públicos y sociales, los espacios militares son un
caos. En los diferentes comandos y destacamentos, no hay comida para la tropa.
Los soldados, sargentos y oficiales de reciente graduación o bajo rango se
encuentran en una situación de angustia por los bajos salarios.
Los hospitales militares intentan mantenerse a flote en el medio del
naufragio asistencial que subyace en los demás centros de salud del país.
La corrupción en la
cúpula militar es descarada y despreciativa sobre el pueblo de Venezuela.
Existe una mafia de generales que piensan que el poder les pertenece y los
civiles somos sus esclavos. Es tal el nivel de abuso de poder, que el ministro
de la “defensa” hasta la fecha, no ha podido desmentir que su familia vive
fuera del país, a pesar de que éste vive pregonando que el madurismo es el
mejor gobierno que hemos tenido en la historia.
El ejército y la “guardia
nacional” se convirtieron en fuerzas de choque contra la población que sale a
protestar por comida, medicinas, inseguridad o colapso de los servicios
públicos. Desgraciadamente, los parámetros de formación militar para los
soldados o efectivos militares de tropa de estas fuerzas cambiaron tanto en su
currículo como en su doctrina de conocimiento castrense. Además que son
“graduados” en forma “express”, no tienen el mínimo estudio en derechos
humanos y principios de valores democráticos. La única
“formación” que reciben es la “defensa revolucionaria” y lealtad al madurismo.
La nueva tropa militar sólo
está formada para perpetuar a Maduro y su cúpula en el poder y ello implica, de
ser necesario, arremeter contra cualquierdisidencia
Si usted se atreve a
preguntarle hasta las capitales de los estados a estos jóvenes “militares” se
encontrará con una inmensa laguna no sólo de ignorancia geográfica, sino que en
cuanto a los dominios esenciales en el marco histórico son realmente
degradantes de nuestra gesta libertaria. La nueva tropa militar sólo está
formada para perpetuar a Maduro y su cúpula en el poder y ello implica, de ser
necesario, arremeter contra cualquier disidencia, aunque los motivos
sean por la necesidad de sobrevivir en el medio de la barbarie humana.
Asimismo, la reciente
detención de un grupo de nueve militares por supuesta “traición a la patria”, sumada
a las acciones que se han hecho contra el general Raúl Isaías Baduel, así
como la aprehensión
del capitán Caguaripano y las denuncias que
existen sobre éste último que no han sido desmentidas por las autoridades²,
comprueban que la Fuerza Armada se está rebelando cuando menos en su principal
componente, aunque no podemos obviar que dentro de la Aviación militar y la
Armada también existen grupos de efectivos que también están pasando muchas
necesidades junto con sus familias.
En cuanto a la “guardia
nacional”, la misma se ha convertido en el principal soporte de la corrupción,
el contrabando, y la represión ciudadana en compañía de los colectivos
armados, o sea, los grupos paraestatales que defienden al madurismo, y cuyas
apariciones públicas develan la naturaleza criminal del gobierno. Esa fue la
razón por la cual liquidaron, a pesar de que se habían rendido, a Óscar Pérez y
su grupo rebelde.
Con tales hechos de por medio,
el madurismo intenta por cualquier vía cercenar los derechos de los
ciudadanos. Por ello, arremeten contra el disidente del neototalitarismo, el
general Miguel Rodríguez, primero cuando lo “inhabilitaron” para impedir una
eventual candidatura presidencial, y ahora al detenerlo de manera ilegal,
suponemos para acusarlo de cualquier vinculación “Insurreccional” con el
propósito de intentar encarcelarlo y degradarlo, para que sea objeto de una
suerte parecida a la del general Baduel.
El madurismo intenta aplacar las
aguas turbulentas que lo envuelven, tratando de ir a contracorriente, cuando la
verdad es que cada vez que se mueve en ese sentido, está siendo arrastrado
hacia el centro del remolino. En otras palabras, aunque en la praxis sus
jugadas políticas demuestren que tiene “todo bajo control”, cada día que pasa
existe un pueblo civil y otro uniformado que en cualquier momento terminará
unido con un solo fin: acabar políticamente con quienes acabaron con Venezuela
y sus instituciones en lo jurídico, económico y social.
Maduro busca un culpable ante
una posible revuelta militar. Lamentablemente, si su actitud de terquedad lo
lleva a encarcelar a Miguel Rodríguez Torres, tendrá que saber que su nado en
contracorriente terminará por llevarlo hasta lo más profundo de esas aguas. A
propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
14-03-18
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