Por Marino J. González R.
La celebración del 5 de julio
encuentra al país es una coyuntura singular. La convocatoria de la Asamblea
Nacional Constituyente, con la elección fijada para el 30 de julio, y los
anuncios realizados sobre sus características, indican que estamos en presencia
de una situación muy crítica para la República.
El 5 de julio de 1811 se
declaró la Independencia de la Corona de España, pero meses después, con la
aprobación de la Constitución Federal para los Estados de Venezuela, se enunció
el ideario político de dicha federación. Los Estados de Venezuela dejaron
constancia con la aprobación de la Constitución de 1811, de las aspiraciones por
“la mejor administración de justicia, procurar el bien general, asegurar la
tranquilidad interior, proveer en común a la defensa exterior, sostener nuestra
Libertad e Independencia política”, entre otros aspectos. Podría decirse que el
bien general, la defensa y seguridad, la libertad y la independencia fueron los
valores sobre los cuales se constituyó la República. En las circunstancias que
vivimos es conveniente revisar la brecha que existe entre tales aspiraciones y
lo que constatamos en el país en la actualidad.
El bien general no puede estar
más maltrecho. Venezuela tiene la peor situación económica de la historia, con
la destrucción productiva más significativa en país alguno sin conflicto bélico
en el siglo XXI. Nos encontramos en el cuarto año de la recesión económica
catalogada como la más grande de América Latina, y con la inflación más alta
del mundo por cuarto año seguido, y con riesgo hiperinflacionario señalado por
organismos internacionales y especialistas nacionales. Todo ello ha ocasionado el
empobrecimiento más abrupto que se haya conocido también en América Latina en
los últimos cincuenta años. Las cifras de pobreza total (más de 80% según las
últimas mediciones), indican que la población está en las peores condiciones de
alimentación, salud, protección en toda la historia.
La inseguridad de los
ciudadanos también es la más crítica que se ha experimentado en el país.
Caracas es la ciudad más violenta del mundo. Varias ciudades venezolanas están
en la lista de las más violentas. Venezuela tiene la tasa de asesinatos más
alta de América. A todo ello debe agregarse el control de zonas del país por
grupos irregulares, que incluso pueden sobrepasar a las fuerzas del orden
público.
Finalmente, en cuanto a la
libertad e independencia, la cantidad de violaciones a los derechos humanos,
así como los signos evidentes de la influencia de gobiernos extranjeros en la
conducción de las políticas, son signos evidentes de las graves limitaciones a
la soberanía y al Estado de Derecho.
Todo lo anterior es una demostración
contundente de que el país se encuentra en una de sus horas de mayor
dependencia. En el contexto de la región, Venezuela es el país con mayores
dudas sobre su porvenir político, económico y social. Quizás examinar las
lecciones del 5 de julio de 1811 sea una fuente de las posibilidades que se
pueden crear para defender la democracia y la República. En las siguientes
semanas habrá oportunidades para demostrarlo.
05-07-17
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico