Por Javier Antonio Vivas
Santana
Si
la abstención termina siendo el factor fundamental en favor de Maduro en
la elección presidencial del próximo 20 de mayo, éste no tendrá posibilidad de
generar una gobernabilidad mínima ante el país y menos en el plano
geopolítico internacional.
Pero Maduro, sabe muy bien que
su estabilidad siempre va a depender de tener una concertación aunque
sea parcial con Estados Unidos en algunos temas. Por ello, si logra
aunque sea un pírrico triunfo electoral, como efecto de la fragmentación
opositora, sabe muy bien que esa oposición puede volverse muy fuerte
en el corto plazo, no por acciones de la dirigencia, sino porque la crisis
económica va a terminar por desbordar a la población ante una
hiperinflación que no permitirá comprar absolutamente nada, incluidos
aquellos que reciben remesas, en virtud de que el madurismo, sin
medir las consecuencias, está terminando con destruir a la población que se
beneficia de esos ingresos con la intervención de Banesco.
Asimismo, el hecho de
que ahora Petróleos de Venezuela (Pdvsa), también esté siendo
embargada como resultado de nefastas políticas gerenciales sobre la empresa, vemos
como ha comenzado por desviar en ruta marítima a sus tanqueros para
evitar que estos también sean embargados por otras petroleras y empresas que
reclaman a la petrolera estatal sus respectivas indemnizaciones o deudas
contraídas desde hace mucho tiempo, lo cual hace presumir que vienen más
acciones legales contra lo que queda de la principal empresa del país.
Ante tal circunstancia, y
motorizada por la crisis económica, Maduro no tendría soporte alguno para
seguir gobernando porque el pueblo terminará por generar una inmensa e
impredecible explosión social. En ese contexto, también hemos dicho
que Diosdado Cabello estaría preparando un eventual golpe
contra Maduro porque
sería el más perjudicado con la pérdida del poder madurista, ya que Cabello,
además de controlar el Servicio Nacional Integrado de Administración
Aduanera y Tributaria (Seniat), los puertos y aeropuertos, así como parte de
la Fuerza Armada a través de la Aviación y la Armada, es quien
controla operativamente el mal llamado Partido Socialista Unido de
Venezuela (Psuv).
Maduro conoce perfectamente
cada movimiento de Cabello. Esa fue la razón de la lucha interna que tuvieron
por la ilegítima e ilegal “constituyente”, y el hecho de que Cabello no haya
llegado a la presidencia de tal estructura, terminó por absorber todos los
olores que allí se condensan desde la cúpula de la bazofia política. O sea,
Cabello a pesar de tener el control del Psuv, perdió por efecto de la propia
conformación de cómo se eligieron tales “representantes”, la posibilidad de
tomar el poder de facto a través del disfraz constitucional de la
“constituyente”.
Maduro, si algo ha demostrado
en el terreno político, es saber jugar sucio. En consecuencia, si sus
posibilidades de gobernabilidad quedan limitadas al no poder controlar las
cuentas de Pdvsa, y peor, que las exportaciones petroleras sean embargadas en
aguas internacionales, tiene bajo la manga un as que puede significar sus paces
con el imperialismo, pero a su vez, el quitarse de encima a su
principal adversario dentro de sus propias filas, a quien “ha
prometido” entregarle la presidencia de la República en 2025, es decir, Maduro
si tiene que pactar con el “diablo” para lograr su estabilidad política y
avanzar en la conformación de un nuevo gobierno, sabe que ello tiene un precio,
y ese precio sería la entrega de Diosdado Cabello a los Estados Unidos.
Si algo está por verse en el
transcurrir de los días será hasta dónde la fidelidad ideológica y de “hijos de
Chávez” logra mantenerse por preservar el poder. A propósito de ser ciego.
Quien tenga ojos que vea.
10-05-18
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