Fernando Mires 19 de julio de 2017
........ sobre la base de un mini-golpe,
Erdogan logró modificar a la Constitución y asegurar la absoluta fidelidad de
los militares. No sin razón algunos medios lo han bautizado como el Maduro de
Turquía. Sin embargo, la forma y estilo como Erdogan ha reconstruido al
Estado hacen pensar más bien en el Hugo Chávez del fallido golpe del 11 de
abril de 2002.
Como a un limón ha exprimido Reccep Tayyip Erdogan al
fallido golpe de Julio del 2016. Para él fue un regalo del cielo. Precisamente
cuando estaba en retroceso, oficiales sin base política, socialmente
desconectados y sin apoyo del grueso del ejército, intentaron llevar a cabo un
golpe de estado.
Opinadores aseguran que el golpe fue un invento de
Erdogan para asegurar su poder, instaurar una autocracia islamista y liquidar a
sus enemigos. Probablemente no fue así, pero definitivamente es lo mejor que
pudo haberle sucedido.
Si bien en el golpe participó solo un reducido grupo de
oficiales y los partidos de oposición dieron su apoyo al gobierno, Erdogan tenía,
pocos días después, miles de presos, más de cuarenta mil empleados públicos
despedidos, radios y periódicos clausurados. Tampoco desaprovechó la
oportunidad para redoblar sus ataques en contra de los kurdos cuya complicidad
con el golpe nadie ha probado.
En suma, sobre la base de un mini-golpe, Erdogan logró
modificar a la Constitución y asegurar la absoluta fidelidad de los militares.
No sin razón algunos medios lo han bautizado como el Maduro de Turquía.
Sin embargo, la forma y estilo como Erdogan ha
reconstruido al Estado hacen pensar más bien en el Hugo Chávez del fallido
golpe del 11 de abril de 2002. La diferencia es que ese golpe no fue
planificado. Por el contrario, resultó de incidencias por nadie previstas. La
semejanza es que ambos intentos fueron punteados a favor del régimen.
Que el empresario Pedro Carmona y el sindicalista Carlos
Ortega hubieran tenido la “brillante” idea de extender el curso de una gran
manifestación hacia Miraflores, que Chávez hubiera ordenado disparar a la
multitud, que los altos mandos no hubiesen acatado la criminal orden, que los
generales no formaran Junta y nombraran a Carmona presidente provisional, que
este hubiera comenzado a firmar decretos antisociales, y que los mismos
“golpistas” a fin de evitar una masacre hubiesen repuesto a Chávez, todo eso
serviría al chavismo para rehacer la historia y convertir al grotesco sainete
en un golpe perpetrado por “apátridas” al servicio del “imperio”.
Lo cierto es que al igual que como sucedió después a
Erdogan, los golpistas abrieron las puertas a Chávez para que transformara al
ejército en guardia pretoriana, silenciara a la prensa y a la televisión y
desmantelara a las organizaciones sindicales y empresariales. Ambos
presidentes, Chávez y Erdogan, solo aprovecharon la imbecilidad de golpistas
fracasados para iniciar su camino hacia la conquista del poder total. En ese
sentido siguieron el ejemplo de Hitler cuando en 1933 se sirvió del incendio
del Reichstag para inhabilitar al parlamento y convertirse en “el gran dictador”.
Advertencia:
El 16 J-2017 la ciudadanía democrática venezolana,
siguiendo la directriz de un liderazgo colegiado, ha obtenido una de las
victorias más importantes de su historia. La dictadura de Maduro se encuentra
nacional e internacionalmente arrinconada y millones de voluntades divisan una
luz al final del túnel.
El de después del 16J será, tanto en sus movilizaciones como en sus eventuales negociaciones –sí, negociaciones- un tiempo crucial. No serán los días de ninguna hora cero. Pero sí serán días peligrosos. Puede darse incluso el caso de que, como ya sucedió con Chávez y Erdogan, Maduro intente utilizar la ansiedad de políticos hambrientos de figuración, ejemplares que, lamentablemente, no son escasos en la oposición. Una de las tareas más importantes de esa oposición será, por lo mismo, neutralizar y/o aislar a eventuales salidas divisionistas que atenten en contra de la vía aceptada por su mayoría. Esa vía, hay que repetirlo, es constitucional, pacífica, democrática y electoral.
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