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viernes, 4 de septiembre de 2015

Un país garante del conflicto colombiano, también en conflicto, por Luis Ochoa Terán



Luis Ochoa Terán 03 de septiembre de 2015

Venezuela aunque el titulo pareciera de Perogrullo o un juego de palabra, en realidad es el meollo de la política tanto interna como internacional de una supuesta revolución contradictoria e ideologizada que no la entendió ni siquiera su propio creador, Hugo Chávez, que tenía en su cabeza un menjunje que ni el mismo pudo descifrar y ahora, esta revolución está más perdida que el hijo de Limbert, con un Maduro que no sabe a dónde va, prisionero de los intereses de los cubanos y de la cúpula militar que lo gobierna.


Este gobierno bolivariano habla de amor y genera odio entre las clases sociales, habla de diálogo y reprime a sus interlocutores, hablan de elecciones libres y justas y persiguen e inhabilita a los opositores, hablan de una revolución pacífica pero a su vez es armada, sostienen que el Consejo Nacional Electoral es el mejor y más transparente del mundo y niegan a la Observación Internacional, Nicolás habla de defender al pueblo hermano de Colombia y deporta a los colombianos y los acusa de los males que él mismo ha creado en el país y genera conflictos con el gobierno de Santos, busca desesperadamente un acuerdo con los Estados Unidos y los llaman imperialistas e injerencista, en fin, no permiten la visita de ninguna comisión de un organismo internacional pero invitan al UNASUR a mediar en un diálogo con la oposición y ahora, a una Comisión de la Verdad Suramericana.

Como si todas estas contradicciones fueran poco, Nicolás Maduro es nada más ni nada menos junto con Chile el acompañante en las negociaciones de Paz de Colombia con la guerrilla de la FARC, resultando ahora que el flamante Presidente venezolano se le “olvidó” su papel en el conflicto interno colombiano y decidió conflictuarse con una de las partes que precisamente él acompaña para la Paz en Colombia como es el gobierno colombiano, en donde curiosamente la FARC, termina apoyando a Maduro en contra de su contraparte en las negociaciones de Paz. Esta es la mescolanza de las izquierdas bolivarianas del continente.

A fin de cuentas, la UNASUR y la OEA dedicarán sendas reuniones para discutir el tema y se convertirá para ambas partes en una catarsis sicológica post-traumática del conflicto que tendrá como principal beneficio posiblemente de bajar los decibeles, pero no obstante, no se llegará a nada pues definitivamente éste es un conflicto bilateral que solo se resolverá por la vía diplomática, porque ésta es una problemática que no tiene solución si no hay voluntad política de resolverla y la parte venezolana no la tienen, por ahora, por una parte, con ella pretende distraer al pueblo de la crisis económica, el desabastecimiento, la inseguridad y los problemas del día a día de los venezolanos para las venideras elecciones legislativas, por la otra, porque las consecuencias serían peor para el gobierno, pues tocaría intereses que son precisamente la base del sostén del débil gobierno bolivariano.

Luis Ochoa Terán

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