Soledad
Morillo Belloso
@solmorillob
Es
claro que este gobierno (epilogo del anterior) es genómicamente incompetente.
Por estos días surgió el tema de varias grandes obras inconclusas. Apunté que
si este gobierno no puede poner personal médico y mínima dotación en el
ambulatorio de El Cardón en Margarita, como esperar que pueda con obras de
envergadura. No sabe hacer y no quiso aprender. Tampoco se dejó ayudar. Solo
quiso poder. Y plata. Lo incompetente no se compensa con plata y poder. Lo que
natura no da, billete y puño no emprestan.
La radiografía
de la revolución revela 16 años de desidia, negligencia, matraqueo y
despilfarro. Un gobierno que se ufana de su ombligo popular es empero el
epitome del "sifrinismo", la "echonería", el
"nuevoriquismo" y el "botaratismo". Quienes vivimos los
tiempos de la llamada Venezuela Saudita sabemos que entre aquellos años del
"ta'-barato-dame-dos" y estos del
"gasta-y-regala-que-sobra-con-qué" hay un abismo. En aquellos ocurrió
la riqueza súbita del inesperado aumento de la factura petrolera. Hubo
loqueteras monumentales. Se gasto en obras insensatas y se fijaron metas
imposibles de cumplir o que eran meros disparates. Pero el país se pobló de
escuelas, universidades, hospitales, medicaturas, industrias, comercios,
carreteras, autopistas, teatros, puentes, redes de transporte y comunicación, tecnología,
ciencia, artes y un largo etcétera de obras de calidad. Llovió bonanza sobre el
país. También hubo estrambótica regaladera. El mesianismo criollo no es mal de
nuevo cuño. En nuestro devenir, hubo presidentes que se creyeron reyes de
carnaval. Pero en este siglo Miraflores muto en "la chequera que
camina". De 1999 a 2015, Venezuela obsequio mas a paises y organizaciones
en el exterior que desde tiempos provinciales hasta 1998. Sumese a eso que el
gobierno instalado en 1999 boto literales toneladas de dólares en templete.
Para inaugurar un paso de cebra se hace una rumba. En esta orgia de vanidades,
Miraflores no pone huevos pero cacarea diario y en cadena nacional.
Hay
otro asunto. Este gobierno se hundió y nos hundió en una cañería de corrupción,
encamándose y encamandonos con el mas sórdido malandraje local e internacional.
La opacidad que es norma auspicio la contaminación del hacer estatal y, por derivación,
la basura inundo lo privado. No resiste el gobierno el análisis del
acromegalico monto erogado y menos de la monstruosa deuda pública contraída. Ha
faltado la indispensable auditoria del erario nacional; menos la ha habido a
nuestra principal industria (que multiplico por N su nómina y gastos y nos robó
la oportunidad de tornarnos de promesa energética en potencia real), o al BCV y
su imprenta clandestina de billetes sin sustento, o a las compras para las
misiones y megaobras, la mayoría de las cuales violaron los procesos de licitación
de ley. Y qué decir de los trajines en la asignación de miles de millones de dólares
a los enchufados. El gobierno, con complicidad de los poderes públicos, ha
hecho de Venezuela un pozo séptico.
Una
nueva Asamblea Nacional no dominada por obsecuentes puede actuar en al menos
dos de esos tres cruciales asuntos. Lo siento, no puede el Parlamento hacer
eficiente y capaz a Miraflores. La incompetencia gubernamental tiene que ver
con funcionarios que nos han impuesto teorías sociales y económicas -fracasadas
doquiera han sido aplicadas- y que carecen de los conocimientos para una
eficiente gestión publica. Toman decisiones sin entender los retos y exigencias
de los cargos que ocupan. Rotan en los taburetes ministeriales sin atinar en
ninguno. La Asamblea nueva no puede solventar ese problema. Eso no tiene
remedio.
Pero
un Poder Legislativo competente puede poner cascabeles a varios gatos. Puede
darle un parao' a la regaladera y cortar de cuajo el populismo de un gobierno
sifrino, que gasta más que las Kardashian en Navidad. Puede investigar
operaciones financieras fraudulentas y funcionarios involucrados en trácalas;
puede forzar al gobierno y entes públicos a rendir cuentas de cada centavo
recibido y gastado. Puede microscopear cada operación sospechada de
enchufadismo. Puede cancelar decisiones absurdas que han quebrado nuestras
industrias, revisar la legalidad de contratos y revertir expropiaciones
perversas. Puede convocar a los factores productivos y sociales para forjar
acuerdos y forzar al gobierno a dialogar con todos los sectores sociales, económicos
y políticos, le gusten o no. Puede legislar para impedir que el presupuesto
nacional se despilfarre en sifrinadas y obligar al gobierno a invertir el
dinero productiva, sensata y decentemente.
Lo que
falla no es "el sistema". Lo que fracaso turbulentamente es esta
insalubre aventura de corsarios políticos. No hay que esperar a 2019 para
frenar el caos. Un nuevo Parlamento, capaz, decente, democrático y responsable,
puede hacerlo. Ni siquiera se necesita que los factores democráticos sean mayoría
calificada. Bastara con mayoría simple.
Soledad
Morillo Belloso
@solmorillob
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