Por Alexis Ortíz
Mal aconsejados por Raúl
Castro, Maduro y Cabello han escogido la confrontación. Esa es una táctica
suicida para ellos y nefasta para Venezuela
Están ocurriendo moderados
pero perceptibles cambios en el comportamiento de los militares venezolanos. No
es para sorprenderse demasiado, porque la cultura democrática de nuestras
Fuerzas Armadas no podía ser avasallada definitivamente por el castrochavismo.
Ya sabíamos del descontento
creciente en la oficialidad por la abusiva intromisión de la Cuba de los Castro
en las operaciones de nuestro ejército, Marina, Aviación y Guardia Nacional; el
alineamiento de Chávez y Maduro con el terrorismo fundamentalista musulmán; la
sumisión del Alto Mando Militar a los carteles del narcotráfico; y el
empobrecimiento creciente de oficiales, sargentos, clases y soldados, frente a
la descarada corrupción de los generales cómplices del régimen
castrochavista
Veamos algunas señales
curiosas recientes:
Cuando Maduro y el narcogorila
Diosdado Cabello se percataron de que su partido, el PSUV, estaba descalabrado
y no podía asegurar la movilización roja para las parlamentarias del 6 de
diciembre, le exigieron a las Fuerzas Armadas que cumplieran esa tarea.
Pero ¡oh sorpresa!, los
clásicos comacates (comandantes, mayores, capitanes y tenientes), se
negaron en redondo a hacer el papel de activistas políticos y, por añadidura,
le hicieron saber a los mayordomos de Raúl Castro (Maduro y Cabello), que ellos
harían respetar el resultado electoral, ganare quien ganare.
El 6 de diciembre, día de las
elecciones parlamentarias, las Fuerzas Armadas actuaron institucionalmente.
Impidieron que se concretara la violencia que Maduro y Cabello le habían
ordenado a sus bandas armadas (colectivos) para confundir el proceso y poder
desconocer los resultados. Todavía más, la oficialidad exigió que se
reconociera esa noche el clamoroso triunfo de la oposición democrática.
Y por si fuera poco, ya se sabe
que la inmensa mayoría de los militares que votaron el 6 de diciembre, lo
hicieron por los candidatos de la oposición democrática. Ni el soborno ni las
amenazas pudieron detenerlos.
Oficiales con ascendencia en
sus colegas de armas, como los generales ex ministros Rodríguez Torres y Raúl
Baduel, han llamado al castrochavismo a un mínimo de sensatez, a evitar
el golpe de estado judicial con el cual pretenden negar la decisión
soberana del pueblo venezolano de votar para constituir una nueva mayoría en la
Asamblea Nacional.
Nadie en la oposición
democrática avala salidas violentas y/o ilegales. Todos estamos por una
solución pacífica y electoral que lleve a una reconciliación entre los
venezolanos, plataforma inevitable para rescatar al país de la ruina política,
económica y moral en que la hundió el castrochavismo. En esa estrategia
solidaria y creadora, deben marchar juntos los militares y los civiles decentes
y patriotas.
Mal aconsejados por Raúl
Castro, Maduro y Cabello han escogido la confrontación. Esa es una táctica
suicida para ellos y nefasta para Venezuela. Por eso nuestros militares deben
hacer valer la Constitución.
El próximo paso es evitar que
el castrochavismo impida el 5 de enero, la instalación de la Asamblea Nacional
que la ciudadanía por enorme mayoría eligió el redentor 6 de diciembre del
2015.
Veamos.
04-01-15
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