MUD 03 de julio de 2017
@unidadvenezuela
Ha
llegado un momento decisivo en medio del rumbo que Venezuela necesita, merece y
está reclamando en las calles.
Y hoy
estamos aquí para eso.
Hablamos
en representación de cada uno de los sectores de la sociedad. Durante el tiempo
que hemos dedicado a articular esta nueva y sólida fuerza, conseguimos que
sectores diversos, con historias de lucha distintas y visiones políticas en
algunos casos antagónicas, estemos declarando juntos, por encima de nuestras
legítimas diferencias y sin renunciar a nuestros valores esenciales.
Hoy
estamos aquí unidos en defensa de la Constitución Nacional y de la República,
porque sabemos que ambas están seriamente amenazadas.
Venezuela
reclama la unidad de todos para defenderla. Y hoy, finalmente, estamos aquí
para hablar de una misma idea: la Unidad Nacional.
Durante
93 días de lucha, la resistencia ciudadana y democrática, principalmente
asumida por nuestros jóvenes, ha inspirado a toda Venezuela, llevando al
régimen de Nicolás Maduro a un estado de fragilidad, división y aislamiento
severo. Y una de las razones para esta conquista democrática ha sido la unidad
del pueblo ciudadano y el respeto de su dirigencia, generando una relación más
compacta y dinámica que nunca.
Todo
esto se suma a la actuación firme de la Asamblea Nacional y del Ministerio
Público. Después de tantos años de un ejercicio cómplice del poder, en estas
últimas semanas los venezolanos hemos sido testigos de cuánto aporta la
separación de poderes a la República y a la Libertad. Sin necesidad de sacrificar
la dimensión ideológica, defender la Constitución es una urgencia que sólo
resulta posible desde la independencia.
Durante
este corto tiempo hemos alcanzado innegables victorias en términos de sumar
apoyos de todos los sectores del país, incluyendo a la mayoría de la base
oficialista. Hemos logrado que los ojos del mundo se centren en Venezuela y eso
ha arrinconado a la dictadura, al poner en evidencia que la mentira que
intentaron diseminar por todo el continente no era otra cosa que un feroz saqueo
al dinero de la Nación y una estrategia planeada por quienes creían que nunca
iban a perder al poder. Y hoy viven el desespero de estar sin pueblo, sin apoyo
en las calles y sin nada más que ofrecerle a la gente que represión, violencia
y muerte.
Estamos
viviendo la mayor tragedia en la historia republicana del país. Nada de esto
que escucharán es algo que no conozca cada venezolano pero, al ser éste un
momento histórico por lo que hemos venido a defender, es necesario que quede
dicho: nos hemos convertido en el país más pobre en ingresos de toda la región
y cada día, en cualquier rincón de Venezuela, a las familias más humildes las
rodea y las asfixia una escandalosa y obscena realidad: inmensas colas de
personas buscando los pocos alimentos que pueden adquirir, niños hurgando en la
basura restos de comida para callar el hambre, madres llorando por sus hijos
arrebatados por el hampa o por la represión, padres angustiados buscando cómo
llevar algo de comer para sus familias, ancianos y enfermos muriendo por falta
de medicinas, jóvenes huyendo del país porque les han robado su futuro,
estudiantes que no pueden seguir su preparación por falta de escuelas.
Se ha
pauperizado el salario de los trabajadores, con la gravedad de hacerles creer
que aumentando un salario de hambre secuestran la voluntad política de la clase
trabajadora, como hicieron las dictaduras latinoamericanas que antecedieron a
este fallido experimento totalitario.
Destruyeron
el aparato productivo. Persiguen a periodistas y extorsionan a los medios de
comunicación cuando pretenden decir la verdad. Y ahora criminalizan la
legítima protesta del pueblo. Quienes se hicieron llamar los hijos de “El
Caracazo”, se han convertido en responsables del asesinato sistemático de
jóvenes manifestantes que no han hecho otra cosa que pelear por el país que
merecen tener.
En
Venezuela, las gravísimas violaciones a los Derechos Humanos se han convertido
en una práctica recurrente de la dictadura. Y ahora, los responsables de este
inaceptable y doloroso drama quieren convertirlo en algo permanente e
irreversible.
