CARLOS PADILLA ESTEBAN 11 de febrero de 2017
Dios
me habla de mi libertad para elegir: “Si quieres, guardarás los
mandatos del Señor, porque es prudencia cumplir su voluntad; ante ti están
puestos fuego y agua: echa mano a lo que quieras; delante del hombre están
muerte y vida”. Y me invita a optar entre la vida o la muerte. Entre
el fuego y el agua.
Elijo.
Escojo. La libertad siempre toca cuerdas de mi alma. Son deseos muy hondos.
Creo que está inscrita profundamente en mí. Dios me regaló esa libertad
que me hace feliz. Aunque a veces me juegue malas pasadas.
Me
hace tener la vida en mis manos y no dejar que la vida me viva. Yo hago. Aquí y
ahora. Yo escojo una forma de vivir.
A
veces sólo puedo escoger la forma de mirar cuando las circunstancias me vienen
impuestas. Pero la elección de cómo lo vivo es mía. Eso no me lo
quita nadie. No me lo impone nadie. Mi mundo interior es mío. En
ese mundo Dios deja su huella. En mi roca.
Jesús
me pide que escoja la vida. Yo escojo amar, no sólo cumplir. Elijo
dejarme el alma en los caminos, no protegerme y guardarme. Elijo el
mar, y dejo la orilla. Escojo vivir con Jesús, a su lado, ya no estoy solo. Y
escojo dejar mis redes y confiar en Él. Elijo mirar las estrellas y no quedarme
triste mirando el suelo. Quiero vivir, no sobrevivir.
Un día
leí que para navegar no hace falta hombres que sepan construir naves, sino hombres
que sueñen con el mar. ¿Cuáles son mis sueños? ¿Cuál es la
elección que tengo ante mis ojos? De mí depende dejar grabada mi vida en la
roca.
Puedo
elegir un camino u otro. Puedo mirar de una forma o de otra. Escojo llevar la
cruz que me toca con alegría, con esperanza. Soy libre.
¿Qué
escojo hoy? Merece la pena vivir a fondo mi vida. Amar con todo lo que implica
de miedo, de riesgo, de temblor. Con gratuidad, sin escatimar, sin guardarme.
Así también es el amor de Dios. Un amor gratuito que se me da a cambio de nada.
Un amor incondicional.
Tengo
delante la vida y la muerte. El agua y el fuego. El suelo y las estrellas. Lo
elijo a Él, a Cristo, libremente. Lo escojo de nuevo. Aquí y ahora. En
su roca. En mi roca. Con las mismas palabras. Pase lo que pase. Escojo vivir
según su vida. Escojo la luz y la vida.
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