Por Aixa Armas, 14/03/2017
Las venezolanas recibimos este
día con la frustración de unas promesas revolucionarias por lograr la igualdad
y el reconocimiento requerido para la mujer que después de 18 años se han
convertido en solo meras designaciones burocráticas que no representan, ni
expresan el sentimiento, la necesidad de millones de venezolanas en esta
impostergable materia de los Derechos Femeninos.
Un 8 de Marzo de 1882, hace 126
años un grupo de trabajadoras textiles realizaban una huelga para reclamar
respeto y consideración a su condición humana, y unos molestos patronos, como
castigo, las encerraron en el local donde se encontraban, allí en medio de su
desesperado encierro se originó un incendio, muriendo como consecuencia
carbonizadas y asfixiadas éstas luchadoras de los derechos civiles, sociales y
políticos femeninos.
Ciento treinta y cinco años
después, las venezolanas nos identificamos fidedignamente con aquella tragedia
de las obreras de la textilera en aquel aciago día, cuando nos vemos encerradas
en un desabastecimiento no solo alimentario y de bienes básicos, sino sobre
todo un desabastecimiento de opciones para el desarrollo y el progreso que
necesitan el 80% de madres solas, hogares monoparentales que componen la
realidad social de esta Venezuela revolucionaria que no tiene leche para
alimentar a sus hijos.
Reclamar nuestro derecho a una
mejor calidad de vida, que se traduce en alimentos, vivienda, seguridad, salud
y educación, es el eco de aquella protesta de las textileras de la Cotton en
New York en aquel fatídico día, donde la respuesta de nuestro gobierno es
embarcarnos en una cruzada de guerra, pendiente de los problemas de otros países,relegando
las necesidades de los venezolanos apoyando a narcoterroristasque se
han robado todo nuestro dinero y volviéndose iracundo por nuestras peticiones
de mejores condiciones de vida, y como los patrones molestos de
1882 nos cierra todas las puertas, las salidas de escape a esta crisis
política, económica y social, va cerrando cualquier amparo que buscamos, y
sintiéndose dueño absoluto de Venezuela alardea del poder con el que abusa.
El corto circuito que ha incendiado de indignación a Venezuela por los
cuatro costados, es una llamada revolución que nos conduce inexorablemente a
una muerte por asfixia, una asfixia económica, política y social, que ahoga
toda oportunidad de crecimiento, de desarrollo, de vivir en paz, carbonizando
nuestras esperanzas y sueños en un fuego restrictivo que trae muerte,
desolación y empobrecimiento.
Cuando una mujer entra a la
política cambia la mujer, pero cuando muchas mujeres entran a la política
cambia la política, dice Michelle Bachelet, por ello seguiremos en la búsqueda
de la entrada masiva de las mujeres a los espacios políticos, mujeres
contestarias, mujeres libertarias, heroínas tomando decisiones con una
mentalidad de modernidad, con ganas de generar riqueza, oyente del pueblo
que clama, para transformar cualquier rendija en puertas y ventanas para evitar
que nos asfixie el fuego revolucionario que nos mantiene atrapadas en un cuarto
sin alternativas, buscar salidas para que desde lo femenino logremos el cambio
y la transformación que exige el siglo XXI y sus nuevas metas del Desarrollo
Sustentable.
Sea pues este Día de la Mujer,
para ese conglomerado de voluntades femeninas que plena la patria, un tiempo de
reflexión y análisis sobre los tres puntos donde necesitamos profundizar:
Unidad, Organización y Estrategia.
@aixaarmas
Aixa Armas (Facebook)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico