Laureano Márquez 31 de mayo de 2019
@laureanomar
LA
PATRIA ¿qué carrizo es en definitiva la patria por la cual tanto se ha luchado
en estos 20 años hasta lograr su completa destrucción?
La
palabra “patria” viene del latín, es el femenino de “patrius-am-um”, vocablo
vinculado a “pater”, el padre y a los antepasados en general. Patria es, pues,
el lugar de los antepasados. En cierto sentido, patria es el lugar de tus
padres, pero también el lugar donde has nacido.
Sin
embargo, hay gente que siente como patria un lugar distinto al que nació,
entonces, patria es un concepto mucho más complejo, es un cúmulo de
sensaciones, recuerdos, vivencias, esperanzas. Como apuntó el inolvidable
Fausto Verdial en “Los hombros de América”, quizá patria el portugués que te
vende el pan desde que tú tienes memoria y el italiano que te corta el pelo
desde hace 20 años. Patria es el bombero de la gasolinera de la esquina a quien
has visto perder peso en los últimos años, tus calles habituales, la mata de
mango de la casa de tu infancia, la palabra “chévere”, el “canto a Caracas” del
maestro Billo, porque la patria también puede ser música, pintura y un poema de
Cadenas, cuyo apellido repito como un mantra para no olvidar que patria es
cultura e ingenio.
Patria,
sin duda, es un concepto del alma, del que algunos degenerados se apoderan a
cada tanto para hacernos sentir ajenos a nuestra propia tierra, enemigos de
nosotros mismos y lejanos de lo que somos. Para ellos, la patria es todo lo que
afirma sus ambiciones de poder y patriota el que les respalda y acepta
incondicionalmente sus ideas incoherentes, sus desordenadas apetencias y
desquiciados mandatos
Se
supone que uno debe estar dispuesto a dar la vida por la patria. Mientras más
primitiva es una nación, mayor fuerza cobra el concepto de patria asociado a
los hombres capaces de librar batallas de esas que producen muertos: “la patria
agradecida a sus hombres de armas”. En esta visión, el profesor que malvive con
impecable formación académica, no lucha por la patria, tampoco el estudiante,
ni el médico que salva vidas. La patria es de los hombres que salen en los
billetes y de los que al final se quedan con ellos, no del que lleva 30 años
cumpliendo con excelencia su trabajo silencioso. La patria es de los
administradores del concepto, son ellos los que deciden quien es patriota,
quien traidor a la patria, quien tiene derecho a identidad, a existir y quién
no.
Yo
estoy con Fausto, mi patria son mis compañeros del San José documentando
nuestra historia con fotos de cuando todos éramos niños en nuestros salones de
clases, que fueron nuestra patria primera; mi padre y mis tíos luchando año
tras año por sacar adelante Frigorífico San Juan en Maracay; el hermano Isidro,
que vino de Ollauri en España, a enseñarnos a querer a Venezuela y a sus
paisajes; mi patria es mi profesor de filosofía; mi recuerdo de Raúl Delgado
Estévez dirigiendo el orfeón de mi Alma Mater -que también es mi patria porque
me ayudó a “vencer la sombra”- para interpretar el himno universitario; mi
patria es una arepa calientica con su costra crujiente. Mi patria es -en
definitiva- todo lo que me une a un destino compartido con mis semejantes en
paisajes aromas, recuerdos y sabores, nunca todo eso que proclaman en su
demencial destrucción de todo lo noble y justo, los administradores de la
tragedia.
Así
pues “juro por el Dios de mis padres y juro por ellos”, que nunca volveré a
creer en una noción de “patria” que esté bajo la tutela de un solo hombre, ni
que sea Bolívar resucitado.
Por
tanto, cada vez que oiga decir de un hampón encumbrado que alguien es un
traidor a la patria, sabré que se trata de una gente buena, decente y lucharé a
su lado por el retorno a la belleza de la patriótica cotidianidad de la vida
que “los defensores de la patria” nos han arrebatado.
Laureano
Márquez
@laureanomar
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