Por Marino Alvarado, 08/02/2013
Ayer jueves 07 estuvimos por
primera vez en un estrado judicial defendiéndonos por defender a otros. Los y
las abogadas de Provea a través de sus casi 25 años de existencia hemos
participado en numerosas audiencias judiciales abogando por los derechos de víctimas
de violaciones a los derechos humanos. Pero ayer fue distinto. Acudimos a un
tribunal para responder a una demanda de la Fiscalía. Nuestra supuesta falta:
apoyar la lucha del pueblo indígena yukpa.
Desde su fundación Provea
viene acompañando a mujeres y hombres a quienes se le ha violado sus derechos
humanos o se han encontrado en riesgo de violación. Sindicalistas, indígenas,
estudiantes universitarios y de educación media, jubilados y jubiladas, educadores,
campesinos, integrantes del poder judicial, niños, niñas y adolescentes,
miembros de la fuerza armada tanto soldados como oficiales, policías de
organismos municipales, estadales y de competencia nacional, juezas y jueces,
refugiados y exiliados, colectivos e individualidades afectados en su derecho a
la vivienda y en su derecho a la salud, mujeres y hombres pertenecientes a
consejos comunales, entre otros.
Toda nuestra acción se
emprende con propósito de beneficiar a las víctimas o potenciales víctimas
auspiciando su protagonismo y la concientización de sus derechos a partir de
sus propias experiencias de defensa y exigibilidad.
Esa labor la venimos
realizando sin ningún tipo de discriminación, sin importar si apoyan o adversan
al gobierno, su orientación sexual, su condición socioeconómica, sus creencias
religiosas. Nos interesa la dignidad humana. Por eso las puertas de Provea han
estado abiertas a miles de personas que en un momento determinado sintieron la
necesidad de buscar el apoyo de una organización que las orientara y de ser
posible las ayudara a reclamar justicia, a defender derechos o simplemente que
favoreciera la comunicación con entes y órganos del Estado obligados a dar
respuesta.
No actuamos para ganar
simpatías de nadie y mucho menos de quienes tienen altos cargos en la
estructura del Estado. Trabajamos
en base a los principios de derechos humanos de no discriminación, de buscar la
realización de los derechos con criterio universal, reivindicamos la
integralidad porque consideramos que la satisfacción de todos los derechos es
fundamental para que hombres y mujeres puedan vivir con dignidad. Afirmamos la
opción por los más excluidos. Creemos en el diálogo y la resolución pacífica de
los conflictos. Con esos principios y filosofía hemos actuado.
Por nuestra firmeza al lado de
las víctimas y la labor de promover y defender los derechos humanos hemos
sido hostigados, amenazados, descalificados por distintos gobiernos. Pese a
ello, nuestra actividad ha continuado. Ahora que enfrentamos un juicio no
lograrán intimidarnos. No nos callarán. Nuestro compromiso ha sido, es y será
al lado de las víctimas. En esta oportunidad con los pueblos indígenas.
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