Evan
Romero-Castillo 07 de abril de 2015
El sucesor de Felipe González en la presidencia de España sigue los
pasos del socialdemócrata en más de un sentido: también José María Aznar
persuadió a varios exmandatarios de pronunciarse sobre la crisis venezolana.
Este
lunes (6.4.2015), la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES),
dirigida por el político español José María Aznar, informó que diecinueve
expresidentes iberoamericanos habían firmado la Declaración de Panamá con miras
a persuadir a los participantes de la VII Cumbre de las Américas (10.-11.4.2015)
de exigir “la liberación de los presos políticos y el restablecimiento del
ejercicio de los derechos fundamentales” en Venezuela. “La alteración
democrática que sufre el país se profundiza en lo social y económico”, reza
parte del documento que será presentado este 9 de abril en la capital panameña,
en vísperas del encuentro continental.
Hasta
entonces, la iniciativa de Aznar había sido apoyada por los exmandatarios Jorge
Quiroga, de Bolivia; Sebastián Piñera, de Chile; Belisario Betancur, Andrés
Pastrana y Álvaro Uribe, de Colombia; Óscar Arias, Rafael Ángel Calderón, Laura
Chinchilla, Luis Alberto Monge y Miguel Ángel Rodríguez, de Costa Rica; Osvaldo
Hurtado, de Ecuador; Armando Calderón Sol y Alfredo Cristiani, de El Salvador;
Felipe Calderón y Vicente Fox, de México; Mireya Moscoso, de Panamá; Alejandro
Toledo, de Perú; y Luis Alberto Lacalle, de Uruguay. Un día después se les
unieron el argentino Eduardo Duharte y los panameños Nicolás Ardito y Ricardo
Martinelli.
El
proyecto de Aznar –jefe del Gobierno español entre 1996 y 2004– sigue los pasos
al de su predecesor en el cargo, Felipe González (1982-1996), quien hace dos
semanas invitó a varios exgobernantes latinoamericanos a demandar la liberación
de los dirigentes opositores venezolanos Antonio Ledezma y Leopoldo López, y de
las demás personas encarceladas por motivos políticos en ese país. Pero, ¿por
qué ahora, si la ola de detenciones arbitrarias comenzó en febrero de 2014? ¿Y
por qué son precisamente dos veteranos de la política española, que además
asumen posiciones tan contrastantes ideológicamente, quienes abrazan esta
causa? Las incógnitas se agolpan.
¿Por qué ahora?
¿Por
qué lo que ocurre en Venezuela tiene tanta relevancia para el futuro de América
Latina? ¿La tiene también para el porvenir inmediato de España? “La crisis
venezolana es foco de atención porque se cree que con el proyecto chavista
puede desaparecer un modelo de desarrollo por el que se apostó mucho. Eso
tendría consecuencias directas para Ecuador y Bolivia, donde se cultiva la
segunda variante latinoamericana de democracia directa basada en la inclusión
de las poblaciones tradicionalmente excluidas”, sostiene Klaus Bodemer, del
Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA), ubicado en Hamburgo.
“La
crisis venezolana se ha acentuado tanto, que es ineludible hacer alusión a ella
en la arena internacional”, señala por su parte el investigador Ivo Hernández,
de la Universidad de Münster. Bodemer lo secunda, acotando que “la crisis
económica y las tensiones políticas ya se habían intensificado” en Venezuela.
“Pero Barack Obama atizó nuevamente la polarización en el resto de América
Latina, incluso en el seno de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), al
declarar –palabras más, palabras menos– que el país caribeño constituía un
peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos”, subraya el experto del
GIGA.
“Lilian
Tintori y Mitzy Capriles, esposas de López y Ledezma, respectivamente, entraron
en contacto con Felipe González, le pidieron que exigiera la liberación de los
políticos y González accedió. Aznar seguramente se dijo a sí mismo, ‘si
González puede hacerlo, ¿por qué yo no?’, y tomó una iniciativa similar, que no
idéntica. Los dos expresidentes españoles no están trabajando juntos, pese a
que, de cara a la cuestión venezolana, ambos se presentan como adalides del
Estado de derecho”, comenta Bodemer. Cabe preguntar, sin rastro de cinismo, si
hay también razones de política interior –española, valga el énfasis– tras las
mociones de este par de estadistas.
Venezuela y la política interior española
En
España, donde el “chavismo ibérico” del partido Podemos goza de una aceptación
con tendencia al alza, ¿pueden las causas venezolanas de González y Aznar
levantar el perfil del Partido Socialista (PSOE) y el Partido Popular (PP),
respectivamente? “Se puede decir que el PSOE gana puntos porque el frente de
expresidentes liderado por González hace lucir a Podemos como un partido que
apoya a un Gobierno –el de Nicolás Maduro– percibido como una dictadura”, dice
Fernando Mires, profesor emérito de la Universidad de Oldenburg. “González y
Aznar están enviando un mensaje tácito al electorado español”, coincide
Bodemer.
“Ese
mensaje parece ser: ‘Tengan cuidado al votar en los comicios presidenciales’ ”,
opina el especialista del GIGA, no del todo seguro sobre las probabilidades de
éxito de las propuestas de los exmandatarios españoles. A largo plazo se sabrá
cuán riesgoso es el desafío de González: el socialdemócrata planea viajar a
Caracas para unirse al equipo de abogados de López y Ledezma. A corto plazo –un
día antes de la Cumbre de las Américas– se verá cómo es tomada la Declaración
de Panamá. En todo caso, Ivo Hernández, de la Universidad Münster, no cree que
el impasse Caracas-Washington eclipse al acercamiento Washington-La Habana en
ese foro.
“Ni
Obama ni el líder cubano Raúl Castro van a permitir que otros asuntos empañen
el principal tema de sus agendas: el restablecimiento de las relaciones entre
sus países”, dice Hernández, para luego elogiar las iniciativas de González y
Aznar. “Algunos de quienes suscriben la Declaración de Panamá –como el
colombiano Álvaro Uribe o el costarricense Óscar Arias– han venido ocupándose
de la crisis venezolana desde hace mucho tiempo. Ellos han cuestionado a la
‘nueva izquierda’ y en particular al populismo chavista. Y, en su mayoría, los
expresidentes alrededor de González quieren rescatar la reputación de la
izquierda”, acota Hernández.
“Es
que el nombre de la izquierda está completamente enlodado en América Latina.
¡Eso no es izquierda! Felipe González, quien tiene vínculos muy fuertes con la
izquierda europea y latinoamericana, quiere poner las cosas en perspectiva,
tomar la noción de socialdemocracia y separarla de lo que ha sido una
‘sinvergüenzura’ continental. Y eso seguramente tendrá reverberaciones en
España, donde su compatriota, el expresidente español José Luis Rodríguez
Zapatero, de una manera inesperada e increíble, se ha lanzado a refrendar la
agenda de Podemos”, sentencia el catedrático de Münster.
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