Trino Márquez 04 de marzo de 2017
@trinomarquezc
Nicolás
Maduro logró eludir el referendo revocatorio en 2016. Sus socios en el TSJ, el
CNE y el Alto Mando Militar se coaligaron para impedir que se cumpliese el
artículo 72 de la Constitución. Lo que ninguno de esos factores ha logrado, ni
puede lograr, es evitar que la crisis económica y social avance a ritmo de
vértigo, que la situación de los derechos humanos en el país atraiga cada vez
más la atención de los demócratas del mundo y que las demandas desde exterior
para restablecer la democracia en Venezuela sean cada vez mayores.
Durante
los días recientes se ha producido un bombardeo incesante sobre el atolondrado
gobierno de Maduro. El Senado norteamericano aprobó una resolución por
unanimidad, a pesar de la enconada rivalidad entre republicanos y demócratas,
en la que reclama la liberación inmediata de todos los presos políticos y le
pide al Gobierno que acepte la ayuda humanitaria para subsanar la carencia de
alimentos y medicinas. Por añadidura, le da un espaldarazo a Luis Almagro en su
empeño por aplicarle al régimen la Carta Democrática Interamericana, al tiempo
que aumenta la presión sobre Donald Trump para que demande el respeto a la
convivencia democrática en nuestro país.
El
mismo día que el Senado emitió esa declaración, 28 de febrero, el Ayuntamiento
de Madrid, gobernado por una coalición de izquierda agrupada bajo el nombre de
Ahora Madrid, votó mayoritariamente a favor de una moción en la que también se
demanda la liberación de los presos políticos, presentada por el Partido
Popular (PP) y Ciudadanos. A esta iniciativa se sumó la alcaldesa Manuela
Carmena, de Ahora Madrid. Estuvieron en contra los vivianes de Podemos, quienes
piensan más con el bolsillo que con el cerebro. Claro, se mantienen en buena
medida por las transferencias de los rojos, generosos con la oposición española
y verdugos con la oposición venezolana. La señora Carmena, además, va a recibir
a los padres de Leopoldo López en una recepción que le brindara el
Ayuntamiento.
Luis
Almagro, secretario general de la OEA, ha retomado el dinamismo que tuvo durante
la mayor parte del año pasado. Nuevamente se coloca a la vanguardia de la
defensa de la democracia, seriamente amenazada en Venezuela por unos
filibusteros que sólo quieren participar en elecciones cuando estén “seguros de
que van a ganar”, según palabras de
Maduro. Lo que diga la Carta Magna acerca de los períodos constitucionales les
importa un comino.
La
brillante y aplomada Rocío San Miguel le dio en la Corte Interamericana de
Derechos Humano una felpa al abogado Larry Davoe, Secretario Ejecutivo del
Consejo Nacional de Derechos Humanos y representante del gobierno ante diversos
organismos internacionales en esa materia. El plumífero trató de defender la
Lista Tascón y los atropellos cometidos por el régimen contra quienes exigieron
el RR en 2004. Además de quedar radiografiado ese perverso instrumento, el
madurismo fue zarandeado por Rocío.
A
estas cuatro referencias hay que sumar las continuas declaraciones de Mauricio
Macri, de los expresidentes iberoamericanos, de diferentes parlamentos europeos
y latinoamericanos, de intelectuales del prestigio y autoridad de Mario Vargas
Llosa, Fernando Mires y Enrique Krauze. A Maduro sólo le quedan personajes como
Maradona, quien cada vez que habla produce más pena que rabia.
Maduro
en el plano internacional se encuentra aislado y desprestigiado. No cuenta con
la chequera petrolera, ni con carisma, para atraer apoyos y salir del abismo.
Su ineptitud, la corrupción de su entorno y la violación continua de los
derechos humanos pulverizaron el capital que le dejó su predecesor. Hasta los
cubanos se cuidan de andar en su compañía. Saben que el futuro de la isla se
encuentra más hacia el Norte. La solidaridad proletaria internacional no sirve.
Las alianzas se miden con energía verde, no con desechos rojos.
La
oposición tendría que aprovechar esta situación de descrédito e impopularidad
del mandatario para lograr que las elecciones de gobernadores se realicen
cuanto antes y que se respeten las siglas de la MUD en esa consulta electoral.
Todos los sectores internacionales que cuestionan a Nicolás Maduro llaman al
diálogo entre el Gobierno y la oposición. Se les puede complacer señalando que
esas dos exigencias tienen estar presentes en cualquier conversación y acuerdo
entre los bandos.
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