Pablo Pérez junio de 2015
@PabloPerezOf
En múltiples ocasiones he escrito sobre
las reales y catastróficas dimensiones de la crisis venezolana. Estamos en una
coyuntura tan grave, que se necesita de todo un consenso que permita sumar
esfuerzos para construir una verdadera y eficiente Unidad.
Solo con Unidad podemos enfrentar la
crisis, la cual por cierto va mucho más allá de las colas, inflación y la
pérdida del poder adquisitivo y que también incluye la inseguridad y todo un
conjunto de distorsiones sociales, políticas, económicas y hasta
institucionales que han sido creadas en estos 16 años de deformación de la
sociedad venezolana.
Frente a todo ese enorme reto estamos
las fuerzas políticas que formamos parte de la Mesa de la Unidad Democrática.
No ha sido, ni será fácil mantener operativa esta gran coalición de partidos,
ideologías e intereses. El ciudadano debe entender eso porque es absolutamente
normal que en una organización como la MUD existan diferencias. De hecho las
diferencias son válidas y legítimas en una democracia y solo están proscritas
en los sistemas autoritarios.
No hay que alarmarse cuando surgen las
discrepancias, porque la MUD es una coalición de partidos, pero no es un
partido. Es el punto de encuentro de los demócratas que creemos en la necesidad
de atacar la crisis, reinstitucionalizar el país y crear el clima de confianza
que permita reflotar la economía y así crear las condiciones para generar
progreso, paz y tranquilidad.
Desde la MUD debemos dar señales de
fortaleza y Unidad ante el drama que viven la mayoría de los venezolanos. Esos
venezolanos que creen en un cambio urgente y solo están a la espera de los
mensajes adecuados que les permitan conectarse y crear las condiciones
necesarias para la masiva participación del pueblo.
Las marchas realizadas el pasado sábado
en todo el país son una clara demostración de la voluntad de cambio presente en
la mayoría de los venezolanos. La convocatoria realizada recibió una respuesta
contundente que hay que saber leer y entender, pero sobre todo comprender que
hay una mayoría sólida, pero dispersa a la vez, que exige una genuina Unidad.
Una Unidad que esté por encima de las naturales diferencias, porque no es
momento para dirimir lo que nos separa, sino de defender lo que nos une y que
se resume en la reconstrucción y pacificación del país.
Cuando hablo de mayoría sólida pero
dispersa, me refiero a que es apreciable y significativa la voluntad de cambio,
incluso en aquellos sectores que acompañaron al proceso, pero que ahora
consideran que el modelo no es viable y que se necesita un viraje radical.
¿Por qué dispersa esa mayoría? Porque
aún no hay un mensaje unificador y en eso estamos trabajando las fuerzas
democráticas. Vamos a presentar ese mensaje que
aglutine las diferencias y siente las
bases de la transformación como se vivió en España y Chile por sólo tomar dos
ejemplos cercanos.
En ambos casos prevaleció la Unidad ante
la necesidad de guiar una transición de un sistema autoritario a una
democracia. En ambos casos se unieron en el interés nacional y apartaron sus
intereses y diferencias. En ambos casos el esfuerzo valió la pena y hoy España
y Chile tienen una democracia que goza de buena salud.
Una señal clara de Unidad que debe
emerger desde la MUD es la Tarjeta Única en la cual los venezolanos se sientan
identificados. No es momento para cálculos y mediciones particulares. Es el
momento de la Unidad y quien no sepa entender lo que está ocurriendo en
Venezuela, será desplazado por un pueblo que aspira un cambio.
@PabloPerezOf
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