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lunes, 22 de agosto de 2016

Venezuela y el Fondo Monetario Internacional [1 de 2]


Por Carlos Hernández Delfino


Este artículo, que constará de dos entregas, persigue el propósito de presentar los aspectos esenciales de una de las instituciones multilaterales creadas en 1944: el Fondo Monetario Internacional (FMI). También pretende bosquejar la relación de Venezuela con este organismo desde su creación.

En distintos momentos Venezuela, al igual que muchos otros países, recurrió al apoyo técnico y financiero del FMI con el objeto de superar dificultades asociadas al desbalance externo del país, es decir, a una insuficiencia de ingresos para atender los pagos de importaciones y servicios de origen externo, y cumplir con sus compromisos financieros. Estas situaciones varían en cuanto a los factores de causalidad que las determinan, la profundidad y extensión de los desequilibrios y distorsiones que las acompañan y la naturaleza de los remedios que deben ser aplicados para corregirlas. En ocasiones, como fue el caso venezolano en 1989, los trastornos externos están acompañados de serios desajustes y desequilibrios en la economía del país, así como de debilidades institucionales, todo lo cual exige atención para restablecer los equilibrios, alcanzar el crecimiento sostenido y abatir la pobreza.

Las políticas necesarias para estabilizar la economía y corregir las deformaciones institucionales implican costos iniciales cuyos efectos sobre la población pueden ser moderados en el marco de un programa que contemple el financiamiento del FMI. El apoyo integral de esta institución ofrece, además, una referencia a otros organismos intergubernamentales, a los gobiernos y a la comunidad financiera internacional, sobre la calidad y compromiso de las políticas emprendidas, con lo cual las relaciones del país con estos grupos se hace más fluida. El primer artículo estará dedicado a una apretada síntesis de la génesis y evolución del FMI; y el segundo a la relación de Venezuela con el Fondo.


Aspectos generales del FMI

La Gran Depresión de los años treinta y la Segunda Guerra Mundial produjeron graves consecuencias en términos de la reducción del comercio internacional, de inestabilidad en los mercados financieros, de la aplicación de devaluaciones competitivas que paralizaron la inversión y el comercio, y de pérdida de confianza generalizada en las monedas locales por la ruptura del vínculo con el patrón oro en algunos de los países industriales. La necesidad de reconstruir el sistema monetario internacional y de recuperar la confianza a través de un nuevo orden financiero, condujo a los acuerdos para crear el FMI y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (Banco Mundial), en la Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas celebrada en Bretton Woods, New Hampshire, el 22 de julio de 1944, cuando aún no había definitivamente concluido el conflicto mundial y el acuerdo de paz tardaría todavía un año en ser alcanzado. En esa Conferencia los Estados Unidos e Inglaterra, principales jugadores en ese escenario, fueron representados por Harry Dexter White y John Maynard Keynes, respectivamente.

Estaba fresca todavía en las mentes de los promotores de la nueva arquitectura financiera internacional, la cadena de eventos que siguieron a los errores cometidos en las negociaciones de paz al final de la Primera Guerra Mundial, cuando se impusieron exorbitantes reparaciones de guerra a Alemania, las cuales, en el marco de las políticas expansivas adoptadas por el gobernante Partido Social Demócrata Alemán, no solo habrían de imponer inmensos costos a su población y desfasar su recuperación, sino que exacerbaron el dolido espíritu nacionalista alemán y contribuyeron a generarlas condiciones que hicieron posible la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial. Haciendo click acá podrán ver un texto que lo explica claramente.

Disparidades productivas, comerciales, monetarias y financieras, y ausencia de fórmulas de cooperación, caracterizaban el contexto internacional de esos tiempos. Keynes se opuso vigorosamente a las reparaciones de guerra impuestas sobre Alemania pues previó certeramente sus consecuencias así como las de ignorar que la reconstrucción de Europa debía ocupar la primera atención de las potencias. La Gran Depresión fue una experiencia devastadora en el orden humano, económico, financiero y también en el mercado de cambios a escala internacional.