En el
colmo de sus apetitos de poder y riqueza, ese pequeño grupo de privilegiados
que hoy gobierna la Nación ha decidido romper el hilo constitucional y dar un
Golpe de Estado, con el único fin de mantener sus beneficios a toda costa, sin
importar que el costo de su miserable empeño sea el dolor y el sufrimiento de
todo un país.
Nicolás
Maduro, en complicidad con una mayoría del Tribunal Supremo de Justicia y del
Consejo Nacional Electoral, decidió cerrarnos todas las vías democráticas. Es
una evidencia de que tienen el pleno conocimiento de que son incapaces de ganar
una elección, ni siquiera con sus ya conocidos abusos del dinero público y el
monopolio comunicacional. Así desconocieron la voluntad de más de 14 millones
de venezolanos que escogieron a sus representantes a la Asamblea Nacional. Así
secuestraron el derecho del Pueblo a celebrar un referéndum revocatorio del
mandato presidencial. Así burlaron el mandato constitucional de convocar a las
elecciones regionales de alcaldes y gobernadores. No conformes con eso,
decidieron ir más allá, acosando y amenazando a los Poderes Públicos, como es
el caso de la Fiscalía General de la República, por el simple hecho de defender
la Constitución y alzar su voz en contra de unas violaciones a los Derechos
Humanos que han sido tan evidentes que incluso han obligado a sus autoridades
militares a reconocerlas como atrocidades.
En el
medio de su debilidad, Nicolás Maduro decidió huir hacia adelante, a través de
una maniobra fraudulenta con la cual pretende perpetuarse en el poder y
eternizar la crisis que vive nuestro país. Maduro y la clase política que nos
gobierna, comprometidos hasta la médula con un sistema corrupto que quedará en
evidencia apenas pierdan el Poder, ha inventado un mecanismo perverso para
pasar por encima de la soberanía popular y de la indignación que no ha
abandonado las calles del país durante ya casi cien días.
El
miedo al Pueblo los ha llevado a tramar una supuesta “constituyente”, con la
pretensión de cambiar la Constitución y la estructura de la República. Una
“constituyente” fraudulenta para eternizar el drama social y de exclusión que
hoy padecemos. Una “constituyente” para que Maduro y su camarilla se queden
para siempre en el poder.
En
resumen: Nicolás Maduro entendió que no puede gobernar Venezuela por los votos
y tampoco puede con esta Constitución, así que ha decidido poner en marcha la
idea de hacerse una Carta Magna a la medida de su apetito y desde ahí crear
otro país, un país de miedo, miseria y muerte que lo deje seguir gobernando.
Si la
dictadura llega a concretar su propósito de consolidarse con este fraude, ello
significaría sencillamente la disolución de Venezuela como república. En
la Constitución cabemos todos. En el invento constituyente de Maduro, cabe sólo
él y su proyecto de perpetuarse en el poder.
Ni él
ni sus cómplices contaban con la valentía y firmeza del bravo pueblo venezolano,
que no ha abandonado las calles ni se ha dejado intimidar por tropas sin rostro
y sin nombre, dispuestas a matar a sus hermanos por orden del Poder.
No
quisieron consultar al Pueblo soberano. Y ahora deben asumir las consecuencias.
Hoy nos tienen aquí, cohesionados y Unidos en un solo bloque. Hoy estamos aquí,
juntos, decididos a defender nuestra Constitución, nuestra República y nuestra
posibilidad de vivir en Democracia.
Y en
esto seremos claros, contundentes y directos: Nicolás Maduro y miembros del
partido de gobierno, consideren el enorme fracaso político que ha significado
su gobierno, consideren el enorme rechazo que tiene su fraudulenta propuesta
constituyente en las bases populares, consideren a cada uno de los muertos que
hoy pesan sobre su proyecto político, su ineficacia para gobernar y su empeño
en mantenerse en el Poder. Háganlo y háganlo bien, porque hoy el Pueblo
venezolano les exige que retiren su propuesta constituyente sin dilación y sin
maniobras.
Es el
Pueblo entero quien se los demanda y, si se mantienen en su empeño totalitario,
será el Pueblo entero quien se los cobre. Porque si deciden ignorar este
llamado, sepan que se arriesgan a que la fuerza poderosa del Pueblo venezolano
decida reclamar sus derechos como lo ha hecho cada vez que un tirano ha
pretendido oponerse a sus deseos legítimos de Libertad.
