Por Ismael Pérez Vigil, 27/08/2016
No es uno solo, son varios los referendos revocatorios que vamos a
tener este año.
El primero, es un revocatorio compartido por todos los venezolanos, sin
distinción; es ese que tenemos todos los días, cada vez que hacemos cola para
comprar comida, medicinas, pan, o para esperar el autobús y la camionetica,
sobre todo si esta lluvioso. Es un revocatorio que nos sale de lo más profundo,
como el que nos sale cuando nos acordamos de los familiares y amigos que ya no
están, porque fueron asesinados para quitarles dinero, un celular o un caro; o
que se fueron de Venezuela, espantados por la inseguridad, el
desabastecimiento, la mala calidad de vida, en búsqueda en otra patria de los
que les permita realizar los sueños y construir el futuro de bienestar,
progreso y esperanzas que su país les niega.
El segundo lo tendremos el 1° de septiembre (1S). Ese día por todos los
caminos, las calles y avenidas, desde los entresijos de pueblos y ciudades,
saldrá gente a pedirle al CNE que nos de un cronograma y una fecha para recoger
el 20% de las firmas para manifestar la voluntad de millones de venezolanos que
quieren revocar el mandato de Nicolás Maduro y su Gobierno.
Ese día, si bien la actividad es para exigir un derecho constitucional,
la consulta de un referendo revocatorio y la elección de gobernadores en este
año, también será para protestar, para reclamar, para denunciar y expresar
nuestra mayoritaria y multitudinaria voluntad de cambio que aspiramos como
país.
Ese día marcharemos, nos concentraremos, participaremos como ciudadanos
organizados a partir del hartazgo que supone pensar en un país donde se le ha
destruido la industria, incluso la petrolera que en el pasado llego a ocupar el
segundo lugar entre las mejores empresas petroleras del mundo, se ha destruido
la agricultura, la ganadería, el turismo, la actividad pesquera, el comercio,
etc. No hay sector ileso.
Nos acordaremos ese día de todo lo mucho que tenemos pendientes contra
este régimen de oprobio. Nos acordaremos con indignación, pero sin resignación,
de los alimentos y medicinas que faltan y los padecimientos para conseguirlos.
Recordaremos con dolor, pero aspirando justicia por los familiares y amigos
fallecidos a manos del hampa y la inseguridad, sin que ninguna autoridad asuma
la responsabilidad de encontrar a los culpables. No olvidaremos el peregrinar
en días, noches y madrugadas buscando un centro asistencial en donde recluirnos
o recluir a un familiar para recibir asistencia médica, en un sistema de salud
arrasado y destruido por la falta de recursos y la indolencia.
Nos acordaremos de los días en los que, como estudiantes, marchamos y
protestamos pidiendo presupuesto para nuestras universidades, para pagarle un
sueldo decente a empleados y profesores a fin de evitar lo inevitable, irlos
perdiendo por la fuga de talentos hacia otros países que les ofrecen un salario
decente y oportunidades de ejercer su profesión, su vocación, dignamente.
No dejaremos de tener presente los abusos de las autoridades policiales
y judiciales cometidos contra los que osaron protestar y manifestar, aun cuando
la Constitución –que se nos vendió como la mejor del mundo y muchos ni siquiera
la aprobamos– les da el derecho de hacerlo.
Ese día, en ese segundo revocatorio, millones de venezolanos en Caracas
y todo el país nos movilizaremos, cada quien como pueda, marcharemos o nos
concentraremos para pedir a las rectoras del CNE que no sigan mintiendo a los
venezolanos con supuestas normas inventadas y manipuladas para negar lo que la
Constitución claramente establece como un derecho en su artículo 72: el derecho
a revocar un mandatario electo.
El tercer revocatorio será cuando finalmente las rectoras del CNE se
tengan que rendir ante la evidencia y la movilización de todo un país y se vean
obligadas a fijar la fecha para recoger el 20% de las firmas que expresarán la
voluntad de millones de venezolanos que solicitan se revoque el mandato de
Nicolás Maduro.
Si quienes lo eligieron fueron un poco más de siete millones, quienes
solicitaremos se convoque a un revocatorio para destituirlo seremos más de ocho
millones, no solamente los cuatro millones que dice la norma.
En ese momento le diremos al Presidente Maduro: “Más de ocho millones
estamos pidiendo que se convoque un referendo para destituirte. ¿Vas a esperar
que lo hagamos, o tendrás la decencia y prudencia de renunciar para facilitar
las cosas? Ese es el mensaje, claro, contundente e irrefutable que deben
recibir el Presidente y su Gobierno.
¿Estarán, los seguidores del chavismo, que tienen alguna aspiración
política hacía el futuro, dispuestos a hundirse con Nicolás Maduro en un
referendo revocatorio? Creo que no, por eso ellos también deben recibir y
recibirán el poderoso mensaje político del 20% de las firmas, que terminará con
la muy precaria y moribunda legitimidad del régimen.
Por eso es tan importante la jornada del 1S, que le dará al país la
clara indicación de que el Gobierno ha perdido, por muy amplio margen, la
mayoría que alguna vez tuvo y que ahora se suma al clamor y la desesperación de
un pueblo harto de un fracasado y pésimo Gobierno, convertido en el mayor
fraude de nuestra historia republicana, que pretende emboscar un país y
secuestrar su futuro.
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