Lester Toledo 31 de mayo de 2019
@LesterToledo
El
corazón se nos paraliza y el alma nos duele profundamente cada vez que
recibimos la fatal noticia de la muerte de otro niño en el Hospital JM de los
Ríos de Caracas.
Al
inicio del mes de mayo en ese hospital contabilizaban 30 niños cuyas vidas
dependían de un trasplante, de una medicación especial o de algún procedimiento
específico, la condición de salud y la esperanza de vida de estos pequeños no
solo se agravaba por la crítica escasez de insumos y medicamentos que ya desde
hace años provocó la dictadura, sino además por la indolencia de este régimen,
que con su inacción demostró, una y mil veces, que poco o nada le importa la
vida de los venezolanos.
Hoy
esa indolencia nos pone al frente de una nueva matanza de niños, de pequeños
venezolanos cuyas vidas se apagaron ante la mirada impotente de unos padres que
lo dieron todo para mantener la esperanza en ellos, pero que, lamentablemente,
en numerosos casos, perdieron esa batalla por la vida.
Son
niños, con nombre y apellido, a quienes Maduro truncó su futuro, que tenían
padres y madres amorosos, con abuelos y hermanos, cuya partida inesperada, dejó
una honda huella de dolor y vacío en sus hogares. Hablamos de 14 pequeños del
Hospital JM de los Ríos que han fallecido en lo que va de año esperando su debida
atención, ellos son Diego García de 13 años, Marianyi Serrano quien falleció a
los 5 años de edad, Giovany Figuera de 6 años, Robert Redondo de 7, Mariángel
Romero 15 años y Frandynson Torrealba de 7 añitos; Juan Sebastián Arnao quien
falleció antes de cumplir su primer añito y Harold Alcalá de 11 años, hablamos
de Víctor Pacheco de 13 años y Noemí Oliveros de 15 años, Yeiderbeth Requena
que murió de 7 años, Erick Altuve de 11, Yoider Carrera de 2 años y el más
reciente fallecimiento, el de Nicol Díaz, una bebé que falleció a los 3 meses
de nacida.
Todas
estas muertes, por tan solo mencionar los casos de una sola institución de
salud de gobierno, muestran a Nicolás Maduro como el Herodes venezolano, un
criminal que lleva en sus manos la sangre de todos estos pequeños y que con
gran indolencia y frialdad ha convertido a nuestro país en una gran morgue.
Un
Herodes que prefirió invertir el dinero del Estado en más armas y muerte, y no
en salud y transplantes que significaban la vida para estos pequeños a quienes
sin reparo les arrebató su esperanza de vida.
Que no
se nos olviden nunca los nombres de estos niños, por ellos debemos continuar
luchando, para que no muera uno más, para que en Venezuela haya atención médica
de calidad, un país donde todos tengamos los mismos derechos.
Esa es
la razón de ser de la Coalición Ayuda y Libertad, salvar vidas, y por todos
estos hoy ángeles, aunque la dictadura se empeñe en negar la crisis, en rehuir
de su responsabilidad en cada muerte, desde la Coalición damos un paso al
frente para ayudar a como dé lugar a estas familias y a estos pequeños que hoy
sufren.
El
Hospital JM de los Ríos hoy es la punta del iceberg de la aguda crisis que
afecta a todo un país, donde 7 millones de venezolanos están en peligro de
muerte de acuerdo a la ONU y donde, según reportes de Codevida, 18.7 millones
no tienen acceso a la salud. Esa es la gran verdad tras las lamentables muertes
de estos niños que tanto nos han dolido.
A cada
familia cuyos corazones se encuentran desolados por estas irreparables
pérdidas, nuestras oraciones pero también nuestro compromiso. Sepan que no
están solos.
Reafirmamos
nuestro compromiso para hacer frente al usurpador, para hacer lo que haya que
hacer para cesar la usurpación, propiciar un gobierno de transición y lograr
elecciones libres. Única salida para poner fin a esta mortandad que tanto dolor
causa en el corazón de Venezuela. Ni un niño más.
Lester
Toledo
@LesterToledo
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