Por Claudio Nazoa
Soy optimista con los pies
en la tierra pero, a veces, se me hace cuesta arriba escribir o hablar sin
terminar indignado o abrumado por la terrible realidad que nos aplasta.
No podemos ser indiferentes
cuando nuestros niños se están muriendo en el hospital caraqueño J.M de los
Ríos, y mueren no sólo por enfermedades, sino también por hambre, ya que no hay
comida para darles. Por falta de insumos y por el vergonzoso deterioro de sus
instalaciones, también mueren madres y niños recién nacidos en la Maternidad
Concepción Palacios, la cual, irónicamente, lleva el nombre de la madre de
nuestro Libertador, tan abusivamente manoseado por esta fracasada revolución.
Qué farsantes son los
representantes de este adefesio e incompetente gobierno que disfraza la
realidad e intenta sobrevivir, a pesar del rechazo abrumador de la población
venezolana.
Los galenos venezolanos
hacen honor al Dr. José María Vargas, primer presidente democrático de
Venezuela y rector de la UCV, y al Dr. José Gregorio Hernández, nuestro médico
santo. Emulándolo, nuestros médicos de hoy, logran el milagro de salvar vidas a
pesar de la precaria situación. Por eso mi admiración, mi reconocimiento, mi
reiterado respeto y el de toda Venezuela para estos aguerridos y sacrificados
héroes venezolanos, quienes con elevada ética y mística, enfrentan adversidades
para salvar vidas en los destruidos hospitales de Venezuela. Gracias a su
abnegación, no hay más muertos a pesar de que, con suerte, ganan escasos 25
dólares mensuales.
Indigna que en este
desastre, cuando alguna voz se alza para denunciar el caos, estos comunistas
destructores e irresponsables repitan una frase que les encanta: “la derecha
venezolana dice…”
Eso de derecha o de
izquierda no se usa en el mundo actual. Hoy se habla de gobiernos exitosos o de
gobiernos que hacen pasar hambre y miseria a su pueblo.
Si estos bichos malos son de
izquierda, de cajón, yo soy de derecha. Si asesinos como Stalin, los esposos
rumanos Ceausescu y Kim Il-sung, son de izquierda, yo soy de derecha. Si
nuestros amos imperiales, Fidel y Raúl Castro, quienes han arruinado y
humillado a su pueblo y al nuestro son de izquierda, yo soy de derecha.
Donald Trump y Nicolás
Maduro tienen, al mismo tiempo, lo peor de la derecha y lo más execrable de la
izquierda. La diferencia es que uno de ellos tiene más dinero, pero lo dilapida
con indolencia y lo regala a los cubanos en lugar de salvar a los niños del J.M
de los Ríos.
01-08-16
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