Por Claudio Nazoa
En esa Caracas colonial que
día a día construía su historia, Simón Bolívar, un mantuano millonario y
distinguido, renunció a todo por lograr la independencia de los países que
liberó. Bueno, a todo menos a su exquisito gusto por las cosas buenas de la vida.
Agotado de librar batallas,
dejaba reposar su espada para disfrutar de un buen postre. Si se anima y logra
conseguir los ingredientes, usted podrá saltar la brecha histórica y compartir
la torta Bejarana con este indiscutible héroe.
La torta Bejarana la
inventaron en Caracas las hermanas Bejarano a finales del siglo XVII y
principios del XVIII. Ellas eran unas famosas dulceras de la ciudad. Por no ser
de piel blanca, no podían “codearse” con la crema y nata de la sociedad
caraqueña, pero a punta de dulces y tortas lograron ser aceptadas. Fue así como
conocieron al joven Simón Bolívar, a quien le regalaron una exquisita torta. El
Libertador quedó impresionado con su delicioso sabor y desde entonces, cada vez
que pasaba por Caracas, la reclamaba.
Hoy les obsequio un artículo
diferente. Ustedes son afortunados porque, a lo mejor, ese extraordinario
venezolano, se aparece para pedirles un pedacito de su torta preferida. No lo
deje con las ganas.
Torta
Bejarana'
Ingredientes
3 o 4
plátanos muy maduros
La
mitad de un papelón
Œ kg o
un poco más de queso blanco llanero rallado
200
gramos de mantequilla
œ
cucharadita de canela en polvo
8
roscas de pan de horno
(se
puede comprar a los dulceros criollos o en su defecto, no es lo mismo, pero se
puede utilizar 5 paqueticos de galleta tipo María)
10
cucharadas de ajonjolí tostado
10
bizcochos
Preparación
Con el papelón prepare
alrededor de medio litro de melao y deje enfriar, es mejor si es de un día para
otro. Añada los plátanos molidos sin la vena, luego el queso rallado, los
bizcochos, las roscas de pan de horno molidos y los demás ingredientes,
incluido el ajonjolí. Engrase un molde grande y de gran profundidad para que la
torta no quede gruesa. Vacíe la preparación, espolvoree con el resto del
ajonjolí y colóquela en un horno precalentado a 150º C hasta que este cocida
(esto se sabe si al introducir un cuchillo seco o un palillo, sale
completamente limpio). Debe comerse fría. El sabor es de la gloria eterna.
Qué lástima que el bolívar
esté tan devaluado. Reivindiquemos el nombre y la gloria de Bolívar, preparando
y regalándole esta torta.
¡Ay! Qué pena con ese señor.
11-06-18
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