Por
Alfredo Serrano Mancilla
El
escenario económico adverso, externo e interno, amenaza luego de muchos años a
la revolución política y social en Venezuela. La restricción externa es un
hecho irrefutable. Aquello que muchos analistas denominaran viento de cola a
favor por los altos precios de las materias primas, hoy se torna como viento en
contra. El precio del petróleo se ha reducido en 70%.
Además, el
estrangulamiento financiero internacional contra Venezuela es constante. A
pesar que el país pagó alrededor de 14.000 millones de dólares el año pasado en
concepto de deuda externa, el riesgo país jamás se vio mejorado. La banca
internacional asfixia para lograr su salida, la neoliberal.
Este
frente externo tiene claras consecuencias directas a lo interno,
fundamentalmente por la reducción de divisas disponibles. No obstante, esto no
significa que todos las dificultades económicas casa adentro estén ocasionadas
por la restricción de afuera. La renta petrolera, reapropiada soberanamente con
Revolución Bolivariana, no logró realmente traducirse en un flujo virtuoso
productivo. Hubo logros en estos años de chavismo pero no necesariamente en el
uso productivo de la divisa. La política económica del chavismo consiguió
humanizar la economía, garantizando derechos sociales, y también obtuvo mejoras
reales en los patrones de consumo para las mayorías. Sin embargo, este nuevo
músculo social y el pujante mercado interno no fue aprovechado para consolidar
un nuevo orden económico productivo. ¿Por qué? El rentismo importador se ocupó
excesivamente de satisfacer la demanda interna, y esto trajo consigo notables
desequilibrios estructurales en la economía venezolana.
Esta
caracterización se complejiza aún más si se tiene en cuenta los principios
básicos de la economía política. Eso que llaman eufemísticamente mercado se
compone de actores económicos privados con capacidad real para influenciar más
de lo que cualquier manual de economía neoclásica presupone. En medio de la guerra
económica venezolana, los ganadores han sido aquellos que fueron capaces de
concentrar aún más la riqueza en sus propias manos. En el año 2014, el 12% del
tejido empresarial acumuló el 79% del enriquecimiento neto en el país. ¿Tendrá
algo que ver este dato con la inflación? Según la ortodoxia neoliberal, todo es
cuestión de emisión monetaria o déficit fiscal. Por cada ejemplo que ellos
encuentren para demostrar esta relación directa, siempre se puede hallar otro
que dice lo contrario. La inflación no es resultado de ninguna ecuación
matemática. Más bien es fruto de una compleja algebra política-económica, en la
que sí inciden las variables macroeconómicas convencionales, pero también tiene
mucha influencia quienes se quedan con la mayor tasa de ganancia por cada
eslabón de la cadena de valor. En este punto, no puede pasar inadvertido el
papel ineficiente-usurpador de renta de los actuales sistemas de distribución
en el país.
Entonces,
a partir de este diagnóstico complejo, la cuestión es preguntarse qué se puede
para salir de este laberinto. La economía venezolana está al borde de su punto
bifurcación. O toma un camino u otro. Una de las victorias de este cambio de
época es que ahora el pensamiento único neoliberal compite con otras
alternativas cada vez que se afronta una situación económica complicada. Las
recetas de ajuste quedaron en evidencia en el siglo pasado pero siempre tienen
la virtud de resucitar cada vez que ven dificultades a la vista. La diferencia
con la época neoliberal es que en la actualidad no están solas; rivalizan con
otras opciones heterodoxas.
He
aquí la decisión alrededor de esta pugna entre dos modelos completamente
antagónicos e irreconciliables. Del neoliberalismo ya se conoce su libreto, y
sus consecuencias. En cambio, la revolución bolivariana hasta el momento nunca
había tenido que afrontar sus propias tensiones económicas internas en medio de
una gran tempestad externa. Ahí radica el verdadero reto en estos momentos:
escaparse de la vía neoliberal al mismo tiempo que se crea una nueva senda
económica de respuestas efectivas en el marco del horizonte estratégico trazado
por el chavismo.
