RAFAEL LUCIANI 20 de agosto de 2016
@rafluciani
Lo más
elemental para vivir con humanidad nuestra cotidianidad, es poder conectar con
la realidad del otro y entender que sus problemas son también los míos. Si no
somos capaces de lograr esto, entonces es que habremos perdido la condición
ética propia de todo ser humano. Por ello, más allá de lo que podemos decir con
nuestras palabras y bellos discursos, lo que realmente mide los valores y el
talante de nuestra humanidad es esta vinculación ética con el otro.
El
pensamiento y los gestos del Papa Francisco buscan siempre recuperar estos
vínculos perdidos entre las personas, sea por diferencias de credo religioso,
guerras o posiciones ideológicas. Durante su visita a México, recordó algo que
nos debe llamar a la reflexión como país: «ya tenemos varias décadas perdidas
pensando y creyendo que todo se resuelve aislando, apartando, encarcelando,
sacándonos los problemas de encima, creyendo que estas medidas solucionan
verdaderamente los problemas. Pero nos hemos olvidado de concentrarnos en lo
que realmente debe ser nuestra verdadera preocupación: la vida de las personas,
sus vidas, las de sus familias, las de aquellos que también han sufrido a causa
de este círculo de violencia». Y es que para recuperar los vínculos sociales
debemos poner la dignidad de las personas, sus condiciones de vida, en primer
lugar.
Volver
a poner la mirada en la vida de las personas, en sus necesidades y desarrollo
humano, es el gran reto que tiene la política en nuestro país. A esto se
refiere la urgente tarea de la reconstrucción moral del país y esto pasa por
entender que la política es el único medio para recobrar la sindéresis en la
resolución de los conflictos y lograr una salida institucional de la actual
crisis que nos agobia a todos. Porque hacer política implica, necesariamente,
dialogar, concertar y buscar soluciones en función del bien común, antes que
del propio, sea individual o partidista.
Los
miembros del gobierno siguen teniendo una deuda moral con el pueblo venezolano.
Deben dar signos concretos como son el diálogo con todos los actores públicos y
el logro de acuerdos mínimos para responder a la grave crisis humanitaria
-tanto alimentaria como de salud- que sigue poniendo en riesgo a la vida de
muchos que hacemos vida en este país.
Nunca
es tarde para cambiar. Esta crisis puede ser también la oportunidad para
reinstitucionalizar lo público. Todos queremos que se vuelva la mirada a «la
vida de las personas». Una mirada que atienda a las necesidades vitales más
urgentes para evitar la muerte de inocentes por falta de insumos. Una mirada
que comience a sanar la deuda moral que muchos políticos cargan en sus
conciencias de cara al pueblo venezolano.
Ante
este drama, podemos aprender de la visión de sociedad que el Papa Francisco
viene proclamando a lo largo de sus viajes apostólicos. Una en la que reine el
bien común por encima de las ideologías, donde la moral social juegue un rol
determinante en las decisiones políticas y los programas sociales.
En
función de esto, quisiera poner a la disposición de todos los lectores lo que
un grupo de teólogos venezolanos están haciendo desde el Boston College para
Venezuela. A través de una nueva plataforma en línea, se comenzarán a ofrecer
cursos, completamente gratis, con la finalidad de promover el pensamiento
sociopolítico del Papa Francisco. Estos cursos permitirán profundizar algunas
líneas de acción que pueden ayudarnos a discernir nuestra situación actual. Los
invito a escribirme si desean profundizar acerca de esta iniciativa. Todos
podemos aportar nuestro granito de arena en pro del país.
Rafael
Luciani
Doctor
en Teología
rlteologiahoy@gmail.com
@rafluciani
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