Por Armando Martini Pietri, 13/04/2015
Comenzó y concluyó la VII Cumbre de las Américas en Panamá. La verdad
es difícil procurar un diagnóstico objetivo y claro de sus resultados, porque
no paso nada que no se supiera que iba a pasar. Las vedettes fueron Obama y
Castro, tal como se esperaba, todo lo demás fue ruido de galería. Como
siempre no paso de ser un encuentro más, y se ratifico la costumbre en estas
reuniones ampliadas. Nada dejan y mucho decepcionan.
En el caso de Panamá, hay que destacar las representaciones de la
oposición venezolana y del oficialismo, cada una desde su trinchera cumplió su
objetivo. La declaración de los ex presidentes tiene su peso, más que en la
Cumbre como tal, en movimientos políticos internacionales como la
socialdemocracia y de centro derecha que gobiernan, que recordemos a primer
vistazo, coaligadas en Alemania y presentes en casi toda Europa, además de
Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay entre otros. La presencia de Rocío San Miguel
en el acto con el Presidente americano fue notoria y destacada distinguiéndola
como principalísima opositora. La ausencia de Obama y el Presidente Santos fue
un mensaje clarísimo al venezolano de “nos importas un pepino”, un salirse
justo ahí tan descarado es una muestra de imprevisión diplomática o de
indiferencia; y las cancillerías de Washington y de Bogotá nunca han caído en
imprevisiones; puede que tomen decisiones erradas, pero no dejan nada al azar.
En todo caso en lo interno de la política venezolana la intervención
del Presidente Nicolás Maduro cada quien la analizara desde su punto de vista y
hará sus propias conclusiones a favor o en contra. Todos los jefes de Estado
pusieron su mensaje claro y contundente de no estar de acuerdo con sanciones a
Venezuela –a nadie le conviene un monstruo sancionador-, señalaron lo que
cualquiera sabe, que un país pequeño, arruinado, que vive de las
compras de petróleo de empresas estadounidenses y encima está desbaratadamente
gobernado, no puede ser amenaza para nadie, ni siquiera para Guyana. Cada cual
después se dedicó a sus propios objetivos, incluyendo al ecuatoriano Correa que
pretendió lucirse diciendo lo mismo que dice todos los días en Quito, que los
medios de comunicación son unos bandidos, y Evo Morales sólo se preocupó de
dejar claro que no le interesaba reunirse con Obama, quizás porque lo que más
le interesa es averiguar qué le pasó electoralmente en La Paz, El Alto,
Cochabamba y Santa Cruz. La presidenta argentina después de atacar al imperio y
catalogar de ridícula la orden ejecutiva de Obama y recordar a Perón, se
despidió por ser esta su última cumbre.
Pero mientras esto sucedía y el país todo estaba pendiente de la
confrontación Venezuela-USA y las declaraciones de amistad y simpatía entre Cuba
y USA con aclaratorias históricas incluidas aquí en nuestra patria, los
venezolanos quedamos sorprendidos cuando conocimos de una nueva resolución de
CENCOEX en la cual se rebajaban las asignaciones a los cupos de viajeros.
Algunos la catalogan de arbitrariedad y otros, de casa por cárcel. La
verdad es un ataque directo a la clase media y más grave a aún, un
reconocimiento categórico, terminante y conclusivo de la crisis que vivimos los
venezolanos, y no de ahora sino desde hace ya algún tiempo agravada in extremis
con la caída de los precios del petróleo; el Gobierno que tiene ministros de
Economía que no saben de Economía no ha podido evitar que su impericia haya
salido a flote con mucha más fuerza en el conflictivo mar del conocimiento
público.
El flujo de caja del gobierno bolivariano esta en tal escasez que
comienza a colapsar y el 6,30 y el 12 son simplemente banderitas deshilachadas
sin viento que les sople. Cuando lo comparas con el mercado negro es
simplemente una fantasía. Lo cierto es que estos diferentes controles y valores
de la moneda lo que produce en el caso de los viajeros es fortalecer la mafia
de raspa cupos y aumentar la podredumbre.
El Gobierno y Nicolás Maduro no asimilan e insisten en tapar su
ineficiencia con más controles lo cual no sólo no los ayuda para nada sino que
tranca más las cosas y con el sacrificio de una parte de la población apenas
logra ahorrar un porcentaje mínimo que no hace diferencia alguna a costa de la
libertad de tránsito y la libertad de disposición y conversión del dinero -que
bien ganado- no se puede disfrutar o gastar donde cada quien tenga a bien
hacerlo.
Cuando por razones políticas y no económicas se establece un control de
cambios irreal, absurdo y fantasioso es imposible financiar los requerimientos
de los ciudadanos y del mismo gobierno de acuerdo a sus políticas de subsidios.
O sea, unos cuantos no podrán viajar o lo harán con extremas limitaciones,
mientras al mismo tiempo sigue creciendo el fantasma más grueso y peligroso: la
baja de producción, el recorte de importaciones y el feroz desabastecimiento.
Maduro ya debe estar regresando lleno de alardes sobre lo bien que le
fue. Pero sépanlo, todos, no le fue ni bien ni mal, estuvo simplemente como una
larga y dramática pancarta a un lado del escenario principal donde hicieron sus
actuaciones Raúl Castro y Barack Obama, una de esas carteles que forman parte
del paisaje pero que nadie lee por segunda vez; a veces ni siquiera la
primera.
En cualquier caso ¿saben quién ganó de verdad? Panamá, llenaron
hoteles, alquilaron carros, las delegaciones de América llenaron tiendas y
restaurantes, y Panamá aumento su imagen de país de oportunidades.
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