LUDMILA VINOGRADOFF Día 07 de mayo de 2014
Varias personalidades
del chavismo han muerto en extrañas circunstancias y el gobierno nunca ha
esclarecido los hechos
Eliecer Otayza, de 49 años, dirigente del chavismo,
es el último de una larga
lista de altos y medios cargos que ha sido asesinado por desconocidos y
cuya muerte se debate entre varias hipótesis: hampa común, crimen político o un
crimen de Estado. Sea cual sea la razón de su muerte, pasará todavía mucho
tiempo para desvelar el misterio y saber la verdad del asunto.
El que fuera compañero de armas de
armas de Hugo Chávez y participara en la intentona golpista de 1992, ha
muerto de una forma atroz. Su cuerpo, abandonado en un matorral de la localidad
de Turgua, cerca de Caracas, fue hallado con cuatro balazos
y casi desnudo el pasado 26 de abril. Cuatro días después, lo pudieron
identificar en la Morgue de Caracas, pues su rostro estaba completamente
desfigurado.
¿Qué hay detrás de ésta y de otras
muertes de altos chavistas?. El presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, sostiene
que es un crimen político. El criminólogo, Javier Gorriño, lo atribuye al hampa
común pero el político Pablo Medina lo califica de un crimen de Estado.
En su conversación con ABC, Medina,
ex constituyente y escritor, descarta que sea la delincuencia común la que haya
asesinado a Otayza. «Como el asesinato de Danilo Anderson, todo apunta que
son crímenes de Estado. Se comenta en los pasillos policiales que Otayza
iba a decir la verdad a un medio de comunicación internacional sobre la muerte
fraudulenta de Chávez».
Señala que Otayza, que fue presidente
del Consejo Legislativo del Municipio caraqueño del Libertador, iba a sostener
una reunión para denunciar la mentira del
régimen de Nicolás Maduro y «eso iba a tener un impacto grande en
la opinión pública y por eso lo perseguía el Sebin, la actual
policía política o Sistema bolivariano de inteligencia».
Medina escribió en 2005 el libro «¿Quién
mató a Danilo Anderson?» y en marzo del 2014 «El gran engaño» sobre
la muerte de Chávez. En el primero, investiga la voladura del coche que acabó
con la vida del fiscal. Anderson investigaba varios casos de
corrupción. La explosión ocurrió el 18 de noviembre de 2004 a las
21:45 de la noche en la caraqueña avenida de Las Ciencias de Santa Mónica.
«La muerte de Otayza se parece a la
de Anderson por el contexto político en el que ocurren. En ambos crímenes
de Estado, el gobierno estaba atravesando por una crisis y necesitaba un
escándalo para distraer la atención. En el caso de Oteyza los grupos que están
en el poder pretenden poner a Maduro en el epicentro de la crisis, criminalizar
a la oposición y atemorizar a los chavistas descontentos por la escasez de
alimentos y la inseguridad», acota.
También comenta que el ex canciller José
Vicente Rangel y el presidente Maduro coinciden en afirmar que el
crimen fue planificado supuestamente en Miami. José Vicente lo dice
de Anderson y Maduro de Otayza.
Otras muertes «revolucionarias»
Pero lo que llama la atención de
Medina son las muertes de dirigentes chavistas como Lina Ron y de William Lara. La primera
falleció el 5 de marzo, el mismo día en que murió Chávez pero dos años
antes, es decir, en 2011. En ese entonces, el ministro de Comunicación e
Información, Andrés Izarra, anunció que la dirigente había muerto
de «una enfermedad coronaria, de un infarto». Previamente Lina Ron
había mantenido diferencias y críticas con grupos chavistas poderosos en el poder.
En cuanto a la extraña muerte del
gobernador chavista de Guárico, William Lara, ésta ocurrió en un
accidente. Su vehículo cayó al río Paya, cerca de San Juan de los
Morros. En el incidente se salvó Alejandro Mirabal, guardaespaldas y conductor
de Lara, que murió ahogado.
Medina argumentó que una semana antes
William Lara, cofundador del Partido Socialista Unido de Venezuela,
había discutido con el presidente Chávez sobre la vinculación del narcotráfico
en «su estado» Guárico. «Ninguna de estas dos muertes han sido investigadas»,
resaltó.
Por el lado del oficialismo, Diosdado
Cabello, afirma que nadie le «saca de la cabeza» que a Otayza «lo mandaron
asesinar». El presidente del parlamento acusa a la oposición del
crimen político, argumentando que en las redes habían mencionado a Otayza y
Freddy Bernal de ser los jefes de los grupos paramilitares conocidos
como «colectivos» que han atacado a los manifestantes en las
protestas.
El criminólogo Javier Gorriño dice
a ABC que el asesinato de Otayza tiene todas las características de haber sido
cometido por el hampa común, pero que el gobierno de Maduro quiere convertirlo
en un crimen político para no asumir la responsabilidad
del desbordamiento de la criminalidad y la impunidad.
«En lo que va de año, es decir, en
sólo cuatro meses, se han cometido 4.680 asesinatos. El año pasado
hubo 25.000 homicidios. Y los funcionarios públicos, como Otayza, también son
víctimas del hampa común”, añade Gorriño.
El periodista Nelson Bocaranda,
en su columna «Runrunes» del diario El Universal, también señala que «para el
Gobierno es peor que el crímen de Otayza lo haya cometido el hampa común
—mimetizada en una banda de menores, criminales harto conocidos por los
pobladores del barrio La Palomera de Baruta— en vez del sicariato criollo o
extranjero. Las pruebas son irrefutables por más circo que quieran
montar».
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