MARUJA TARRE 7 MAY 2014
Maruja Tarre es profesora Universidad Simón Bolívar,
Caracas.
@Marujatarre
En vez de ser el gran
éxito de la revolución bolivariana, la educación ha sido uno de sus mayores
fracasos
“Venezuela es una enorme aula” dijo
Chávez en alguno de sus discursos y en efecto, la revolución bolivariana ha
lanzado cantidades de Misiones, programas educativos, aldeas universitarias,
“escuelas simoncitos”, “computadoras canaimitas”. Un gasto desordenado e
ineficiente, una cantidad gigantesca de propaganda destinada a la UNESCO,
UNICEF, Internacional de la Educación y cuanta agencia educativa existe en el
mundo, para convencerlos de que en Venezuela se está formando el Hombre Nuevo,
el revolucionario perfecto que ha de seguir luchando por el socialismo del
siglo XXI.
En la realidad Venezuela es un país
con escuelas arruinadas, donde los petrodólares no alcanzan para el “vaso de
leche escolar” que se le daba a los niños desde hace décadas, donde no hay
electricidad para conectar las computadoras. Un país con una delincuencia
desatada, donde bandas de menores de edad (que supuestamente deberían estar en
la escuela) matan a sus víctimas después de torturarlos salvajemente. Un país
donde los docentes, tanto maestros como profesores universitarios, tienen los
salarios más bajos de América, apenas por encima de Haití. Un país donde los
jóvenes tratan desesperadamente de emigrar o están en las calles protestando
ante la falta de futuro bajo el régimen chavista.
En vez de ser el gran éxito de la
revolución bolivariana, la educación ha sido uno de sus mayores fracasos. Las
grandes Universidades de Venezuela, UCV, LUZ, ULA, USB, son y han sido siempre,
públicas y gratuitas. Siguiendo la tradición de la universidad argentina de
Córdoba, son autónomas desde mediados del siglo pasado y también habían sido
tradicionalmente de izquierda. Chávez se enfrentó a ellas desde un principio
pues su mentalidad caudillista militar no toleraba la disidencia, ni la libre
discusión, esenciales en la vida universitaria. Recuerdo perfectamente su furia
cuando fue recibido con una gigantesca rechifla en 1998 por los estudiantes de
la USB, en un Foro sobre la política petrolera de los entonces candidatos
presidenciales. Durante su gobierno, no asistió nunca a un acto público en
ninguna de esas instituciones, ni siquiera a algún juego de beisbol en los
estadios universitarios. Por el contrario, se dedicó a ahogar financieramente a
todas las universidades públicas, sumamente vulnerables, pues al no cobrar
matrícula dependen casi totalmente del presupuesto gubernamental.
Paralelamente, y sin entender realmente lo que es una institución de educación
superior, se dedicó a fundar nuevas universidades a su imagen y semejanza.
Quince nuevas universidades, en catorce años de gobierno y centenares de
“aldeas universitarias” sin examen de admisión para tener siquiera una idea de
la capacidad de los estudiantes, con un pensum totalmente politizado y cuerpo
profesoral escogido entre los fieles al gobierno. Aún para calificar a los
estudiantes, se toma en cuenta su comportamiento político. Estas
“universidades” en vez de examinar cuales pueden ser las necesidades más
importantes para el país, gradúan abogados que sólo creen en las leyes
revolucionarias, periodistas que no saben lo que es la libertad de expresión y
“médicos comunitarios” que se han convertido en una pesadilla para los
hospitales, ya colapsados, que los tienen que recibir. Son la causa de una
inmensa frustración entre jóvenes que abrigaban la esperanza de poder progresar
al graduarse y cuya única fuente de empleo al terminar sus estudios es la
inmensa y cada vez más mediocre y mal remunerada, burocracia gubernamental.
El Hombre Nuevo revolucionario debía
formarse naturalmente desde su más tierna infancia. Pero en su afán por
adoctrinar a los niños venezolanos el chavismo se ha enfrentado a una fuerte
resistencia de los padres y muchos maestros. Sin embargo, la lucha es muy
desigual y cada vez más podemos ver en las escuelas venezolanas, brigadas
similares a los pioneros de Cuba. En el pensum, que es obligatorio y dictado
por el Ministerio de Educación Popular, se ha cambiado totalmente la historia
de Venezuela, llegándose incluso a anécdotas ridículas como la reciente
aparición de una nodriza cubana que amamantó al niño Simón Bolívar. En
aritmética se puede comprar un kilo de azúcar a 5 bolívares donde los
capitalistas acaparadores o a 2 en los Mercados populares (este ejemplo es
absolutamente utópico, ya que el azúcar no se consigue en Venezuela a ningún
precio). Las ilustraciones, de un mal gusto insólito, muestran a un Bolívar
chiquitico entregándole a Chávez, grande y poderoso, su espada libertadora.
Como ejemplo del culto a la personalidad, copio textualmente, el programa
(impuesto por el Ministerio) para las escuelas públicas en la semana del 10 al
14 de marzo de este año, cuando se cumplió un año de la muerte de Chávez:
1. Oración por la vida y por la paz.
2. Entonación del Himno Nacional de la
República Bolivariana de Venezuela
3. Un (01) minuto de aplausos en
memoria a la grandeza y el amor a la Patria del Comandante Supremo y Eterno
Hugo Rafael Chávez Frías
4. Breve reseña biográfica del
Comandante Hugo Rafael Chávez Frías a cargo de un o una docente del plantel.
5. Reseña del Día Internacional de la
Mujer.
6. Dibujos alusivos al Comandante Hugo
Rafael Chávez Frías por parte de los y las estudiantes.
Lo único que puedo agregar es que, a
pesar de este adoctrinamiento feroz, nuestros estudiantes no se han dejado
convencer. En ninguna de las universidades donde hay elecciones han ganado los
candidatos chavistas. Los estudiantes siguen, a pesar de la represión,
protestando en las calles de todo el país. En cuanto a los libros para los más
chiquitos, existe desde la época colonial, una consigna libertaria “Se acata
pero no se cumple”.
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