Por Santiago Boccanegra
Este martes 6 de marzo se
vio de nuevo a una sociedad civil activada, cuyos representantes dieron discursos
que dieron cuenta de cómo realidades grupales terminan siendo reflejo de un
drama nacional, masivo. Nadie escapa de la precariedad económica, de la escasez
de alimentos, de la vulnerabilidad en salud.
Lo más relevante de la
ocasión fue, en todo caso, la confirmación de que tantos y tantos sectores
están al corriente de cómo vive “el de al lado” y conoce, también, que la
solución de unos pasa necesariamente por la de todos. Es valioso, por tanto,
que un mismo recinto agrupe a empresarios y trabajadores, patronos y
sindicalistas, académicos, universitarios, estudiantes, Iglesia, obreros,
vecinos, activistas… La lista se hace innumerable.
El evento desarrollado en la
UCV dio espacio a todos, a pesar de las consabidas diferencias en las visiones
que de la situación nacional tienen, por ejemplo, la familia de Neomar Lander
con Nícmer Evans. Pudiéramos incluir cualquier otro contraste, pero lo medular
de la cuestión es la necesidad y aspiración de articulación.
Ese fue el gran logro del
acto: dar cuenta de una declaración de intenciones conjunta, de un llamado
amplio, a luchar en favor del cambio. Estamos en año electoral y quizá por
primera vez la palabra “cambio” fue mentada tantas veces y con tanta fuerza;
algo extremadamente inusual y, tocará evaluar, quizá tardío.
La noción de cambio -de
gobierno, de situación, de vocerías, de liderazgos, de realidades- vuela en
todo estrato social, en cualquier espacio de interacción ciudadana, pero hasta
ahora nadie había evocado el término acompañado de una emotividad, un
propósito, más que una consigna. El asunto no es poca cosa, siendo que en
esa Aula Magna se concentraron actores sociales de toda índole.
Se insistió en el combate al
hambre, en la imperiosa necesidad de restaurar unas condiciones de vida
decentes en un país que ha duplicados sus índices de pobreza en apenas cuatro
años, hasta considerar en ese estrato al 87% de toda la población, según la
Encovi 2017. También en la exigencia de apertura de un canal humanitario, de la
atención al poder adquisitivo, a la atención de la crisis de salud y de
productividad. Y se dijo todo, a sabiendas que nada será posible con este
gobierno en Miraflores, que todo pasa por una sustitución de quienes manejan el
Estado y ven a su población morir. Y todo ello está muy bien, es correcto, y
llenó a muchos del espíritu ciudadano necesario para afrontar nuevas y
definitivas luchas.
Sin embargo, queda la duda
de si esa declaración de intenciones de una articulación superior en función de
ese cambio, de una unidad “real” en torno a un propósito, puede concretarse. Y
no solo porque se dijo demasiadas veces y por diferentes voceros que se está
esperando que el triunfo “nos sorprenda”, pues se trata de buscarlo y no solo
de verlo llegar, sino porque en los detalles es donde surgen las trabas.
Uno de los pocos objetivos
concretos dichos como conclusión en este encuentro es replicar la ocasión en
otros recintos universitarios.
El rector de la UCAB, José
Virtuoso, hizo votos por ello y, por tanto, esa otra casa de estudios está
abierta para ello, como era de esperarse. Pero eso no basta. Ya en 2017 vimos
un evento en la UCAB que reunió a Henrique Capriles, Julio Borges, Freddy
Guevara, Nícmer evans, Miguel Rodríguez Torres, Eustoquio Contreras y hasta
Luisa Ortega Díaz asomó por el lugar… y no hubo ni repetición ni un “día
después”.
Lo que se pensó en aquel
momento sería el inicio de la “foto compartida” que tantas veces se pidió, no
lo fue. Y ahora es más urgente. El asunto está en saber si es posible
construirla y si para ello se cuenta con la suficiente humildad. Porque el
llamado está en boca de muchos, pero no basta eso cuando se trata de hablarle
no solo a quienes piensan distinto dentro de la misma oposición al gobierno,
sino también a quienes antes fueron adversarios. Bien lo apuntó la periodista
Luzmely Reyes al exministro Miguel Rodríguez Torres.
Bueno pero es que ud luego de haber aplicado la represión, detenido una
gran cantidad de manifestantes, acusar a los estudiantes en campamento de
drogadictos y toda una carga moral tampoco es que era la mejor opción para
llamar al diálogo. https://t.co/aznEC2DQOt
— Luz Mely Reyes (@LuzMelyReyes) March 4, 2018
¿Hace falta que Rodríguez
Torres colme de legitimidad su llamado a la unión primero disculpándose por sus
acciones cuando formó parte de la barbarie? Quizá. Seguramente sería mejor que
la fiscal destituida diciendo que la obligaron a encarcelar a Leopoldo López, y
lo hizo sin chistar.
La honestidad, la franqueza
y el desprendimiento son elementos clave para lograr esa “unidad superior” que
todos evocan, incluyendo el candidato Henri Falcón. ¿Cuántos están dispuestos a
asumirlos?
Si usted sigue a la expectativa que un sector “puro” se levante contra
el gobierno para sumarse, le tocará esperar bastante
— Rafael Uzcátegui (@fanzinero) March
6, 2018
06-03-18
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