Por María E. Hermida
Aunque una de las peores
consecuencias de la debacle económica que vivimos en Venezuela es la muerte del
salario, el sindicalismo lucha por recuperar el poder adquisitivo de los
trabajadores y trabajadoras. Así lo demostró el debate en el foro con el economista
y profesor universitario Ronald Balza, realizado el pasado sábado 13 de agosto
en Ciudad Guayana y donde se reunieron unas 40 personas provenientes de las
organizaciones sindicales históricamente más combativas de la zona del hierro.
La actividad se efectuó el día después del patético anuncio presidencial sobre
un incremento del 50% del salario mínimo a partir del próximo 01/09/16, que va
junto con la duplicación del bono por comida, el cual se aplicará también a
partir de la misma fecha.
Ahora bien, la dirigencia
sindical reunida en el foro, participa del curso organizado por la UCV y la
UCAB-Guayana y que auspician Ideges y Provea, denominado "Acción
Sindical y Derechos Humanos", iniciado el pasado mes de julio. Por ello,
el debate tuvo el protagonismo de quienes tienen la responsabilidad de defender
derechos laborales en tiempos de crisis. Es decir, sindicalistas, quienes
además han decidido formarse para mejorar su labor, en medio de un contexto
general caracterizado por la caída de los indicadores nacionales sobre el
empleo en condiciones idóneas y un pavoroso retroceso en la calidad de vida de
la población, especialmente los sectores más empobrecidos.
Sobre Guayana muchas
personas recordarán su apodo de "el milagro", durante la segunda
mitad del siglo XX. Era un emporio industrial y un dechado de virtudes urbanas
que expresaban el espíritu del progreso y la productividad que encarnaba la CVG
y las empresas básicas. Después, y no muy lejos de la industria petrolera,
seguían en orden de importancia las exportaciones de hierro, aluminio y otros
minerales semi procesados que salían de nuestro territorio por las caudalosas
aguas del Orinoco. Un sin fin de características hicieron de Puerto Ordaz una
realidad exitosa de la que poco o nada sobrevive hoy, como lo reseña de forma
impecable Damián Prat, autor de una de las obras más importantes en su género
sobre la región, titulada "Guayana: el milagro al revés".
Prat fue el moderador de
este foro, en tanto forma parte del equipo que coordina la organización del
curso "Acción Sindical y Derechos Humanos”. Ello permitió la mágica
coincidencia de Damián Prat y Ronald Balza, pues éste último coordinó la
publicación que sobre la región editó la UCAB en 2015, en su tomo I. Esta obra
contiene una compilación muldisciplinaria de varias investigaciones y cuyo
título es "Guayana: instituciones y organizaciones".
De manera que la Academia y
el Sindicalismo se encuentran cada vez más y con mayor frecuencia en espacios
de esta naturaleza, lo que permite trascender en la indagación sobre las causas
de la crisis económica, desenmarañando sus secuelas con la valiosa
participación de las víctimas que la padecen. Es decir, andar de la mano con un
sector clave en la materialización de las políticas económicas del gobierno:
los trabajadores y las trabajadoras. De allí la perspectiva positiva que estás
coincidencias auguran, pues resulta indiscutible la potencialidad que sigue
ofreciendo al país y a la democracia contar con un sindicalismo preparado y
fuerte.
Es la organización sindical
una de las herramientas con las que cuenta la sociedad democrática para
restablecer la calidad del trabajo y con él, de las relaciones laborales. Aun
en contextos críticos como el que atraviesa Venezuela, un grupo sindical
estudiando, debatiendo, pensando y codeándose con la ciencia y la investigación
es, siempre, una esperanza. He ahí la actitud a emular en estos tiempos:
formarse para defender derechos. Esa es respuesta.
19-08-16
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