Por Julett Pineda
La inseguridad hizo que
las funciones de medianoche dejaran de proyectarse. También que
las Noches de Guataca migraran a un horario matinée: en una de las
ciudades más inseguras del mundo, son solo algunos atrevidos los que se arriesgan.
Recientemente, la crisis eléctricatambién amenazó a uno de los lugares de
encuentro cultural más emblemáticos de Caracas.Sin embargo, a pesar de la
inestabilidad económica que atraviesa el país y de cómo
lainseguridad atenta contra estos espacios, el Trasnocho sigue
en pie y cumple 15 años.
“La cultura es mi convicción
total”, dice tajante Solveig Hoogesteijn, la venezolana nacida en Suecia
que comanda el proyecto desde incluso antes de su apertura en 2001. Ya en 1999
sabía qué quería que fuera el Trasnocho Cultural: un espacio que no
tuviera el talón de Aquiles de depender del Gobierno de turno. Así
nació la gestión cultural que dirige actualmente y que ha logrado sortear
obstáculo tras obstáculo para preservar suindependencia.
La inseguridad, la
inflación, la inseguridad jurídica y la migración son las dificultades que
Hoogesteijn enumera. Sin embargo, junto a las estadísticas de homicidios en el
país, señala entre las mayores pérdidas el talento que desfila
por Maiquetía. “Es muy doloroso desde el punto de vista creativo: es mucha
la gente talentosa y el público que se ha ido”, añade.
Aunque los primeros dos años
del Trasnocho fueron los más difíciles porque el proyecto estaba
arrancando, su fundadora coloca a 2015 y a 2016 como otro par de retos a los
que ha tenido que hacer frente. La escasez y
la inflación no llegan solamente a los comercios que no consiguen
refrescos porque no hay azúcar ni aceite para hacer las cotufas. Pasa por las
taquillas donde fueron aumentados los tickets y se extiende hasta el público.
“Estos cines cuestan una
tercera parte de lo que cuesta otro cine de esta calidad”, dijo
Hoogesteijn. Sin embargo, el día a día también pasa factura a
la audiencia y lo sabe: “Si la gente tiene que decidir entre ir al
cine o hacer mercado, entonces no va a venir. Van a quedarse viendo
televisión, buscar una película en Internet o comprar un quemadito. Es por eso
que hay que flexibilizarse”, indicó.
De las dos salas de cine y
una de teatro con las que comenzó, el Trasnocho ahora posee cuatro y
dos, respectivamente. Ni una más ni una menos pide su fundadora, pues asegura
que es esta medida la que le permite al centro cultural reinventarse.
Añadió que es duro tanto para ellos como para el público adaptarse a las
adversidades. Sin embargo, expresó, es necesario que la gente reclame
los espacios, si no, otros lo harán.
“El público se va
a acostumbrando. Planifican para asistir al teatro o a un concierto después de
misa. O incluso dejan de ir a misa”, contó, “mientras más dura es la vida
cotidiana, más necesitas alimento para el alma. De lo contrario, caemos en un
estado de depresión, de nihilismo”.
Para Hoogesteijn, Venezuela
era un país que estuvo abierto a la vanguardia y a lamodernidad, pero que ahora
implosiona por “apoyar conceptos errados”. Dice que lo que se vive fue producto
de que a partir de los años 80 se cometió un error tras de otro y que por mucho
tiempo se le dio la espalda a una parte de la población que necesitaba ser
atendida.
Hoy dispone de sus espacios
para educar a los más jóvenes usando la cultura como plataforma. Con proyectos
como Educine, niños de escuelas municipales pueden asistir todos los
viernes en la mañana al Trasnocho para aprender sobre valores. Con
esto, se busca quitar a la cultura el calificativo de elitesca.
Sin embargo, Hoogesteijn
reconoce que si ni las necesidades de seguridad ni de alimentación están
satisfechas, se hace más difícil para la gente escapar a través de
lacultura. Aún así, tras ya 15 años, sigue apostando por la gestión
cultural privada en Venezuela, a pesar de las dificultades.
“A veces hay países que se
extravían”, dijo. “No me quiero perder esto. Debe ser porque es un terreno muy
cambiante y muy emocionante”. Entre tanto extravío, aseguró, resulta
interesante encontrar cuál es la verdad. “El colectivo tiene que buscar un
consenso sobre cuál puede ser el camino. Queremos ser felices, al menos en
eso estamos de acuerdo”, finalizó.
14-08-16
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