En
este sentido, no sirven aquellas mismas recetas que el chavismo usara para
salir del laberinto neoliberal. Este es otro mundo, tanto afuera como adentro,
lo cual obliga a poner en marcha una batería de políticas económicas para
impedir que la restricción externa no se acabe imponiendo como sacrificio
interno para las mayorías. Algunos puntos claves en esta nueva época de Gran
Política Económica son los siguientes
1. El
Estado de las Misiones Sociales requiere de su espejo económico; por cada
misión social, una misión económica que desate nuevas fuerzas productivas a
nivel interno. Para ello, las compras públicas han de servir como músculo
económico a favor del nuevo metabolismo social democratizador. Hay que procurar
el efecto multiplicativo económico derivado de la Revolución Social.
2. Es
preciso ordenar lo que se puede producir y lo que no. La Revolución Productiva
exige ponerse manos a la obra con los nuevos motores económicos, considerando:
a) el verdadero valor agregado que se puede generar internamente, y b) el
limite externo impuesto por las cadenas globales de valor. De nada serviría
producir nuevos bienes si para ello se acaba importando buena parte del valor
agregado.
3. No
todo es una cuestión de motores; también se trata de actores. La
democratización del aparato productivo es condición necesaria y suficiente en
la nueva etapa económica porque es la única manera de romper con la dependencia
oligopólica actual. El poder comunal ha de ser pivote esencial en el nuevo
orden económico, tanto en lo productivo, como en el tema distributivo y
comercializador. La comuna ha de dejar de ser marginal en lo económico; la
salida no neoliberal es indudablemente la salida comunal.
4. Hay
que evitar caer en la trampa neoliberal de abordar el tema de las divisas desde
el enfoque exclusivo de lo nominal. ¿Es importante discutir el tipo de cambio?
Si, siempre y cuando antes se defina cuál es la nueva matriz de asignación de
divisas. En un momento de escasas divisas, es más determinante elegir cómo se
van a sembrar las divisas para que florezca otra economía real en el menor
tiempo posible. Se requiere de una suerte de acupuntura de tal manera se le de
un uso anti inflacionario, productivo y pro crecimiento a las divisas
disponibles.
5.
Otro imperativo es una nueva matriz de captación de divisas que rompa la
dependencia exportadora petrolera. Hay que ser muy consciente que esta tarea no
es instantánea, pero hay que buscar respuestas eficaces en algunas inversiones
extranjeras directas, en el sector minero, bajo control mayoritario del Estado.
Hay que buscar formas legales para que la banca privada repatrie sus dólares, y
participe activamente en esta situación de emergencia económica que existe en
el país.
6.
Ante la restricción de afuera, es imprescindible avanzar en materia de
soberanía tributaria. Hay margen suficiente para hacer una revolución
tributaria basada en principios de justicia social. Resulta preciso implementar
un plan de lucha contra el fraude y la evasión fiscal. Se necesita recaudar
adentro todo lo que se necesita para garantizar la inversión social y
productiva, e impidiendo que el shock externo tenga impacto negativo
internamente.
7.
Otra respuesta es retomar a la senda regional en forma efectiva. Habría margen
seguramente de activar planes especiales Sucre para importar bienes
prioritarios evitando pasar por el dólar. Es fundamental además buscar nuevas
vías de importación sin dólar, en Mercosur, con algunos métodos compensatorios,
al mismo tiempo que se logra un nuevo mapa de inversiones desde la región.
Con
estos elementos se observa cómo se puede construir otra carta de navegación
para superar la actual tormenta, adentro y afuera. No solo basta con decirle no
a la propuesta neoliberal de medidas regresivas de la distribución de la
riqueza. Es preciso implementar una agenda económica bolivariana para este
momento histórico. La única forma de superar el mandado neoliberal del no hay
alternativa, es encontrar opciones reales y certeras para el futuro de cambio
económico adentro del cambio de época. A la guerra económica, se le vence con
victorias tempranas en el terreno de lo concreto, y construyendo expectativas
creíbles de que la paz económica puede llegar mas pronto que tarde.
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Alfredo Serrano Mancilla, es economista y Director del Centro Estratégico
Latinoamericano de Geopolítica (CELAG).
15-01-16
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