Puede entonces entenderse la convergencia de voluntades en Bretton Woods hacia el diseño de un sistema de tipos de cambio fijo (anclado en el precio fijo del oro en dólares estadounidenses) y ajustables dentro de una estrecha banda, basado en la cooperación internacional, libre de barreras al comercio y de controles a las operaciones cambiarias. Cuarenta y cuatro países suscribieron los acuerdos que dieron origen a ambas instituciones. Correspondió al Banco Mundial apoyar el proceso de reconstrucción en la postguerra y contribuir a reducir los niveles de pobreza en el mundo.

El Convenio Constitutivo del FMI, al cual se adhieren los países miembros, establece los objetivos de esa institución que incluyen: fomentar la cooperación monetaria internacional, favorecer el crecimiento equilibrado del comercio mundial, promover la estabilidad cambiaria en un sistema multilateral de pagos, libre de restricciones al comercio mundial y a la competitividad; apoyar financiera y técnicamente a los países miembros en la corrección de sus desequilibrios externos, y ofrecer un foro de consulta y colaboración para la solución de los problemas monetarios internacionales. El Convenio Constitutivo del FMI se hizo efectivo el 27 de diciembre de 1945.

Los países miembros del FMI, que hoy suman 189, asumen obligaciones comunes a fin de crear las condiciones que coadyuven a la estabilidad del sistema monetario internacional. Entre esas obligaciones se incluyen: evitar restricciones a la fluidez de los pagos, evitar prácticas monetarias discriminatorias y entregar periódicamente al Fondo la información requerida para el cumplimiento de su objeto y para dar a conocer el estado de las economías de los países miembros. Más en concreto, en cuanto corresponde al régimen cambiario, los países “se comprometen a colaborar con el Fondo y entre sí para establecer regímenes de cambio ordenados y promover un sistema estable de tipos de cambio”. El cumplimiento de estas obligaciones está sujeto a la supervisión y vigilancia por parte del Fondo y así lo admiten los países al adherirse a su Convenio Constitutivo.

Cuando un país confronta dificultades en sus transacciones externas debido una reducción de cierta magnitud y duración en el valor de sus exportaciones, por la ocurrencia de alguna situación sobrevenida que altere su capacidad para importar y para cumplir con sus compromisos externos, o por causa de políticas fiscales, monetarias y cambiarias inadecuadas o en razón de perturbaciones políticas y sociales internas, puede recurrir al FMI en procura de asistencia financiera y técnica. A los fines de asegurar que las autoridades del país en cuestión adopten políticas económicas eficaces, que les permitan superar la crisis que hizo necesaria la asistencia financiera del Fondo, y asegurar, además, la devolución de los recursos que reciba, se establece un régimen de condicionalidad que vincula los desembolsos de esa asistencia con el cumplimiento de los objetivos y metas previstos en el marco de las políticas adoptadas. El régimen de condicionalidad de los programas con el Fondo se fundamenta, por un lado, en el diseño e implementación de las políticas macroeconómicas y de reformas estructurales (si fuese el caso), de las cuales es responsable el país que las adopte; y, por el otro, en los instrumentos empleados en el seguimiento del programa. Este régimen ha evolucionado hacia un orden de mayor flexibilidad y adaptabilidad a la circunstancia particular de cada país.

Existen diversas modalidades de programas con asistencia financiera del Fondo que dependen de la profundidad y extensión de los desequilibrios y de las necesidades de financiamiento. Estos programas se acompañan, en general, del apoyo del Banco Mundial y sus instituciones asociadas para concretar reformas estructurales y favorecer la adopción de políticas para el desarrollo de los países miembros. En síntesis, corresponde al FMI apoyar la atención de los problemas macroeconómicos, mientras que el Banco Mundial patrocina el desarrollo económico y la reducción de la pobreza, aunque hacia este último objeto el FMI ha desarrollado una postura de mayor compromiso. El Fondo creó un servicio especial dedicado a favorecer el crecimiento de los países más pobres y la lucha contra la pobreza (Servicio de Crédito Ampliado, SCA) y es su principal programa para el apoyo de mediano plazo a países de bajos ingresos. Existe otro programa para reducir la deuda de países con menores recursos y aliviar la carga de su servicio (Iniciativa para los Países Pobres muy Endeudados, PPME, o las más conocidas siglas en ingles HIPC) como un elemento clave para lograr reducir la pobreza; cerca de 40 países han calificado para esta facilidad.

19-08-16




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