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domingo, 21 de agosto de 2016

La diáspora obligada del deporte venezolano


Por Eumar Esaá


Cuando el nadador Cristian Quintero clasificó a las semifinales de los 200 m libre en los Juegos Olímpicos de Río 2016, puso de relieve las inadecuadas condiciones para la práctica deportiva de alto nivel en Venezuela. "Hay que preocuparse hasta por el cloro de las piscinas, por la inseguridad", declaró a las agencias de noticias.

Apenas el 17% de la delegación venezolana se preparó en el país, con eventuales participaciones en eventos internacionales o campamentos fuera de Venezuela: los dos arqueros, los cuatro pesistas, dos de los seis esgrimistas, los dos clavadistas, los dos veleristas, el remero y dos de los cuatro clasificados en ciclismo de pista. Casi ninguno de ellos tiene un balance positivo de la experiencia, que en la mayoría de los casos fue obligada.

"Me siento bendecida de que todas las cosas por las que he tenido que pasar para llegar aquí no me hayan desviado de mi camino", reconocía la arquera Leidys Brito, que enfrentó sus terceros Juegos Olímpicos. Tanto ella como el otro criollo del tiro con arco Elías Malavé tuvieron que arreglárselas casi todo el año entrenando solos, con pocas flechas, con arcos viejos, sin otros tiradores para foguearse, ni competencias, ni visores o cámaras adecuados para apoyar sus prácticas, e incluso sin su entrenador, el ruso-estadounidense Alexander Kirilov.


"Yo tenía nueve meses sin verlo, y obviamente es una desventaja tener que hacer en 20 días cambios técnicos que normalmente toman tres meses, y si no te adaptas, entonces volver a lo que hacías antes", repasa Brito.

Cuando logró salir a entrenar a Colombia, unas semanas antes de los Juegos Olímpicos, encontró que a las arqueras de ese país incluso les habían construido una tarima, para simular las condiciones del escenario del Sambódromo.

Su compañero Elías Malavé clasificó al ser cuarto en el Mundial de Copenhague, y ni siquiera esa posición sirvió para que se le garantizara una mejor preparación.

INSTALACIONES EN CERO 

Los clavadistas no tienen cama elástica ni burbuja de agua, ni siquiera el entrenador que los llevó hasta el nivel olímpico, Alfredo Borges, que el año pasado se marchó a trabajar a Colombia, siguiendo el camino que habían marcado antes el bicicrossista Jonathan Suárez, el judoca Ludwig Ortiz y el técnico de pruebas múltiples Rubén Herrada, que se fueron a Ecuador, o el capitán del equipo campeón mundial juvenil de golf, Víctor Fookes, que está en Chile, o incluso el artífice de los logros del voleibol de playa, Mauro Hernández, que ya llegó a un acuerdo para marcharse a España después de Río 2016.

Apenas un par de pistas de atletismo, la de Barinas y la de San Carlos, están en condiciones al menos aceptables, y los competidores que tardaron en salir del país se las vieron negras. "En el Pachencho Romero no hay ni luz, y ya hay huecos en la pista, de tanto desgaste, de manera que uno se arriesga a una lesión si cae en un bache, y no hay manera de verlos si entrenas de noche. Yo vivo con ampollas en los pies porque no cuento con una superficie sintética buena", comentaba en marzo el corredor de 400 m planos Alberth Bravo, antes de marcharse a completar su preparación entre Estados Unidos y España.

"Yo ni siquiera tenía dónde entrenar, me limitaba a hacer pesas con el gimnasio que me dotó el IND", contaba la balista Ahymara Espinoza, que confiesa haber hecho colas por comida en su Barlovento natal, mientras esperaba que se diera su viaje para entrenar en Brezice, Eslovenia, junto a la martillera Rosa Rodríguez, que ni siquiera gimnasio de musculación tenía en Barquisimeto, y perdió buena parte de la temporada mientras se recuperaba de los estragos del Zika que la atacó poco antes de marcharse a Europa.

LA LEYENDA DE LOS VELÓDROMOS 

Un lugar común en el deporte venezolano es preguntarse cómo el país no es una potencia en ciclismo de pista, si hay 14 velódromos surcando la geografía nacional. El presidente de la Federación Venezolana de Ciclismo, Artemio Leonett, desmiente de forma tajante la supuesta profusión de escenarios: "Aquí en realidad no hay ni un velódromo, porque las pistas de hoy en día son de madera pulida o material sintético, y los escenarios son techados, y nosotros todavía estamos con óvalos de cemento descubiertos".

