Pablo Pérez 09 de junio de 2015
@PabloPerezOf
Así está el Gobierno de Nicolás Maduro
con el tema de los presos políticos y la represión contra la disidencia
democrática. La presión nacional e internacional cada día es mayor y el régimen
se aferra a la terquedad, para no liberar a los detenidos y permitir el regreso
de todos aquellos líderes democráticos que han tenido que exiliarse ante la
persecución oficial.
La suspensión del viaje a Roma es una
señal clara del problema en el cual está metido el Gobierno. Por un lado, está
paralizado producto de los enfrentamientos internos que generan desacuerdos en
las decisiones más importantes que deben tomarse y por eso el deterioro del
país es grave. Esos conflictos internos no les dejan ver la importancia de
tomar una decisión favorable a los presos políticos.
Y por otro lado está cercado por la
opinión pública nacional e internacional. En el país hay una fuerte matriz de
opinión sobre el autoritarismo del gobierno y la utilización del Poder Judicial
para criminalizar la disidencia. Y en el exterior es cada vez más sólida la
apreciación sobre los rasgos poco democráticos del gobierno.
Todos los días son más los países y las
instituciones que se suman al clamor de la necesidad de liberar a los presos
políticos y la construcción de un diálogo sincero, mediante el cual se pueda
cambiar el modelo político y económico, generar confianza y atajar una crisis
que pudiera terminar en escenarios muy adversos para la institucionalidad del
país.
La reunión con el Papa Francisco era
vital en la búsqueda de salidas a la crisis venezolana. Se aseguró que pediría
la liberación de los presos políticos y además solicitaría la reactivación del
diálogo. A eso le huyó el Gobierno. No terminan de entender que una amnistía
general aliviaría la presión contra la imagen gubernamental y crearía una
distensión en la crisis nacional.
Pero la realidad es otra. Ellos juegan
al caos y la tensión. Creen que ganan con el conflicto. Quieren siempre sacar
partido de la polarización. Se aferran al radicalismo que tanto daño le ha
hecho al país. Están seguros que esa es la vía para mantenerse en el poder,
aunque no les importa solucionar la crisis. Sólo les interesa seguir manejando
el país sin importar el rumbo que éste tome.
El Gobierno cree firmemente que liberar
a los presos políticos y permitir el regreso de quienes están en el exilio, es
una muestra de debilidad y están totalmente equivocados. Más bien sería una
señal de reflexión y corrección de los errores, dos acciones que son
absolutamente válidas en democracia.
Los presos políticos son y seguirán
siendo un problema grave para el Gobierno. Por eso están cercados y atrapados.
Por eso cada día su imagen “democrática” se erosiona más y en la medida que eso
ocurre pierden credibilidad y respeto entre los venezolanos y confianza en el
escenario internacional.
Es tan absurda la posición del gobierno
que arma toda una campaña para desprestigiar la mediación del ex jefe del
Gobierno de España, Felipe González, cuando quedarían mejor si facilitaran sus
actividades en Venezuela. Calificando su apoyo a los presos políticos de
intervencionismo e “injerencismo” sólo les dan mayores alegatos a todas las
acusaciones de autoritarismo que contra ellos se lanzan.
¿Qué debe hacer la disidencia
democrática? Mantener la presión. Seguir denunciando las atrocidades del
gobierno. Seguir señalando a los poderes públicos de no cumplir con sus
obligaciones, sino de acatar las órdenes que emanan del partido de gobierno.
Pero sobre todo, la disidencia
democrática debe organizar la participación popular, mediante la cual ganaremos
las elecciones parlamentarias y ahí comenzaremos la reconstrucción
institucional, política, económica y social de la patria ¿Estás conforme con el
presente y el futuro de Venezuela? Si no lo estás, actívate y participa.
@PabloPerezOf
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