Por René Núñez, 09/12/2015
El hombre es un ser libre por naturaleza. Como ser humano, responsable
de su misión de vida y la de su familia. No es perfecto, pero igual le asiste
el derecho a disentir y expresar su disentimiento. A socializarse y luchar
permanentemente para lograr fines colectivos. Los de bien común. Por ello,
institucionalizó la democracia como sistema de vida política que le permitiera
vivir bajo un orden, unas reglas claras de convivencia y unos poderes garantes
del equilibrio social en igualdad de condiciones y oportunidades para todos.
La democracia es perfectible. Deja a los pueblos siempre la posibilidad
de rectificación y reconducción de sus destinos cuándo éstos no están siendo
dirigidos y administrados por sus dirigentes con eficiencia, transparencia y
respeto a la propiedad privada o ciudadana. Lo ocurrido el domingo pasado con
ocasión de las elecciones legislativas, lo confirma.
Es la primera victoria en estos últimos 17 años de la oposición frente
la hegemonía chavista. Tiene varias lecturas que ganadores y perdedores no
deben dejar de analizar; pues las cifras finales superaron estimaciones y
expectativas que ambos sectores tenían de caras al 6 de diciembre. Estas son:
1. La primera: un VOTO CASTIGO contra el régimen por la soberbia de
insistir en la imposición de un modelo político-económico en contra de la
voluntad del pueblo. Asfixiante, centralizador de todas las funciones del
estado, controlador del ciudadano, divisor de clases, enemigo de la
productividad, las libertades y la autocrítica. Imputador sistemático de sus
desaciertos a otros factores (internos y externos), cómplice de la corrupción y
desinformación ciudadana. Una gestión pública autoritaria sin controles que
produjo con el tiempo, como se esperaba, una crisis económica y social severa
por el desmantelamiento de las instituciones y la destrucción total del aparato
productivo público y privado.
Los resultados, no tengo dudas, estuvieron influenciados
significativamente por los estragos de la crisis económica que entró, sin pedir
permiso, en cada una de las casas de los venezolanos, quienes desde el año
pasado venían convirtiéndose en testigos silenciosos de la pérdida progresiva y
brutal de la calidad de vida familiar. En otras palabras, la crisis resultó el
mejor aliado estratégico de la MUD; mientras para el bloque patriótico, su
principal contrincante y pesadilla.
2. La segunda: exigió CAMBIO. Los venezolanos hartos de espera y
frustraciones acumuladas, decidieron no seguir acompañando el proceso en
marcha. Este se traduce en exigencia de controles, leyes facilitadoras,
no obstructoras, del progreso y desarrollo humano; apoyo a la producción
nacional; combate frontal contra la corrupción e impunidad. Garantía de
libertades.
3. La tercera: invocó la UNIDAD NACIONAL. Una unidad más allá de los
partidos, que la integren, entre otros, factores: económicos, sociales,
académicos, estudiantiles, gremiales, culturales, deportivos, ONG.
4. La última: demandó SOLUCIONES. El país ya no quiere oír más promesas
ni vivir de buenas intenciones. Exige le resuelvan, sin excusas, sus problemas
de: alimentación, salud, educación, trabajo decente, bajo poder adquisitivo,
seguridad y justicia. La vía ineludible e impostergable, es construyendo un
DIÁLOGO directo, franco, cordial y respetuoso. No hay pretexto alguno para que
en 2016 el gobierno y la nueva Asamblea Nacional lo trabajen, pensando en los
mayores y mejores intereses de la nación, que somos todos. El panorama
económico y social del próximo año, lo amerita sin dilación. Urge crear
condiciones para un nuevo tipo de relaciones políticas como el mejor atajo para
convenir un nuevo orden económico productivo viable y seguro.
Entretanto, los ciudadanos seguiremos activos y expectantes -más que
nunca- para ver quién ignora o desobedece nuestro mandato.
Presidente del Ifedec, Capítulo Bolívar
@renenunez51
Los domingos, 8 a 9 am, en Onda Global por Onda 97.3 FM de Guayana
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