Por Luis Manuel Aguana,
05/04/2017
En medio de la violencia resulta
difícil ver claro, porque al oscurecerse el panorama pareciera que cualquier
cosa es válida –incluyendo la misma violencia-, y no lo es, a pesar de ir a
contravía de lo que todo el mundo piensa. Ciertamente era previsible esa huida
hacia delante del régimen con esas sentencias de la Sala Constitucional del TSJ
que le han dado la vuelta al mundo. La Alianza Nacional Constituyente fijó su
posición en la vocería de la Dra. Blanca Rosa Mármol de León (ver La Dra.
Blanca Rosa Mármol fija la posición de la ANC por sentencias del TSJ
https://youtu.be/Auy3mxdU0pk)
indicando que lo que se ha hecho es un claro golpe de Estado que posteriormente
trataron de tapar con una aclaratoria que más bien reafirmó lo que ya sabíamos,
que estamos en manos de unos delincuentes.
Me refería en una nota previa a
que los eventos apuntarían eventualmente a una sanción al gobierno de Venezuela
en la OEA y una subsecuente radicalización del mismo en contra de la población
(ver El desenlace de una Carta, en http://ticsddhh.blogspot.com/2017/03/el-desenlace-de-una-carta.html).
Ya nos encontramos en ese camino de tierra. La OEA en su Resolución del Consejo
Permanente del 3 de Abril sigue instando al régimen a seguir la senda
democrática (ver Resolución CP/RES. 1078 (2108/17) Resolución sobre los sucesos
recientes en Venezuela http://www.oas.org/es/centro_noticias/comunicado_prensa.asp?sCodigo=C-022/17)
recomendación que seguirá siendo ignorada por el régimen. Maduro, en abierta
dictadura, está haciendo con los venezolanos lo que le da la gana sin más razón
que la violencia y la fuerza de sus bayonetas. Pero como dice el viejo dicho,
nadie se puede sentar en ellas.
Ya el mundo se ha enterado hoy de
toda la sangre que ha corrido en las calles de Venezuela producto de las
agresiones de la GNB y la Policía Nacional Bolivariana realizadas con armas de
fuego y gas pimienta, durante las manifestaciones convocadas el martes 4 de
abril por la Asamblea Nacional, contraviniendo expresamente el Articulo 68 de
la Constitución, donde “Se prohíbe el uso de armas de fuego y sustancias
tóxicas en el control de manifestaciones pacíficas.”. El Presidente, sus
Ministros y todos los funcionarios que actuaron con armas de fuego y gases
tóxicos en contra de la población son directamente responsables de las muertes
y agresiones que se deriven de esa violencia.
Y para no quedarse cortos, han
sacado los colectivos violentos a la calle para agredir a los manifestantes y
dirigentes políticos para ponerlos presos con esa acusación que sirve para
todo: “traición a la patria”, lo cual les acomoda también para procesarlos a
través de la justicia militar porque ya es un rumor en voz alta que los fiscales
del Ministerio Público están reacios a seguirse manchando las manos con el
atropello a los Derechos Humanos. Saben que en algún momento ellos también
serán responsables. La justica tarda pero llega. Y a ellos les llegará. La
reconciliación que vendrá es con justicia.
Del deslave indetenible que sufre
el régimen, la pregunta para muchos no es si este caerá, lo cual está haciendo
a un ritmo entre lento y rápido, de acuerdo a las torpezas de quienes lo
conducen, sino cuando. Al contrario de eso, yo creo que la pregunta fundamental
no es el cuándo sino el cómo caerá, porque de eso dependerá el futuro de los
venezolanos. Ya hay gente esperando –aquí y afuera- a que la nombren en un
“gobierno de transición” después del próximo golpe que supuestamente “nos llevaría
a la democracia”. ¡Cuidado con eso! Estamos desesperados pero esa desesperación
fue la que impuso la torpeza del 11 de Abril de 2002 donde una cadena de
errores alargó y profundizó innecesariamente la tragedia de Venezuela hasta el
sol de hoy.
Tengo la amarga sensación que
todo este poder y toda esta energía que tenemos que se manifiesta en las calles
con una población harta de que la humillen y les violen sus derechos de todo
tipo, está siendo lamentablemente mal canalizada y peor utilizada. Eso produce
que se convoque a las calles a la gente para ser la carne de cañón de unos
delincuentes sin la menor estrategia que produzca un cambio efectivo en nuestra
situación. Están tratando de reproducir el 11 de Abril, obviamente sin éxito y
con muertos y/o heridos. Esto, claro está, provoca una suerte de espiral de
violencia que nos vuelve a colocar en el punto donde cualquier cosa puede
pasar, creando en la población la aspiración de que “saldremos de esto” como
sea, independientemente de lo que venga. Y es a ese “como sea” al que debemos
tenerle cuidado.
La gente con hambre no piensa,
actúa. Pero es ahora cuando se debe pensar mucho más aunque se tenga hambre,
antes de actuar. La oposición oficial tercamente nunca quiso adoptar ni mucho
menos aceptar la idea de una Sala Situacional, que le permitiera actuar de una
manera estratégica, coordinada y conjunta. Y lo peor es que lo tienen todo para
hacerlo. Actúan por instinto, por arranque, por decisiones tomadas en una
marcha y sobre la marcha. Esa es la ruta más rápida al fracaso y a la
postergación cada vez más dolorosa del sufrimiento de una población que tiene
cifradas en ellos sus mayores esperanzas.
