Por Luisa Pernalete
Yo tengo un morral de
herramientas para la Educación para la Paz. Ustedes saben que toda maestra que
se precie de ser “buena maestra” tiene en su morral todo lo necesario para la
vida, no solo para el aula. En esta mochila mía no tengo una “paloma de la
paz”, sino un “loro de la paz”, pues los conflictos se resuelven de manera
pacífica, dialogando, escuchando las partes en conflicto. Y en el caso de la
Asamblea Nacional, o sea, el parlamento, dialogar tiene que ser la base de su
trabajo. Hay que saber hablar para ser diputado.
Parece tonto tratar este tema,
pero si miramos lo que ha sido la vida de la AN en los últimos años, debemos
reconocer que los parlamentarios han parlamentado poco. Por eso
proponemos que a los nuevos miembros de la asamblea se les dote de un pequeño
morral de herramientas básicas que contenga un ejemplar de la CRVB, un loro, y
me atrevo a proponer también un teléfono de vasito inalámbrico – no se puede
tuitear con ellos pero sirven para escuchar al otro – además un pedacito
de tirro, para que cuando el otro esté hablando, uno lo deje terminar la idea
sin interrupción.
“¿Cómo si no es hablando se
puede discutir una propuesta de ley?” “¿Cómo si no es hablando se puede
socializar lo que les está afectando a los representados?” Porque déjenme
recordar a los candidatos, que sea cuáles sean los que ganen, los
parlamentarios representan a los electores, no a su partido. Si los miembros de
la AN no creen en el diálogo como instrumento fundamental para su labor,
entonces renuncien antes de asumir su curul.
La AN no puede funcionar como
si fueran bandas de delincuentes que arreglan sus diferencias. Tampoco el
parlamento es un ring de boxeo, que tiene como objetivo eliminar al contendor,
y mientras más duro pegue el boxeador, mejor. Descalificar al que piensa
distinto, insultar a otro porque no tiene mi franela. Impedir que los grandes
problemas se discutan no ayuda al país.
Como dice el editorial
de la Revista SIC (noviembre 2015) la Asamblea
Nacional no puede seguir siendo un lugar donde “no se discute nada sino que se
corean consignas”. A la AN se va a contribuir al fortalecimiento de la cultura
democrática, por eso es tan importante la función de “representar” que tienen
los diputados; se va a ponerse de acuerdo para legislar, o sea, darle poder a unas
reglas de juego que permitan al país funcionar. Las leyes son cosa seria y
requieren que se piense en las consecuencias de las mismas, en la pertinencia.
Se va a hacerle seguimiento a la vida nacional, a los grandes problemas y a las
propuestas que el ejecutivo… ¿No creen que hablar y escuchar es necesario en un
parlamento?
Citamos de nuevo a SIC:
“Parlamentar es entablar conversaciones con la parte contraria para intentar
ajustar la paz o para zanjar cualquier diferencia”. Necesitamos pues
parlamentarios que parlamentan, que tengan su “loro de la paz” en su morral.
02-12-15
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