José Luis Farías 08 de diciembre de 2019
@fariasjoseluis
La
otra cara:
Es
tarea ingrata advertir sobre las cosas que algunos no quieren oír ni ver porque
prefieren quedarse anclados en la impostura bajo cualquier excusa, llamarse a
engaño siempre es más cómodo que confrontarse con la realidad.
La
verdad es que, mientras continúa el desguace en el movimiento democrático con
acusaciones de todo tipo y con la disputa absurda para hacer predominar
intereses personales por encima del interés nacional, el régimen avanza en su
estrategia de "normalización" del país.
Un
cínico plan cocinado a fuego lento por los cubanos, una estrategia que
progresivamente comienza a reportarle beneficios a Maduro y su pandilla, aunque
algunos se empeñen en negar que el tirano ha ganado terreno con su
implementación.
En
el ámbito económico, la liberalización de la economía, centrada en la
dolarización asumida con desfachatez recientemente en entrevista con Jose
Vicente Rangel por el propio Nicolás Maduro, la supresión del control de
precios instrumentado sin aspavientos aunque con mucha efectividad y la
progresiva estabilización de la producción petrolera apoyada en la evasión
parcial de las sanciones, han sido claves en le referida
"normalización".
Podemos
decir que todo esas medidas son forzadas por la realidad de los mercados, que
son signos del más estruendoso fracaso del modelo socialista del siglo XXI, que
todo ello concede la razón a veinte años de lucha contra un régimen nefasto,
pero el hecho es que están andando y el régimen beneficiándose de ellas.
El
resultado de esa implantación salvaje de la liberalización económica ha creado
una especie de burbuja fundada en un lento mejoramiento de la situación
económica que junto a los pleitos internos de la oposición le ha permitido a
Maduro ganar estabilidad política.
Los
resultados económicos están a la vista: eliminación de la escasez, que era el
problema que más desespero producía en la población, simbolizada en los ya
famosos "bodegones" repletos de mercaderías importadas; considerable
reducción de la hiperinflación y un leve crecimiento económico expresado en una
atenuación del PIB. Indicadores con mejores cifras en 2019 que en 2018 y con
proyecciones de mejoría para el 2020.
En
términos sociales, una de las claves ha sido estimular la diáspora de más de
cinco millones de venezolanos que significa unos cuatro mil millones de dólares
en forma de remesas y "cajitas" de ingreso al país para atenuar el
impacto de la crisis económica; la otra, sostener el más férreo control social
sobre la base de la humillación de los ciudadanos a través de las "Cajas
Clap" para los más vulnerables y los "Combos de Proteínas"
distribuidos en algunos sectores claves de la administración pública que al
régimen le interesa mantener en funcionamiento.
También
los resultados políticos son evidentes: la oposición fracturada hasta más no
poder, ataques insólitos para destruir el liderazgo de Guaidó, compra-venta de
diputados y dirigentes políticos, y cierta ambivalencia del apoyo
norteamericano.
Claro
está, la crisis económica no se ha resuelto y su solución definitiva anda muy
lejos de alcanzarse porque el país no dispone de los recursos financieros ni el
Fondo Monetario Internacional se los va a suministrar.
Pero
a Nicolás Maduro le basta con la anestesiante propaganda de su régimen difundiendo
la "normalización", la estúpida división de la oposición y la
represión desmedida para mantenerse a flote ganando tiempo a la espera de algún
viento favorable.
Por
supuesto, no todo es color de rosas para Maduro y su pandilla. Las
contradicciones internas siguen viento en popa, la gente sigue deseando su
salida del poder y el riesgo de un colapso del régimen pende como una espada.
Pero
ha jugado con habilidad política y la "mesita de noche" le ha sido
particularmente útil en la consecución de sus objetivos políticos.
De
un lado, le ha permitido construir una oposición a su medida que la pasea por
el mundo presentándola como un ejemplo del supuesto carácter democrático de su
régimen, de su disposición a respetar los derechos humanos y de encontrarle una
salida democrática a la crisis.
Del
otro, le sirvió para debilitar al propio Diosdado Cabello, su principal
contrincante interno, al poner directamente en entredicho el poder de la
ilegítima e ilegal Asamblea Nacional Constituyente, dirigida por el teniente y
evidenciar su negativa a negociar con la oposición al no reincorporarse en la
Asamblea Nacional tal y como fuera acordado por Maduro con la "mesita de
noche".
Gran
utilidad también le ha reportado a Maduro el reciente escándalo de la rueda de
prensa de Humberto Calderón Berti, ex embajador en Colombia, tras su crispación
por haber sido despedido de un modo indebido que lo llevó a formular un
conjunto de denuncias que impactaron en doble sentido a la opinión pública.
Por
una parte, las denuncias de Calderón, las cuales eran conocidas, fueron objeto
de mucho ruido, atizado por los boots del régimen, secundado por el radicalismo
delirante, en las redes sociales en contra de Guaidó.
Por
la otra, las conjeturas a la que dieron lugar la tardanza de Calderón en
hacerlas públicas solamente cuando fuera echado de la embajada de Colombia. A
lo que se ha añadido las recientes denuncias hechas por el diario español ABC
sobre su presunta participación en una conspiración para un golpe de Estado en
complicidad con Diosdado Cabello, Padrino López y Maikel Moreno.
De
igual modo, se ha sumado la denuncia del portal Panampost que involucra a doce
parlamentarios con la llamada "carta de buena conducta" expedida al
empresario colombiano Alex Saab acusado de todo tipo de tropelías contra el
tesoro público en nombre de las "Cajas Clap". Un bochornoso suceso
que los adversarios de Guaidó han empleado con desparpajo para endosarle la culpa
del mismo.
Sin
embargo, no todo es tétrico, siempre hay la posibilidad de superar el atasco.
En especial, frente a un régimen cuya "normalización" tiene los pies
de barro, cosa que explicaremos en otra oportunidad.
Queda
claro que en tanto las fuerzas opositoras no se integren en una verdadera
unidad, sin ambages ni extravagancias, asuman que el mantra requiere una
revisión y en consecuencia se perfile una nueva estrategia, no será posible
avanzar en una salida del régimen.
José
Luis Farías
@fariasjoseluis
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