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jueves, 16 de julio de 2015

Liderazgo bajo la lupa por Margarita López Maya. Vía ElJoropo.com

Margarita López Maya 


Durante la era chavista-madurista se ha ido arraigando el desprecio por ciertos valores, que dificulta salir con bien y democracia de esta atroz crisis.
Uno de los arraigados es la desconfianza o rechazo hacia la formación profesional para asumir cargos de responsabilidad pública. La lealtad incondicional y conexiones de amigos o familiares son hoy condiciones para ejercer altos cargos. Cancilleres y demás ministros, que nunca se prepararon para tales responsabilidades, explican por qué estamos como estamos.
Además de esta piratería, está la falta de convicciones democráticas en gran parte del chavismo, pero a veces poco claras en fuerzas opositoras. Si bien en discursos se ofrece construir un Estado que obedecerá las leyes y garantizará derechos fundamentales a todos, hay comportamientos que desdicen estas promesas.
Pugnas inter y entre partidos, competencia feroz entre líderes, levantan dudas sobre la sincera disposición de partidos y dirigentes de anteponer el bien común a sus intereses parciales.
Hechos recientes revelan prácticas autoritarias y oportunistas. Que la Presidenta de AD, por ejemplo, crea que intereses feministas están por encima del Estado de Derecho o que el presidente de Copei imponga su candidatura en Caracas sin consulta a bases y dirigentes, levanta dudas sobre si en verdad estos partidos han aprendido algo de sus equivocaciones.
La AD de Lusinchi rechazó en los años ochenta las reformas políticas que demandaba la sociedad, temeroso de perder posiciones de poder. Pérez impuso sin consulta al Congreso ni a su partido, un paquete económico neoliberal, que precipitó el Caracazo. En las elecciones de 1998, y ante el ascenso electoral de Chávez en las encuestas, los partidos se confabularon para adelantar las regionales, alterando las reglas del juego, tratando inútilmente de parar el triunfo chavista. El CSE se subordinó a ellos.
Motivos hay para desconfiar de partidos y dirigentes opositores. Aunque aseguran buscar una transición hacia la democracia, y queremos creerles, alarman arrogancias y actitudes de algunos, que parecen mostrar inconciencia sobre la gravedad de la situación, poca preparación para las tareas que se vienen y escasa convicción en procedimientos democráticos.

15-07-2015

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