Por Angelica Alvaray,
01/02/2013
Cuesta
arrancar el año con un piano de cola en los hombros, enero se nos presenta como
un botón de muestra de lo que nos espera: en el ámbito ejecutivo padecemos de
continuidad administrativa, en el legislativo se consolidan los grupos de
poder, el sistema judicial hace cumplir las leyes solo de un lado de la balanza
mientras el presidente firma cartas durante una ausencia no calificada para que
los plazos no corran, para seguir en el limbo.
De
pronto se hace necesario guardar las constituciones que tenemos bajo llave,
pues no sabemos si la que se compre nueva, recién impresa, tenga el mismo texto
que la que compramos el año pasado, no sabemos ya si lo que dice lo dice
realmente, o le pasa como los periódicos que salen en Harry Potter, donde las
fotos se mueven y los textos van hablando solos.
Para completar, la respuesta de la oposición ha estado teñida de
desesperanza, de derrotismo, con ausencia de una protesta contundente en las
calles.
Creo que es necesario detenernos un poco y volver a empezar, hacer
nuestra propia memoria y cuenta. A la luz de los resultados electorales y de
los últimos acontecimientos de enero, efectivamente estamos ante un panorama
político difícil, una muralla sólida que no nos deja avanzar, pero algo podrá
hacerse. Para empezar tenemos que estudiarla, buscar sus puntos débiles:
¿cuáles son? ¿Cómo podemos reorganizarnos y rediseñar estrategias? Hace falta
entender la nueva realidad, las necesidades de la población, sus creencias y
sus motivaciones. Este ejercicio lo debemos hacer no solo los políticos, sino
las organizaciones de ciudadanos activos.
En este sentido el discurso de Ramón Guillermo Aveledo, llamando a
mantener la unidad nacional y proponiendo unas líneas de acción, tiene varios
aspectos que es necesario reafirmar. Por una parte está el grupo de acciones
ligadas a defender y respetar la Constitución y los derechos de los
venezolanos. En este sentido hay que idear y mantener formas de lucha ciudadana
donde podamos participar, desde las asambleas ciudadanas hasta protestas
creativas, denuncias y acciones que promuevan la discusión.
Por otra parte está la creación de nuevas referencias, la búsqueda de
espacios para gobernar. Esta es una de las tareas más difíciles, en el corto y
de mediano plazo. Tenemos que salir a buscar apoyos en el terreno municipal,
dentro de la estrategia que enunció Aveledo de hacer un “Gobierno de Unidad
Nacional, que tenga la calidad de vida de los ciudadanos y la lucha contra la
pobreza como sus principales preocupaciones”. ¿Cuál es el modelo de vida que
ofrecemos? ¿Cómo lo hacemos realidad? ¿Podemos “adelantar” algunos de estos resultados
en los gobiernos regionales y municipales que vamos a tener? ¿Podemos
mostrarlos como vitrina al resto del país? ¿Podemos lograr que nuestros
diputados actúen en función de ese futuro?
Por último, es necesario que los partidos políticos reafirmen el
compromiso unitario, no solo desde el punto de vista electoral sino de
ejecución, y que la Mesa siga ejerciendo como el espacio de consensos, desde
donde se convoque al resto de la sociedad para hacer de estas líneas algo
viable.
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