Por José Domingo
Blanco, 31/07/2015
Hace pocos días, un
amigo me escribió para enumerarme las razones por las cuales no va a votar en
las próximas elecciones. Y eso suponiendo que haya comicios. Además, me
aseguraba categóricamente que no es abstencionista, que es un creyente fiel de
las elecciones -porque es un demócrata a carta cabal- convencido por completo
de que son las votaciones “aspecto fundamental de todo sistema que quiera
tildarse de democrático”; a la par, por supuesto, de la tan cacareada
independencia de los poderes, la manoseada descentralización y la burlada
alternabilidad. Pero, resulta que para votar, mi amigo exigía que su voto
tuviese valor. Me insistía en la ecuación: una persona igual a un voto. “Necesito
completa garantía de que mi voto no va a ser manipulado y que, de verdad, sea
secreto”. Es más, mi amigo fue enfático al insistir que ama la democracia y la
libertad. Que siempre ha creído en los partidos políticos a los que, de hecho
me consta, ha ayudado; porque, sin ellos es imposible que exista la
democracia.
Lo que pasa –y es
que de esto, mi apreciado amigo está “hasta la coronilla”- es que hay
suficientes motivos para no creer en los politiqueros de oficio que han
terminado convirtiéndose en los grandes caciques de los partidos políticos de
nuestro país. Y me explicaba que se niega a votar porque en este, nuestro país,
no existe democracia desde hace muchísimos años. Porque es más que evidente –y
los ejemplos corren por las calles- que vivimos en un sistema militarista y
totalitario que se maneja desde Cuba, al antojo de los perversos hermanos
Castro y sus socios.
Mi amigo no quiere
votar porque nuestro país no es libre. Y no es libre porque no es
independiente. Y está sometido a esa sangrienta dictadura de los vivarachos,
oportunistas de turno y mequetrefes cubanos. Además, me insistía en su misiva,
que se niega a votar porque no se siente representado por los grandes califas
de la MUD. No lo convencen los socios y propietarios de los partidos políticos
que hacen vida en la Mesa de la Unidad que, a su parecer, sólo ha servido para
legitimar el régimen Castro-comunista “ilegal e ilegítimo”. Y se preguntaba mi
amigo algo que yo también le he preguntado en más de una ocasión a esos
presidentes eternos de partidos emblemáticos de nuestro país. Recuerdo una vez,
entrevistando a Andrés Velásquez, le pregunté cuándo iba a haber elecciones en
la Causa R para elegir nuevos cuadros directivos. No supo responderme porque,
desde hace muchísimos años, desde el surgimiento del partido, Andrés Velázquez,
es el partido. Por eso, tengo que concederle la razón a mi amigo cuando nos
exhorta a sacar la cuenta de los años que lleva Ramos Allup ostentando el cargo
de Secretario General de AD. O Julio Borges, de Primero Justicia, quien no ha
dado el primer paso para convocar a unas democráticas y verdaderas elecciones
en su organización.
Y sigue mi amigo
esgrimiendo contundentes razones para no ejercer su derecho democrático y
expresando su total desencanto. No votará mientras en el país exista un CNE que
nunca ha sido independiente y es el organismo electoral de Miraflores y el
Psuv. Un Consejo Nacional Electoral donde sus 23 jefes regionales están
inscritos en el partido de gobierno; así como el Consultor Jurídico y los técnicos
que manejan el “antisistema” electoral, incluyendo la sala de totalización.
No votará porque el
REP, a su juicio, está amañado y envenenado. Donde se ha demostrado, en pasadas
elecciones, que han fabricado hasta cinco millones de votos fantasmas, lo que
les da el caldo de cultivo al CNE y al Psuv –que al final, son lo mismo- para
manejar las cifras a su antojo y armar, de nuevo, un gran fraude. No quiere
votar porque está cansado de escuchar a la MUD decir que tiene cubiertas el
ciento de las mesas electorales, y sólo han llegado al 70 por ciento en pasados
comicios y, en el interior del país, no ha existido ni siquiera representación
en algunos centros.
Mi amigo se niega a
votar hasta tanto sigan incorporando milicianos al Plan República porque son fichas
del régimen, tarifados del gobierno, dispuestos a velar por los votos del Psuv.
No ejercerá su derecho al voto hasta que el Plan República se limite sólo al
resguardo exterior de los centros electorales porque son militares leales al
gobierno y a Chávez.
No va a votar hasta
que se respeten los horarios de las votaciones, sin prórrogas caprichosas a
criterio del CNE, extensiones que sólo buscan favorecer a los candidatos del
régimen. Mi amigo no quiere votar hasta que permitan la participación como veedores,
a organismos como la OEA, ONU, Unión Europea, ONG de Derechos Humanos, a las
que Maduro les tiene tanto culillo.
Y mi amigo alega,
contundentemente, una razón que yo he venido recalcando desde hace muchísimo
tiempo. No se trata de rogar por condiciones mínimas: la cuestión es exigir, a
viva voz, y lograr las condiciones plenas, necesarias en cualquier evento
electoral transparente, serio y democrático. De lo contrario, el fraude está de
antojitos. ¿Por qué la MUD no exige condiciones y llama desesperadamente a
votar? Por eso es que los tildan de colaboracionistas del régimen. Con este
escenario, nada favorece y propicia el libre ejercicio del voto.
Y finaliza mi amigo
diciendo que cada quien es libre de votar y hacer lo que su conciencia le
dicte; pero votar, sin estas condiciones mínimas, será como presenciar de
nuevo, la crónica de un fraude anunciado.
mingo.blanco@gmail.com
@mingo_1
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