Por Esperanza Márquez
Mercedes Pulido de Briceño
nace el 22 de marzo de 1938 y fallece el 23 de agosto de 2016 a los 78 años.
Psicólogo social y profesora universitaria, Ministra de la Mujer durante
el gobierno de Luis Herrera Campins y Ministra de la Familia durante el segundo
período de Rafael Caldera, nos representó en las Naciones Unidas. Senadora.
Aprobó la ley de justicia de paz y el proyecto de Ley contra la violencia
familiar. Fue inmenso su aporte a la familia, a la sociedad, a la nación
venezolana. Por muchos considerada la venezolana más importante del Siglo XX.
En 2012 y 2013 tuve el
honor de entrevistarla para TalCual y hoy como homenaje a su memoria les
ofrezco una síntesis de ambas entrevistas.
Una de las grandes
preocupaciones de Mercedes Pulido de Briceño fue la mujer.
- ¿Cómo es la mujer
venezolana?
- Venezuela es un país muy
atípico en el campo de la mujer. Nosotros hicimos la reforma del Código
Civil con un proceso de discusión y de unanimidad nacional porque lo más
importante era el derecho de la persona a escoger y decidir. La mujer ha tenido
varios espacios: en el 80 teníamos el 30, 32% de concejales mujeres; en el 84
no más del 10% y era que se cansaban de tanta habladera, de que no se hacían
las cosas, de que se tardaban y preferían ir a otros campos. Se han ido a los
consejos comunales, a las organizaciones de derechos humanos, etc. Las mujeres
en Venezuela no son confrontacionales, son muy negociadoras, quieren cambiar la
realidad desde su perspectiva diaria. La mujer venezolana no se deja pisar
fácilmente, pero tampoco va a buscar el poder por sí misma. Ha sido casi una
evidencia de que a las mujeres en el mundo entero le molestan todas las
formas de poder actual, quieren un poder negociador y mucho más democrático. Yo
comparto con Luis Herrera que decía que las mujeres eran la reserva democrática
del país porque eran las únicas que no se iban a dejar pisar y creo que nos
hemos destacado por eso.
Para la mujer la familia es
importante, pero necesita reconocimientos en la sociedad del valor que significa
la atención del hogar. Las dádivas que se dan a las madres de los barrios no le
suplen jamás la capacidad de tener escuelas seguras, centros de salud y, sobre
todo, abrigo en las situaciones de violencia porque aunque haya muchas leyes
las costumbres se mantienen durante muchísimo tiempo. Para nadie es un secreto
que las mismas madres le dicen a sus hijas: aguanta que ese es el matrimonio.
En las mujeres de nuestro país hay una gran ansiedad e incertidumbre, pero no
han dejado de mandar a sus hijos a la escuela, no han dejado de protestar, de
exigir servicios públicos, de estar en la calle. Han aprendido que si no
son ellas las que salen nadie les va a resolver el problema.
- ¿Cuál es su visión del
país en este momento, en 2013?
- Hay un cambio muy significativo
de lo que es el liderazgo personalista, con capacidad carismática a un
liderazgo que es heredado, que está buscando su afirmación, que no tiene
la capacidad de ser heredero. Es un país que ha resistido 14 años sin
poder ser dominado. Somos muy caribes con un sentido de ajuste, de adaptación
que permite sobrevivir, pero no someterse; el mundo externo cambió,
cambiaron los actores, está la sociedad civil, los derechos humanos, la
ecología. Es una realidad que ha tenido cambios inesperados como la renuncia de
un Papa y que ese liderazgo religioso adquiriera una visión de
solidaridad, de cercanía con la humanidad; el mundo militar cada vez es menos
jerarquizado, ya no hay estructuras lineales, hay milicias, colectivos,
diferentes fuerzas, más profesionales que ejército; se tiene la necesidad de
negociar con actores étnicos, religiosos, territoriales, está la dura realidad
de la violencia que en su mínima expresión es siempre bloqueo y
frustración de algo, ético o no ético, pero está. Entonces qué tenemos, un país
que necesita o que está aspirando una aducción, una meta, un objetivo,
pero no un objetivo pragmático, sino un objetivo que movilice la capacidad de
hacer y de sentirse parte de la realidad, pero todas las propuestas van a
promesas donde la gente no se siente identificada.
- ¿El país está tomando
conciencia?
- Está tomando conciencia de
sus debilidades y lo tienes en los últimos saqueos y la guerra económica, sí
hay mucha gente aprovechadora porque el venezolano es negociante, pero mucha gente
lo cuestionó porque consideraba que no era la forma de hacerlo. Yo sí creo que
el país va a buscar un estado de derecho que sea más accesible a la gente, va a
buscar resolver el problema de la violencia y eso no lo puedes resolver sino
con gobiernos locales que tengan capacidad de encuentro dentro de la
diversidad.
La entrevista que le realicé
en 2012 finalizó con dos temas personales: la cocina y la música.
El exilio la enseñó a
cocinar.
- No cocino mucho, pero en
el exilio mexicano aprendí algunos platos como los chilaquiles con los cuales,
estando en Naciones Unidas, me bandeaba para las actividades de convivencia. En
Europa aprendí el conejo al vino y la bouillabaisse con los cuales todo
el mundo cree que soy una gran cocinera (Risas). Yo en los momentos de
dificultad económica me he valido de la cocina y la costura. Creo que en esta
nueva etapa de la juventud avanzada (Risas) me gustaría hacer algo de
gastronomía para reunir amigos en tertulias que creo que nos hace mucha falta y
para eso siempre busco un pastel de polvorosa.
Por sus nietos supo que el
Rap era distinto al Rock.
- Yo soy mucho de la música
clásica, de la de meditación, la barroca, la música medieval, hasta
que llegaron mis nietos y se encargaron de decirme que el Rap es
distinto al Rock, que tienen diferentes sonidos y que yo no tengo oído, lo cual
me ha llevado a apoyar seriamente el movimiento de las orquestas de rock.
Es impresionante como mis alumnos están interesados en la sociología de la
música, en dedicarse a la música en grupos musicales como forma de expresión
personal, no solamente de tipo anímico sino de tipo creativo y yo creo que ese
es un mundo que uno desconoció porque éramos de mucha racionalidad.
24-08-16
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