Luis Loaiza Rincón 20 de agosto de 2016
A
propósito de realizarse en Caracas este 27 de julio de 2016 un foro sobre
integración energética impulsado por la Comisión de Infraestructura,
Transporte, Recursos Energéticos, Agricultura, Pecuaria y Pesca del Parlamento
del Mercosur, PARLASUR, apreciamos el avance que en esta materia se ha
producido en América del Sur y el inexplicable e injustificable estancamiento
que enfrenta Venezuela.
Gracias
al amplio debate que se suscitó en este foro y la calidad de los ponentes
nacionales e internacionales invitados, pudimos tener muy claro que la
integración es una de las vías más efectivas para alcanzar soluciones cuando
nuestros países enfrentan situaciones de déficit energético. En este, y en
otros muchos contextos, la cooperación y la integración resultan fundamentales
para avanzar. Téngase presente que sólo el potencial energético de América del
Sur supera todos los déficits nacionales de los países del sub continente,
porque si bien la estructura de la distribución de los recursos energéticos es
desigual, todos son complementarios. De allí la necesidad de avanzar en el
desarrollo de los proyectos de interconexión eléctrica en América Latina y de
atender mancomunadamente los parámetros que plantea el triángulo energético:
Seguridad de Suministro, Sostenibilidad Ambiental y Acceso al Servicio.
De
igual manera vimos la urgencia de que nuestros países avancen en la
modernización de los sistemas energéticos y en la consolidación de una nueva
cultura basada en el uso sustentable de la energía. Es clave la articulación
inteligente del manejo energético, el cambio climático y la seguridad
energética en un marco de integración regional.
Es muy
importante también comprender el valor estratégico del sector privado en
función de los esquemas de integración energética en los sectores
hidrocarburos, gas y electricidad y el papel fundamental que tiene el sector
laboral, en virtud de lo cual resulta urgente atender sus necesidades de
desarrollo laboral, técnico y socio económico.
Estamos
obligados, por tanto, a impulsar una integración regional más allá de los
esquemas ideológicos transitorios y de los esfuerzos retóricos sin
correspondencia con la realidad. El sector de la energía tiene el potencial
para que desde allí se impulsen acciones dirigidas a la integración efectiva de
nuestros países.
Es
necesario, en este sentido, superar las limitaciones de nuestro país que se
reflejan en los pronunciados déficits de generación eléctrica, el irracional
manejo del sistema hidráulico y el incompetente e improvisado esquema de
desarrollo térmico. Una mirada al sistema eléctrico venezolano pone en
evidencia la falta de combustible para hacer funcionar el sistema térmico y el
colapso de las líneas de transmisión por sobre carga generada por efectos
térmicos; entre muchos otros problemas, que hacen impostergable la apertura del
sector a la inversión externa, el rescate de las hidroeléctricas y el uso de
combustible alternos para generar electricidad, como la Orimulsión.
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