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domingo, 14 de agosto de 2016

¿Cómo cuidar de las familias heridas y separadas?, por @Pontifex_es



Papa Francisco 13 de agosto de 2016

Santo Evangelio según San Mateo 19,3-12

El matrimonio cristiano y el divorcio: "Se acercaron a Jesús algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?" Él respondió: "¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, los hizo varón y mujer; y que dijo: Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido". Le replicaron: "Entonces, ¿por qué Moisés prescribió entregar una declaración de divorcio cuando uno se separa?" Él les dijo: "Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza del corazón de ustedes, pero al principio no era así. Por lo tanto, yo les digo: El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio". Los discípulos le dijeron: "Si esta es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse". Y él les respondió: "No todos entienden este lenguaje, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido. En efecto, algunos no se casan, porque nacieron impotentes del seno de su madre; otros, porque fueron castrados por los hombres; y hay otros que decidieron no casarse a causa del Reino de los Cielos. ¡El que pueda entender, que entienda!"Palabra del Señor

Reflexión del Papa Francisco

Hoy quisiera detener nuestra atención sobre otra realidad: cómo cuidar a aquellos que, después del irreversible fracaso de su vínculo matrimonial, han comenzado una nueva unión.

La Iglesia sabe bien que una situación tal contradice el Sacramento cristiano... Si luego miramos también estos nuevos lazos con los ojos de los hijos pequeños, los pequeños miran, los niños, vemos aún más la urgencia de desarrollar en nuestras comunidades una acogida real hacia las personas que viven tales situaciones.

Por esto, es importante que el estilo de la comunidad, su lenguaje, sus actitudes, estén siempre atentos a las personas, a partir de los pequeños. Ellos son quienes más sufren estas situaciones. Después de todo, ¿cómo podríamos aconsejar a estos padres hacer de todo para educar a los hijos a la vida cristiana, dando ellos el ejemplo de una fe convencida y practicada, si los tenemos alejados de la vida de la comunidad como si fueran excomulgados?

No se deben agregar otros pesos a aquellos que ya los hijos, en estas situaciones, ¡ya deben cargar!... Es importante que ellos sientan a la Iglesia como madre atenta a todos, dispuesta siempre a la escucha y al encuentro.

[...] Las personas que han establecido una nueva convivencia no son de hecho excomulgadas, no están excomulgados, y no deben ser absolutamente tratadas como tales: ellas forman parte siempre de la Iglesia.

De ahí la reiterada invitación de los Pastores a manifestar abiertamente y coherentemente la disponibilidad de la comunidad a acogerlos y a animarlos, para que vivan y desarrollen cada vez más su pertenencia a Cristo, y a la Iglesia: con la oración, con la escucha de la Palabra de Dios, con la frecuencia a la liturgia, con la educación cristiana de los hijos, con la caridad y el servicio a los pobres, con el compromiso por la justicia y la paz.

La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre […]Ninguna puerta cerrada. Todos pueden participar de alguna manera en la vida eclesial, todos pueden integrar la comunidad. La Iglesia […] es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas

[...] Las familias cristianas pueden colaborar con Jesús cuidando a las familias heridas, acompañándolas en la vida de fe de la comunidad".(Catequesis Audiencia General, 05 de agosto de 2015)

Diálogo con Jesús

Espíritu Santo de Dios, ven a obrar con tu poder a mi alma e ilumíname con tu sabiduría para no dejarme llevar por situaciones complicadas que me quiera robar el control de mi vida. Tú que conoces toda la verdad y eres el dador de dones, ven y enciende en mí el fuego sagrado de tu amor para que pueda sanar todo deseo y sentimiento negativo que ronde mis pensamientos y acciones. Ayúdame, oh Espíritu divino, a librarme de todo sentimiento de vanidad y de soberbia que hacen que me convierta en acusador y juez de los demás, ganándome el desprecio de muchos. Ven, Señor mío, a derrotar con tu poder toda palabra hostil que quieran pronunciar mis labios. Ven y ayúdame a desechar todo deseo malsano que habita en mi corazón y que me separa de tu divinidad.

Ayúdame a reconocer el verdadero valor de tus Sacramentos, en especial el del Matrimonio, que debe ser indisoluble y reflejo de tu unidad, reflejo de tu bondad y de tu servicio del uno por el otro. Que tantas familias que hoy se encuentran separadas, puedan encontrar en Ti esperanza y consuelo en medio de la prueba, que acercándose a mirar de cerca tu rostro puedan encontrar el rostro de su cónyuge y entender su debilidad. Ayúdanos a vivir nuestra vocación siempre llevada de la mano de tus enseñanzas y tu dirección. Sólo Tú puedes dirigir con precisión nuestro rumbo. Te entrego todo de mí, mis sueños, mi vocación, mi cónyuge, mis hijos. Bendícelos y junto con María, dame la fuerza para nunca sucumbir en la prueba. Amén

Propósito para hoy:
Revisar cuáles son los talentos que tengo para agradecérselos a Dios, y asegurarme luego que los esté usando para el bien de los míos y de los más necesitados

Reflexionemos juntos esta frase:
"Es importante tener amigos en quien poder confiar. Pero es esencial tener confianza en el Señor, que nunca falla". (Papa Francisco)

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