Era claro que el régimen y sus
colectivos impedirían esa marcha al Capitolio y más aún si esta tenía por
objeto proceder a la destitución de los bandidos del TSJ. Esa era una reacción
esperada y esperable. Desde hace justo un año (3 de abril de 2016) la Dra.
Blanca Rosa Mármol de León les ha venido insistiendo a los señores diputados de
la oposición: “debe pedírsele las credenciales a los actuales Magistrados” (ver
entrevista de la Dra. Mármol de León a Carlos Croes, en http://www.noticierodigital.com/2016/04/marmol-de-leon-en-lugar-de-aumentar-el-numero-de-magistrados-debe-pedirsele-las-credenciales-a-los-actuales/)
sin ninguna respuesta.
Hoy después de un año los
diputados de la Asamblea Nacional deciden destituir por fin a los Magistrados
del TSJ, y le piden ahora a una población hambrienta, muy deprimida, ansiosa y
psicológicamente enferma, que les acompañe. Claro que esta se lanzará a las
calles a acompañarlos para una petición que ellos perfectamente pudieron
resolver el año pasado, independientemente que el régimen la hubiera ignorado.
Pero eso expone a la gente a la violencia. No es un asunto de que los mismos
diputados hayan sido agredidos. Nadie debe serlo, ni ellos ni la población.
La posibilidad de exponer a la
gente a la violencia debería ser la última carta opositora, pero ¿cuándo debe
ser expuesta la gente a eso? Precisamente es lo que debe ser antes estudiado y
analizado por un liderazgo responsable, para canalizar con efectividad esa
extraordinaria fuerza y energía que representa un pueblo arrecho en las calles,
y no desperdiciarla en algo inútil y frustrante para todo el mundo, con
posibilidades ciertas de muertos y heridos. Ya paso el 2014, el 1ro de
Septiembre pasado y ahora de nuevo con esta manifestación del 4 de Abril.
La Dra. Mármol vuelve a indicar
la solución, que ha sido hasta ahora sospechosamente ignorada por los diputados
opositores de la Asamblea Nacional:“La Asamblea sola puede destituir a los
Magistrados anulando designaciones de quienes no llenan los requisitos para
ejercicio del cargo” (ver mensaje en twitter (https://twitter.com/BMarmoldeLeon/status/849365145524588545).
Y a eso les ha añadido lo siguiente: “Solicítenle las credenciales a todos
los Magistrados y empiecen por ratificar a los muy pocos que las tendrán, o
dejen dicho en la solicitud que así lo harán…Y anulen las designaciones de
quienes no tienen los requisitos para ser Magistrados, comenzando por el
Presidente…”. Más claro imposible.
En la violencia solo gana el
régimen. Es posible que como resultado de esa marcha malograda y la situación
general provocada en el país, el gobierno haya logrado su propósito al poder
usar eso como excusa para decretar un Estado de Excepción (Art. 337 y 339 de la
Constitución de 1999) que anule definitivamente a la Asamblea Nacional antes
que logren reunirse de nuevo. Con eso lograrían tomar las decisiones financieras
que requieren de la aprobación de la Asamblea Nacional y le permitan su
estabilidad, como la explotación sin restricciones del Arco Minero y la entrega
de PDVSA a la transnacional petrolera rusa Rosneft.
El régimen necesita cerrar la
Asamblea Nacional y eso explica las decisiones su la Sala Constitucional, así
las hayan echado después para atrás. Si los diputados crean las condiciones
para que eso pase más rápido, entonces “mejor pal perro si la perra es chucuta”.
Este es un juego macabro que requiere de una habilidad que la oposición oficial
ha demostrado no tener, pero que es necesario adquirir so pena de perder el
país. De este régimen hay que salir, pero no “como sea” sino de la mano de la
soberanía popular expresada constitucionalmente. Y eso requiere de estrategia,
paciencia pero sobre todo de un plan donde las acciones de calle sean
definitorias y justifiquen plenamente el derramamiento de sangre de los
venezolanos que con seguridad habrá si diriges a la gente a la calle para
enfrentar asesinos.
El cuándo caerá el régimen no es
lo clave aquí –aunque sea muy importante y lo deseemos, sino el cómo. De “caer”
el régimen de un modo no previsto en la Constitución comprometerá la
estabilidad política del país por muchos años, con enormes probabilidades de
alargar aun más este sufrimiento, en beneficio de los que siempre se han
aprovechado el poder. Ya es hora que las cosas comiencen a pensarse y actuarse
de otra manera, convocando al Poder Constituyente Originario, y haciendo
pacíficamente lo que ya hemos sugerido a los venezolanos, para luego de eso
canalizar adecuadamente esa rebeldía ciudadana. Eso no es incompatible con la
lucha por el reconocimiento cabal de la Asamblea Nacional, porque ambas son expresiones
de la Soberanía Nacional…
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter: @laguana
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