CARMEN MUÑOZCMUNOZCAMOS Día 11 de mayo de 2014
El incierto futuro del
chavismo quita el sueño tanto al régimen de los Castro como a sus sufridos
ciudadanos
Cuba sigue con lupa la crónica situación
política y económica de Venezuela. Tanto el régimen comunista como los
ciudadanos que malviven con apenas catorce euros de salario medio al
mes y continúan sin recuperar el poder adquisitivo perdido con el fin de
los subsidios soviéticos. Motivos de preocupación no les faltan cuando lasreformas de Raúl Castro no acaban de
levantar la deprimida economía y más del 40% del intercambio comercial de la
isla está vinculado al aliado venezolano, del que depende más del 20%
del PIB cubano, según estimaciones de economistas independientes
consultados por ABC.
Dos décadas después de la caída de la
Unión Soviética y de las terribles consecuencias para la economía cubana, la
posible pérdida del suministro de más de 100.000 barriles de petróleo
diarios en condiciones muy ventajosas y de la contratación de miles de
profesionales cubanos, es tema de conversación en las colas del transporte o en
los desabastecidos comercios. En un escenario de«creciente descontento
popular», según la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación
Nacional, los cubanos cada vez se callan menos, pese al temor a las represalias
y la escasa informaciónque reciben de su Gobierno.
En regímenes como el de Caracas o La
Habana las cifras oficiales son opacas, por lo que es difícil
conocer el importe de la ayuda venezolana. Pero el economista cubano-americano Carmelo Mesa-Lago valoró en 2010 —fecha de
las últimas estadísticas oficiales de la isla en este campo— que «toda la
relación comercial y económica» entre ambas naciones supone «unos 9.000
millones de euros, equivalente al 21% del PIB cubano».
Partiendo también de las estadísticas
oficiales, el economista cubanoPavel Vidal —exanalista del Banco
Central de Cuba y hoy profesor de la Pontificia Universidad Javierana de Cali—
estimó en 9.000 millones de dólares anuales (6.500 millones de euros) los
ingresos de Cuba por la exportación de servicios profesionales (médicos,
maestros, técnicos...) a diferentes países, más de 7.000 millones de dólares
(5.000 millones de euros) procedentes de Venezuela. De los 50.000 médicos y
personal sanitario cubanos repartidos por una cincuentena de países, 30.000
trabajan en Venezuela, según datos publicados por «Granma» y Afp.
Por último, los economistas
venezolanos José Guerra y Alexander Guerrero cifran
en 8.000 millones de dólares anuales (5.800 millones de euros) el valor de los
«subsidios» a la isla en petróleo y contratos (4.500 millones de dólares por el
crudo y 3.500 por los servicios profesionales).
Los cubanos temen que se produzca otro
«periodo especial» como ocurrió tras la desaparición de la URSS. Pero hay
discrepancias sobre si las consecuencias serán tan nefastas. Los más pesimistas
sostienen que Cuba es «aún más pobre» que en 1991 y no tiene reservas(financieras,
fiscales, salarios, maquinaria...). Los menos pesimistas apuntan que la
economía está más diversificada y que ahora la isla produce el
50% del crudo que precisa.
Vuelta
a los apagones
«Puede haber una crisis mayor que en
la época en que se perdieron los subsidios soviéticos porque el país está
totalmente descapitalizado. Las infraestructuras y las industrias están
destruidas, no hay repuestos como entonces. Vendrían los apagones y
faltaría todo lo esencial para la población», vaticina desde La Habana la exdiplomática
y periodista Miriam Leiva.
Pavel Vidal pronostica cuatro años de
recesión, «con una caída del PIB de entre el 4 y el 8%, mientras que hace dos
décadas fue de más del 30%». El experto cubano cree que «el impacto
macroeconómico no será tan duro, lo difícil vendrá con el ajuste porque hay
muchas menos reservas, sobre todo de salarios, con los que se pagó la
crisis de los 90;muchas familias viven en una situación límite». Carmelo
Mesa-Lago prevé «una crisis severa, pero no tanto como en la década de los
noventa, porque el comercio con la Unión Soviética era del 72% frente
al 43% con Venezuela».
Para evitar la bancarrota, el menor de
los Castro ha puesto mucho empeño en atraer el capital con la nueva Ley de Inversión Extranjera.
Con sus restricciones. Como ocurre en Cuba desde hace más de medio siglo.
«Las
reformas no han logrado aumentar la producción agrícola y manufacturera»
El economista cubano-americano Carmelo
Mesa-Lago asegura que las reformas emprendidas por Raúl Castro «no han
logrado hasta ahora aumentar la producción agrícola y manufacturera».
Mesa-Lago, nominado al premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales,
insta al régimen a «acelerar y profundizar las reformas estructurales» ante una
eventual pérdida de la ayuda venezolana.
Sobre la nueva Ley de Inversión
Extranjera señala que «es más flexible que la de 1995, pero mantiene aspectos
restrictivos, como que los inversores extranjeros no puedan contratar
directamente a sus empleados y pagarles el salario completo en divisas o su
equivalente en pesos convertibles (CUC)».
El Catedrático Distinguido Emérito de
Economía y Estudios Iberoamericanos de la Universidad de Pittsburgh, de 80
años, está considerado el «maestro de la seguridad social en América Latina» y
distintos expertos coinciden en que sus análisis sobre la economía cubana son
«sabios, rigurosos y constructivos».
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