Miguel Méndez Rodulfo 18 de diciembre de 2015
La MUD
empoderada por el voto popular ha tenido un comportamiento ejemplar al
administrar con humildad y prudencia una victoria apabullante, que otro actor
político hubiese manejado con euforia y cambios efectivos en el corto plazo. No
se diga el régimen, que luego de sus reiteradas victorias, procedía a pasar la
aplanadora y humillar al contrario. En este sentido, la oposición venezolana
está estableciendo una nueva manera de hacer política, donde poner atención a
lo que el país quiere, ser inclusivos, apegarse a la ley, fomentar la
participación, formular soluciones a los problemas, estimular el diálogo,
buscar el consenso y respetar al adversario, marcarán la pauta para el futuro
juego político. En esa senda se ha colocado la opción victoriosa del 6D y nada
debe apartarla de ella. El gobierno en tanto, repuesto de la natural depresión
por la descomunal derrota, pasó del reconocimiento a su habitual estratagema de
guerra sucia que va por la vía de habilitar un espurio Parlamento Comunal
Nacional y por la impugnación de algunos diputados. Resulta curioso, en el caso
de las impugnaciones, que la oposición pueda comprar votos o adulterar a su
favor los votos nulos. ¡Casi que se nos acusa de extender una hora más los
comicios para traer gente obligada a votar!
Ahora
bien, como es claro que el Poder Legislativo no tiene competencias de gestión,
pues éstas corresponden al Poder Ejecutivo, el nuevo parlamento debe, mediante
sus funciones de producir leyes y control político, contribuir a solucionar los
problemas del país, que en este momento son sumamente graves. Con la arrogación
de esta agenda legislativa, la asamblea se convierte en la arquitecta de la
reconstrucción del país, aportando un cuerpo de leyes prioritarias que buscan
sacar a la nación del foso en que se encuentra y relanzarla a un futuro de
progreso y desarrollo; sin embargo tal iniciativa necesariamente pasa porque
haya un diálogo y un acuerdo con el actor que tiene la potestad de gobernar y
de hacer que las leyes se cumplan. Si el régimen entendiera que su modelo
fracasó estrepitosamente, tanto por la escasez, la inflación, la inseguridad,
los malos servicios públicos y la corrupción, como por el resultado electoral,
podría esperarse un cambio de rumbo y un acuerdo en la agenda para la reconstrucción;
pero, lo que dicen las acciones que el gobierno está tomando, indican a las
claras que no habrá diálogo.
No
obstante estos indicios, corresponde a la nueva asamblea seguir con su
estrategia y aprobar las leyes. En este sentido los grandes temas que guiarán
la agenda inicial son: el abastecimiento, la protección al consumidor, la
seguridad ciudadana, el salario, las pensiones, los servicios públicos, la
vivienda, la corrupción y lo que tiene que ver con la amnistía de los presos
políticos. Esta será una agenda de arranque por lo crítico de los temas, pero
se extenderá gradualmente a todos los asuntos clave del país que requieran una
nueva legislación. El nuevo parlamento igualmente se plantea un programa
intensivo de interpelaciones a ministros, presidentes de institutos autónomos y
otros responsables de organismos del Estado, para determinar el estado real de
la administración pública nacional, de manera tal que la asamblea se ceñirá al
rol que la Constitución le asigna como Poder Público de la Nación.
Aun
cuando el enfoque, muy correcto por lo demás, se coloca sobre macrotemas, hemos
de llamar la atención sobre lo concerniente a la vivienda, ya que la óptica
debe asumirse más correctamente sobre el Desarrollo Urbano y la Vivienda,
aunque también comprendemos que el término “vivienda” es más potable para que
lo entienda el ciudadano común.
Caracas,
18/12/2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico