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miércoles, 17 de agosto de 2016

PLAN AGROALIMENTARIO PARA EL PLENO ABASTECIMIENTO, por @fernandocaminop



Fernando Camino Peñalver 16 de agosto de 2016

Un Nuevo Tiempo, ha presentado al país un plan de producción de alimentos, para lograr a corto mediano y largo plazo el pleno abastecimiento, con un nivel de producción nacional de por lo menos el 80% de productos de consumo directo y materia prima para la agroindustria.

El Plan PAPA, Plan Agroalimentario para el Pleno Abastecimiento, es la alternativa  al Plan de la Patria. La aplicación del Plan de la Patria ha traído como consecuencia, que nuestra población tenga que soportar  colas de hasta más de ocho horas, con el fin de conseguir los alimentos básicos que en la mayoría de los casos cuando llegan al final, no los consiguen todos o los precios son tan elevados que no pueden comprarlos. Es decir una escasez de un 90% en la mayoría de los alimentos y un aumento de más de 800% anual en el costo de la canasta alimentaria.

Con la situación actual de escasez y carestía de los alimentos, estimamos que estamos consumiendo 900 gramos de alimento al día, significa que en el primer trimestre de este año, la oferta de alimentos fue mínima. Con el plan PAPA se podrá llegar a una oferta de alimentos de aproximadamente 28 millones de toneladas anuales, para generar un consumo de 2.5 kilogramos de alimentos al día, lo cual es lo recomendado por las organizaciones internacionales para mantener una buena nutrición. Con la producción nacional se estima que se aportara a la oferta anual unos 20 millones de toneladas.

El aumento de la producción va a racionalizar los precios y permitirá que la población  pueda adquirir los alimentos. El nuevo gobierno tomará medidas de orden macroeconómico que haga posible la estabilización del ingreso de la población, con sueldos y salarios superiores a la canasta alimentaria. Así como la implementación de un subsidio directo para permitir el consumo a la población más vulnerable del país.

El plan PAPA se fundamenta en cuatro propuestas: Dar seguridad jurídica a los productores de alimentos, aumento de la producción y de la productividad, racionalización del financiamiento nacional y la obtención de financiamiento externo.

La seguridad jurídica que genere la propensión a invertir y a trabajar en la producción de alimentos, será posible si reformamos inicialmente por lo menos tres leyes, que impiden el normal desarrollo de los circuitos agroalimentarios: La Ley de Tierra y Desarrollo Agrario, la Ley de Pesca y Acuicultura y la Ley de Seguridad y Soberanía Agroalimentaria.

Con la reforma de la Ley de Tierra, se podrá otorgar la propiedad a los miles de campesinos, productores, ganaderos y agrotécnicos que han ocupado por años sus unidades de producción, bajo  situación precaria de posesión de la tierra que cultivan. Se dará protección legal a los propietarios de las casi cinco millones de hectáreas despojadas por el INTI y se eliminaran alrededor de 70 artículos que “autorizan” al INTI a cometer atropellos contra campesinos y productores.

Con la reforma de la Ley de Pesca y Acuicultura, se eliminará su carácter intervencionista y centralizador, para convertirla en una ley que promueva y estimule la inversión y el desarrollo del sector pesquero. Se eliminará el artículo 23 de la ley, que prohíbe las actividades de la pesca industrial de arrastre a pescadores artesanales e industriales, para permitir esta actividad de captura, conforme a las regulaciones y normas ecológicas internacionales.

De la reforma a la Ley de Seguridad y Soberanía Agroalimentaria, se eliminarán los artículos que le han permitido al gobierno intervenir al sector productivo privado y violentar aún más, sus derechos de propiedad. Mediante esta ley el gobierno ha tomado el control de numerosas empresas, todas en producción. Estas empresas se encuentran actualmente sin producir o produciendo con muy baja capacidad, contribuyendo de esta manera con la escasez y la carestía de los alimentos.

Con el aumento de la producción y de la productividad, vamos a estimular el pleno crecimiento de la producción de los circuitos agroalimentarios, de la Producción Agrícola Vegetal, correspondiente a los 12 rubros que superan el 80% del Valor de la Producción Agrícola del país, la reactivación de los circuitos de la Producción Agrícola Animal y de la recuperación de la actividad Pesquera. Se estimulará también la capacidad para exportar de los circuitos correspondientes a la producción de cacao, ajonjolí, palmito, frutas y licores autóctonos, mediante esta política comercial iremos avanzando hacia el equilibrio de la balanza comercial agrícola.

Dentro de nuestra propuesta dirigida al financiamiento interno de la producción de alimentos, consideramos que se debe racionalizar los recursos financieros de la banca pública y de la banca privada. Estos recursos son necesarios para hacer posible las metas de producción y de productividad planteadas. El sector financiero público requiere del reordenamiento de las instituciones de financiamiento, para convertir el Fondas en un banco de segundo nivel, para que se puedan realizar operaciones de apoyo financiero, mediante convenios con la banca pública, la banca privada y los fondos regionales. El Banco Agrícola de Venezuela, debe destinar su cartera al crédito del sector campesino, de los agrotécnicos y de los medianos productores.

Debido a la actual situación financiera de nuestro país, es necesario el financiamiento   internacional para impulsar el crecimiento de la producción y de la productividad. Para lograrlo, se requiere reinsertarnos en la normativa del comercio internacional, y poder acceder a los recursos financieros de instituciones de desarrollo como el Banco Interamericano de Desarrollo y la Corporación Andina de Fomento. Estos recursos financieros se requieren para inversiones a largo plazo, con bajos intereses, en las áreas de investigación, extensión y transferencia de tecnología. También para la inversión en infraestructura vial, de riego y drenaje, de saneamiento ambiental, en el Biocomercio agrícola, del desarrollo pesquero y para el desarrollo rural.

Por razones obvias la aplicación del plan financiero y de producción, será ejecutada después que ocurra el cambio político que está en pleno desarrollo. Pero el hambre no espera y la crisis humanitaria aumenta día a día, hora a hora, por lo tanto hemos emplazado al gobierno que acepte la oferta de ayuda humanitaria prometida como donaciones de alimentos por países amigos y la Iglesia Católica. Esta ayuda debe ser dirigida a los sectores más vulnerables de la población y distribuida con la ayuda de la Iglesia y organizaciones internacionales especializadas sin ningún tipo de sesgo político.

El otro ofrecimiento de ayuda que el gobierno no acepta, se trata de buenos oficios de parte del gobierno de España, de la Unión Europea y de naciones amigas que están dispuestas a dar facilidades para el refinanciamiento de la deuda comercial con los proveedores y para obtener líneas de financiamiento. Esta ayuda estaría dirigida a la compra de bienes necesarios para la urgente producción de alimentos y para la mediata producción de materia prima y alimentos de consumo directo por parte del sector primario.

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