Nosotros,
todos nosotros, no vamos a permitir que la destrucción de Venezuela se
concrete. Sabemos que el fraude constituyente no resuelve la crisis social ni
contribuye con la paz del país. Por el contrario, es la garantía de eternizar
su ejercicio de la violencia de Estado y el padecimiento social que hoy
sufrimos. La gran mayoría del pueblo de Venezuela quiere vivir en paz y por eso
clama por un cambio. Y es este mismo Pueblo que rechaza el fraude constituyente
el que también exige que el Poder Electoral le permita elegir un nuevo gobierno
que pueda solucionar los graves problemas del país.
Sepan
que en este reclamo no sólo nos acompaña la inmensa mayoría del pueblo venezolano,
sino también la comunidad internacional, que ha entendido la legitimidad y la
justicia de nuestra lucha, siempre pacífica y siempre constitucional. En este
sentido, reconocemos su preocupación y su apoyo. Queremos dejar en claro que aunque
siempre estaremos abiertos a propuestas serias y no parcializadas de
negociación, no aceptaremos ni manipulaciones ni engaños. Aquellos países y
gobiernos que deseen ayudarnos en la superación pacífica de esta tragedia
colectiva, sepan que toda solución pasa por el restablecimiento del orden
constitucional quebrantado.
Hemos
avanzado mucho. Ahora, para alcanzar de manera definitiva nuestros objetivos es
necesario que todo el Pueblo asuma el compromiso que ya nuestros jóvenes han
iniciado, pensando en su futuro y en el de Venezuela, en ejercicio de los
artículos 333 y 350 de la Constitución.
De tal
manera, solicitamos a la Asamblea Nacional que, de acuerdo con el Artículo 71
de la Constitución Nacional, convoque a un Proceso Nacional de Decisión
Soberana para que sea el pueblo quien decida el rumbo que debe asumir el país,
decida o no adherirse masivamente a la aplicación de los artículos 333 y 350 de
la Constitución, y a partir de ese resultado, activar el levantamiento
democrático en la totalidad del territorio nacional y la activación de la Hora
Cero nacional.
Quienes
suscribimos este documento, articulando una representación en verdad diversa y
cohesionada, convocamos a todo el Pueblo de Venezuela a decidir cuál es la vía
que debe seguir nuestra Nación en esta encrucijada histórica. En virtud del
Artículo 5 y los Artículos 333 y 350 de la Constitución, convocamos a este 16
de julio elegir el futuro del país en ese Proceso Nacional de Decisión Soberana
y a partir de ese momento, defender el mandato que surja de ese proceso,
activando la fase superior de la lucha.
¡Que
sea el Pueblo quien decida!
1. Que
sea el Pueblo quien decida si rechaza y desconoce la constituyente convocada
inconstitucionalmente por Nicolás Maduro y sin la aprobación del soberano.
2. Que
sea el Pueblo quien decida el rol que demanda a los funcionarios públicos y a
la Fuerza Armada Nacional para lograr la restitución del orden constitucional.
3. Que
sea el Pueblo quien decida si convoca y respalda la renovación de los Poderes
Públicos que se encuentran al margen de la Constitución, además de la
conformación de un Gobierno de Unión Nacional y la realización de elecciones
libres y transparentes para restituir el orden constitucional.
El
país y el mundo deben entender que esto es un proceso democrático de rebeldía
popular en ascenso.
Una
vez que el Pueblo venezolano haya decidido, nosotros haremos respetar su
soberana sentencia. Estamos preparados para iniciar las acciones que haya que
iniciar: vamos construir un país para todos, un país donde todos puedan vivir y
progresar en paz, un país con vida y con futuro, al cual aquellos que han sido
obligados a irse se apuren entusiasmados a volver. Una Venezuela digna, justa,
capaz de llenarnos de orgullo.
Hoy
estamos obligados a defender la Constitución. Este proceso democrático de
rebeldía en ascenso que iniciamos con esta solicitud a la Asamblea Nacional la
emprendemos para que podamos construir entre todos el país que merecemos y
aspiramos. Una Venezuela donde algo que hoy parece extraordinario, como el
encuentro en reconciliación de distintos sectores para defenderla, sea el signo
distintivo de su reconstrucción.
Hemos
decidido iniciar el camino hacia la recuperación de la democracia y
gobernabilidad.
¡Abajo
la dictadura!
¡Que
sea el Pueblo quien decida!
MUD
@unidadvenezuela
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