La sala de armas donde se formó el campeón olímpico Rubén Limardo es hoy una ruina absoluta, entre la desidia estatal y la falta de un relevo dirigencial que supla el empuje de la madre del espadista, Noris Gascón, que hasta su muerte en noviembre de 2010 fue la encargada de mantener la instalación, a fuerza de colectas y trabajo voluntario.

Los dos esgrimistas que se quedaron en el país, los floretistas Antonio Leal e Isis Giménez, tuvieron la fortuna de entrenar en uno de los escenarios mejor mantenidos del país, la sala de armas de Barquisimeto, que sobrevive gracias a aportes de quienes practican allí.

Las piscinas de competencia han sufrido las mismas carencias de las piletas recreativas del resto del país, marcadas por la dificultad para adquirir cloro y alguicidas, que deben ser cancelados a precios de dólar de mercado negro. En la mayoría de los casos, los gastos corren por cuenta de direcciones de deportes estadales que sufren sus propias cuitas presupuestarias. El COV ha tratado de promover el sistema de saneamiento Dr Bac, creado por ingenieros venezolanos, a menor costo y hecho en el país, pero su alcance todavía no es masivo, como para atender a centenares de piscinas de entrenamiento.

EN BUSCA DE LA FORMA ÓPTIMA

Obviamente, la razón para prepararse fuera del país no es exclusivamente la falta de instalaciones adecuadas.

La búsqueda de fogueo competitivo y la ubicación en nodos geográficos que faciliten la movilidad aérea o terrestre, son los argumentos principales para prepararse lejos de casa.

El equipo de lucha, que sorprendió al lograr nueve cupos, luego de una excelente preparación en Bulgaria, tuvo a ese país como base antes y después de la clasificación, y participó en eventos en Europa. El taekwondo, que durante tres años se perdió 29 válidas clasificatorias a los Juegos Olímpicos, remató con la que dirigentes y atletas han coincidido en calificar como la mejor puesta a punto de todos los tiempos, tomando Corea como base y asistiendo a válidas en el mundo entero desde noviembre.

Yulimar Rojas fue confiada a las manos del nueve veces campeón mundial de salto largo Iván Pedroso, e incursionó en la Diamond League de atletismo, mientras Robeilys Peinado se preparaba en Polonia a las órdenes de Viacheslav Kalinichenko, entrenador ucraniano de al menos cuatro medallistas mundiales polacos de garrocha, y participó con éxito en eventos categoría IAAF Challenge.

Pero a diferencia de otros países de la región, los atletas de Venezuela no tienen opciones para entrenar en su propia casa. Bogotá tiene un Centro de Alto Rendimiento de Altura de 19 mil metros cuadrados, a más de 2600 m sobre el nivel del mar, con cinco gimnasios múltiples, carpa para deportes de combate, piscina olímpica, campo bajo techo y al aire libre para tiro con arco, centro de ciencias aplicadas, gimnasios de musculación, pista de atletismo homologada por la IAAF, 10 canchas de tenis (seis de superficie dura y cuatro de arcilla), cuatro campos de fútbol y residencia para 120 atletas.

Buenos Aires y Santiago poseen complejos similares, y Ecuador y México tienen excelentes centros de altura en Cuenca y Toluca, respectivamente, donde hasta los cubanos pasan temporadas en ruta a sus torneos importantes.

ENTRE PROMESAS

El año comenzó con el anuncio por parte de Feveatletismo de que el gobierno nacional había aprobado los recursos en bolívares para la restauración de cuatro escenarios de pista y campo, entre ellos el Brígido Iriarte.

Dos meses después, durante los homenajes rendidos a Yulimar Rojas por su victoria en el Mundial Bajo Techo de Portland, el presidente Nicolás Maduro anunció la aprobación de los recursos en divisas.

Casi cinco meses han pasado desde entonces, y las reparaciones no han comenzado en ninguno de los cuatro escenarios, que incluyen el hogar de Rojas en Puerto La Cruz.

20-08-16




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